Los cambios en forma y tiempo
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Debates y Deslindes

Los cambios en forma y tiempo

 


Los cambios que estamos viendo en el traslado de poderes al partido triunfante en las elecciones del primero de julio y que ha tomado como bandera el presidente electo Andrés Manuel López Obrador son modalidades que constituyen hechos inéditos en la vida política de México. El anuncio que hace el presidente electo de cada nuevo nombramiento y los protocolos que se han inaugurado permite a los diversos sectores de la población opinar, analizar, y aprobar o condicionar las decisiones del ejecutivo, sirve también para vetar personas.
En esta forma estamos entrando a un modelo democrático participativo el cual se ha instaurado en toda Europa y en parte de América Latina, ante el fracaso de la democracia representativa. Los diputados y senadores que tenían que representar los intereses del pueblo y las regiones por donde fueron electos, y establecer un equilibrio de poderes, fueron cooptados y corrompidos por las burguesías locales y en lugar de legislar a favor de las mayorías, empezaron a legislar para las élites, volviéndose parte de ellas.

Desde los años veinte del 1800, los presidentes y los gobernadores ubicaron los salones de sesiones y las oficinas de los diputados dentro de los palacios de gobierno del ejecutivo, de tal manera que los parlamentos congresos o cámaras de diputados estaban ubicadas física y políticamente cerca del presidente y bajo su control. La simbiosis que se dio en el Estado mexicano durante todo el siglo XX entre los poderes legislativo y judicial que obedecían las instrucciones de los ejecutivos, corrompió todo el sistema de la representación y el modelo de la división de poderes de la Constitución y todos los ordenamientos jurídicos que sostienen el modelo democrático de la representación están vigentes, por ello las decisiones que está tomando Andrés Manuel López Obrador, para que participen los sectores interesados y el pueblo en las decisiones de gobierno y en la conformación de las política públicas, no tienen aún sustento jurídico, sin embargo la costumbre y las propuestas de los partidos y agrupaciones políticas son el origen de nuevas leyes y reformas.
Finalmente la modificación de nuestra Constitución para ser una democracia participativa se irá consolidando a medida que se instrumenten estas decisiones en la nueva legislatura. Hay tantos modelos de democracia como países y cada uno va modificando su estructura jurídica para garantizar el pleno ejercicio democrático.
El tiempo para los ciudadanos y para los políticos es distinto. Al día siguiente del triunfo de Andrés Manuel López Obrador hubiéramos querido que se iniciaran los cambios que anunció durante su campaña, principalmente el combate contra la corrupción, la lucha contra el crimen organizado y la violencia que impera en el país. La victoria la vivimos todos los que participamos en este proceso democrático, 35 millones de electores salieron a la calle o manifestaron en diversas formas su alegría por la llegada de un nuevo equipo de gobierno que había luchado 18 años por ganar una elección. Sin embargo, los cambios estructurales tendrán que hacerse a partir del primero de diciembre de este año.
Es necesario reconocer la perseverancia, el valor, la inteligencia de ir aceptando las derrotas y aprendiendo de ellas y la estrategia final de AMLO para lograr esta victoria. El caso más reciente de un político de este nivel y tesitura es el de Lula Da Silva, de Brasil, que también participó en tres procesos electorales antes de llegar a la presidencia donde fue reelecto por dos periodos consecutivos: En la última campaña electoral firmó una alianza con los sindicatos más fuertes del interior de Brasil que fueron finalmente los que lo llevaron al triunfo. Aquí en México, Andrés Manuel pudo superar las alianzas entre el PRI y el PAN y pequeños negocios familiares que utilizaban la razón social de un partido para arrebatarle el triunfo en las dos elecciones anteriores.
Muchos de sus críticos opinan que el modelo económico y político de Andrés Manuel López, entre ellos José Antonio Meade, afirman que es un modelo antiguo que había fracasado, se olvidan que gracias al nacionalismo revolucionario y al Estado benefactor se obtuvo un crecimiento sostenido en el siglo XX; se amplió la estructura ferroviaria y carretera; se crearon los distritos de riego; se distribuyeron las parcelas; se electrificó el país; se rescató el petróleo y se utilizaron los recursos para crecer y desarrollar la industria nacional. México pasó a ser de un país rural a una sociedad industrializada donde varios millones de mexicanos se trasladaron del campo a las ciudades. El modelo económico sirvió para construir la nación del siglo XXI de manera que quienes llaman antiguo y fracasado al sistema o hablan de mala fe o mienten con mala intención.
