La elección de Ezequiel Rosales, exdirigente de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), como nuevo coordinador general del Frente Indígena de Organizaciones Binacionales (FIOB), causó un cisma en esta organización, que desde ayer se ha quedado sin representatividad en las ciudades de Los Ángeles y San Diego, California.
Rosales fue expulsado del FIOB en mayo de 2019 luego de ser denunciado por una joven por acosarla sexualmente. Sin embargo, ayer tras una votación en asamblea virtual, fue aceptado nuevamente en la organización, lo que propició la renuncia de una de las líderes fundadoras del frente, Odilia Romero, y de Luis López, excoordinador estatal en California.
“No toleramos que haya regresado alguien acusado de acoso sexual, no va con los principios de la organización. Además se organizó un frente para que regresaran personas que habían renunciado o habían sido expulsadas, ellas apoyaron al nuevo coordinador, nosotros no toleramos eso, la representación de California decidió no participar en la votación”, señala Luis López en entrevista.
El FIOB fue creado en 1994 en la ciudad de Tijuana por migrantes indígenas triquis, zapotecos, mixes y mixtecos principalmente. Su finalidad es generar apoyos para migrantes indígenas en diversos procesos como su defensa legal ante las autoridades de migración estadounidenses. Actualmente es una de las organizaciones de apoyo a migrantes más relevantes en Estados Unidos.
Entre los logros recientes más relevantes del FIOB se encuentra el haber formado una red de 250 intérpretes indígenas que carecen de apoyo legal en juicios de deportación. Asimismo, impulsó la iniciativa para que la policía de Los Ángeles deba preguntar a los migrantes detenidos si hablan una lengua indígena.
Para López, al excluir a la coordinación de California de la dirigencia del FIOB implica que el frente no tomó en cuenta a los migrantes, “que en nuestra propia organización hay un desprecio a los migrantes”.
“Ha sido claro que la pandemia es machismo en los movimientos sociales, son los hombres quienes no permiten a las mujeres indígenas florecer un nuevo caminar. Me rehúso a ser cómplice del silenciamiento a las mujeres indígenas y ser un virus que reprima su voz y participación, es por eso que me voy de la organización”, señaló López.
Junto a Odilia Romero, Janet Martínez y Claudio Hernández, López impulsa una nueva organización, Comunidades Indígenas en Liderazgo (CIELO), que durante el periodo de pandemia ha recaudado recursos para apoyar a migrantes que han perdido su trabajo. Hasta ahora han distribuido un millón 700 mil dólares entre migrantes indígenas.
