Como cada 18 de diciembre, los oaxaqueños celebramos a nuestra Patrona, la Virgen de la Soledad. He ahí el por qué, desde el pasado domingo iniciaron los festejos, en preparación para el Jubileo y celebrar los 400 años de su aparición. La Basílica Menor de la Soledad, ubicada en el Centro Histórico de la capital, está de fiesta. Quienes han recuperado en sus escritos la historia costumbrista y de oídas de Oaxaca, refieren el pasaje de la aparición de La Soledad en estas tierras. Y afirman que, del puerto de Veracruz había salido un grupo de arrieros camino a Guatemala, sin embargo, poco antes de llegar a Antequera, se incorporó sin saber cómo, una mula que traía sobre sí un cajón atravesado. Nadie pudo asegurar de dónde había salido, ni como se había introducido. Tampoco se vio a persona alguna al cuidado del animal.
Cuenta la historia que, al pasar por la capital, la mula ya no quiso caminar, pese a los intentos y esfuerzos de los arrieros para levantarla. Se notificó de ello a las autoridades coloniales, quienes dispusieron bajar la carga. Esto bastó para que la mula se levantara, pero en un rato cayó muerta. El cajón fue abierto y se constató que contenía una escultura de Jesucristo, que representaba la Resurrección y una cabeza y manos con rótulo que decía: “Nuestra Señora de la Soledad al pie de la Cruz…” El obispo ordenó que el rostro y las manos de la Virgen quedasen depositados en la Ermita de San Sebastián, por haber ocurrido frente a ella el incidente de la bestia, y que a la Ermita de la Santa Veracruz (después Templo del Carmen Alto) se enviase la escultura de Cristo.
Por el origen que traía la recua, es de suponer que aquellas imágenes procedían de algún taller español. Iban con destino a Guatemala, según algunos opinan, y no venían de allí como frecuentemente se había creído; sin embargo, sería necesario un estudio más minucioso para determinar su origen. Así se convirtió la Virgen de la Soledad en patrona de Oaxaca. Pronto adquirió cuerpo el proyecto de levantar una Iglesia para culto de la Virgen, precisamente en el mismo lugar donde había tenido lugar aquel suceso. Gracias a la magnificencia del rico don Pedro Otálora y Carvajal, se emprendió la edificación de la iglesia, la cual fue consagrada el 6 de septiembre de 1690 por el obispo Sariñana. Desde esas remotas fechas hasta el día de hoy, seguimos celebrando cada 18 de diciembre a esta imagen venerada por los oaxaqueños.
Los malos hábitos
Uno de los hábitos muy arraigados en la capital oaxaqueña es que cualquier ciudadano, por los motivos que Usted guste y mande, se estaciona en doble fila. Hay ciertas horas del día en que es prácticamente imposible circular de manera normal. La doble fila es inevitable. No obstante, las cuadrillas de agentes de vialidad que suben y bajan a todas horas del día, el vicio arraigado de estacionarse en doble fila prevalece. Nadie sanciona; nadie llama la atención. A la salida de las escuelas la cuestión es, en realidad, infame. Son filas de automóviles y camionetas que abusan de la excesiva tolerancia de las autoridades.
Y en el Centro Histórico, al igual que en colonias populosas como la Reforma, el fenómeno se repite. Es más, cada quien hace de la vialidad lo que le place. En la Calzada Porfirio Díaz esquina con Heroica Escuela Naval Militar, a la altura del semáforo que ahí se ubica, para ir a conocida plaza comercial, todo mundo da vuelta en “U”, sin que ello esté permitido. Resulta más fácil generar el caos vial en un solo momento, que transitar dos cuadras abajo para respetar las reglas de tránsito. La vuelta en lugar prohibido se da a todas horas del día sin recato o temor alguno a sanciones económicas o retención del vehículo para mandarlo al corralón. Nadie, absolutamente nadie conoce y respeta el Reglamento de Tránsito. Existe una total anarquía en lo que se refiere a vialidad. Hace unos días en una acción que todos aplaudimos, el ayuntamiento de la capital oaxaqueña mandó cuadrillas para retirar tambos, mecates y otros obstáculos que se utilizan en hoteles, hostales, tiendas de artesanías o restaurantes, para hacer de la calle un lugar exclusivo.
Obviamente las protestas no se han hecho esperar. Hay que recordar que aquí cualquier aparta su lugar, con letreros como “ascenso y descenso” o “carga y descarga”, aunque todo el día nadie ocupe el espacio. Pues bien, ojalá que, con esa misma enjundia, el ayuntamiento de la capital haga algo parecido para poner un escarmiento a quienes de manera reiterada y con el vicio muy arraigado, siguen utilizando la abominable costumbre de la doble fila. De ninguna manera debe permitirse que se siga utilizando haciendo de la vialidad cotidiana un infierno. El ayuntamiento que preside Oswaldo García Jarquín, debe proceder de inmediato a imponer sanciones. Pero que dicha práctica quede prohibida para siempre.
