*Los jóvenes, un factor que determinará el rumbo de México el 2 de junio
Ante la crisis del agua que desde ya se vislumbraba desde al menos una década atrás y tras el desinterés por parte de las autoridades, al paso del tiempo la mala gestión del agua nos fue llevando a lo que hoy es una realidad.
En la década de los noventas e inicios de este siglo, las primeras señales las mandaron el Lago de Chapala y el sistema lagunar michoacano. Los mexicanos observamos cómo se fueron deteriorando hasta extinguirse mantos friáticos y sistemas de agua, sin que autoridades y sociedad tomaran conciencia de la situación.
Hasta hace pocos años (2019), la Huasteca Potosina cobró relevancia por la belleza de sus cascadas y su sistema de aguas, que “en orden” o al menos con mayor conciencia que en otros destinos, se explotaba turísticamente con medidas preventivas como el uso de materiales “ecológicos” o sustentables y exhibiendo a los visitantes orden al asistir a visitas guiadas, evitando el uso de bloqueadores y repelentes químicos para evitar la contaminación. Hoy con tristeza observamos en imágenes y videos que la Huasteca se ha secado.
La mala gestión del vital líquido y el desinterés de autoridades y sociedad nos llevó a perder no solo los atractivos turísticos y hoy nos encontramos ante una crisis que se agrava al presentarse graves olas de calor como resultado de un calentamiento global y el incumplimiento de un sin fin de acuerdos y compromisos internacionales que por más de tres décadas buscaron prevenir y evitar este momento. El problema se soslayó y estalló, como solía expresarlo Federico Reyes Heroles hace más de cuatro décadas.
Tómelo con atención.- Distintos análisis y estudios a lo largo de los años, han determinado que ante la falta de modelos de comunicación, partidos políticos y los personajes que han encabezado las instituciones fueron perdiendo la comunicación y vinculación con los jóvenes en el mundo; situación que se fue acentuando en México.
Los movimientos juveniles de los partidos Revolucionario Institucional y Acción Nacional que en las décadas de los setentas, ochentas y noventas forjaron estructuras participativas fueron perdiendo los espacios con los jóvenes y así el desinterés privó en los últimos años. Hoy, nos enfrentamos a la elección definitoria del futuro de nuestro México, en la que los jóvenes llevan un peso específico; si despiden hacer de lado la apatía y participar, darán certidumbre al futuro a mediano y largo plazo; caso contrario, no habrá espacio para el arrepentimiento el día de mañana.
Nuestro país enfrenta la crisis más severa en materia de seguridad, desigualdad y gestión pública, con instituciones caducas y sistemas de seguridad, salud y educativo colapsados. El futuro estar determinado por la participación o el desdén de la ciudadanía al acudir a las urnas el próximo 2 de Junio; ante este escenario adverso el futuro de esta y las siguientes generaciones está en manos de la ciudadanía y en particular de los jóvenes.
Tómelo con interés.- A lo largo de las últimas décadas, ha sido sorprendente la capacidad camaleónica del grupo de poder al que se catalogó como “la clase política” y que a partir de los años ochenta anteponiendo sus intereses personales fueron adaptándose y cambiando de principios ideológicos sin importar lo que ello implicara. Así viejos priistas y panista tuvieron la capacidad y el cinismo de ir cambiando para pasar hacia el centro e ir mutando hacia la izquierda en busca de conservar sus canónigas y privilegios. Así, los vimos creando el Partido de la Revolución Democrática hace 30 años y posteriormente el Movimiento de Regeneración Nacional hoy en el poder; perdimos la capacidad de asombro y hoy nos aterra pensar en el pasado y nos preocupa un futuro en el que estaremos en las mismas manos purificadas por el interés “político” y personal de los mismos grupos.
Hacia adelante, los personajes del partido y color que sean deberán ocuparse de ir definiendo acciones a mediano y largo plazo que den certidumbre y continuidad a las gestiones y la administración pública, al encontrarnos al borde de un estallido social que saldría muy caro para las futuras generaciones.
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