Los modelos y la vida no pueden repetirse, estamos en otra dinámica en donde los espacios que ha abierto el neoliberalismo económico van a ser defendidos a capa y espada y la instauración de medidas que favorezcan al pueblo tendrán que seguir un proceso. Habrá que crear una actual legislación, revisar los contratos y convenios que firmaron los neoliberales a favor de las oligarquías mundiales y nacionales, hacer efectivo el combate a la corrupción en la que estamos inmersos. Los pasos iniciales de la transición se está dando dentro de un ambiente frío, con civilidad y manteniendo cada quien sus diferencias. Pero es evidente que la sociedad mexicana y los dos equipos de gobierno están dando muestra de que México es una sociedad democrática y madura. Exceptuando la actitud de Otto Granados, actual Secretario de Educación, que cuando escuchó que Andrés Manuel López Obrador echaría abajo la reforma educativa de Enrique Peña Nieto, se bajó del templete y se fue corriendo a su oficina a firmar los últimos contratos y compromisos que tenía.
Los sindicatos
Fidel Velásquez, Carlos Romero Deschamps, Elba Esther Gordillo y todos los líderes obreros de nuestro país han formado una fauna con características folklóricas y populares. Una colección de caricaturas de Fidel Velásquez llenó un libro de más de 5,000 páginas que escribió un politólogo que dedicó parte de su existencia a estudiar sociológica y políticamente a este líder, quien lleno la vida sindical de México durante el siglo XX. Junto con la emergencia del modelo económico neoliberal la corrupción de los líderes sindicales se empezó a comentar en los medios de comunicación, sus historias y aventuras llenaron páginas y páginas de los periódicos. Los líderes fueron y son factores de poder en las negociaciones políticas y económicas de la nación. Los líderes encabezados por la CTM contuvieron las demandas obreras, maniataron a los trabajadores y los obligaron a recibir salarios muy por debajo de las necesidades existentes durante todo el siglo XX y lo que llevamos del XXI. La conciencia de clase y la lucha proletaria fueron sofocadas y mediatizadas por los líderes obreros que obedecían las órdenes de los presidentes de la república en turno.
Dentro de las organizaciones de trabajadores destacó como uno de los sindicatos más grandes e importantes de la América Latina el Sindicato de Trabajadores al Servicio de la Educación. Es un organismo de una fuerza descomunal que puede hacer avanzar al país o detenerlo. Poco es lo que puede hacer el Estado Mexicano sin su participación. En ocasiones se ha tenido que enfrentar la fuerza del estado contra ellos, como ocurrió en el siglo pasado contra el líder magisterial Othón Salazar o en Oaxaca recientemente donde la sección 22 de la Coordinadora de Educación ha llegado a desmanes y actos de violencia insospechados que han devaluado la preparación de los alumnos de primaria en esa entidad.
En los últimos años, de Carlos Salinas de Gortari para acá, hemos tenido como primera actriz de la representación sindical del magisterio a la profesora Elba Esther Gordillo, quien en su desmedida ambición llegó a retar al actual Presidente de la Republica EPN, un hombre que tuvo como uno de los pocos actos de valor, inventarle un expediente judicial para encerrarla en prisión durante 5 años. Los malosos de este sexenio que son múltiples y se reproducen como hidras, han buscado ligar a la autonombrada “guerrera” Elba Esther con el nuevo presidente electo AMLO, haciendo coincidir su libertad por falta de pruebas y su primera declaración pública con actos políticos de gran trascendencia del nuevo ejecutivo. La presión ha sido tan severa, que en uno de los actos más importantes de la transición del poder el futuro presidente declaró que Elba Esther no ocupara ningún cargo en el nuevo gobierno, también añadió que la maestra está en pleno uso de sus derechos cívicos y políticos, de manera que puede haber Elba Esther para rato en lo que se llevan al cabo, en el más puro estilo siciliano, las “vendettas” en el sindicato de maestros. [email protected]