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Soy demasiado escéptico ante un discurso tan machacón: “No les voy a fallar” gritó Gabino Cué al tomar posesión como gobernador. Resultó ser el gran farsante, ladrón de la política chapulinera y falsificador de la esperanza.
Hoy escucho lo mismo, de manera repetitiva, del Presidente electo Andrés Manuel López Obrador. No es el único enunciado que suena con tanta impostura en el discurso del próximo mandatario mexicano. También insiste en el ofrecimiento de plebiscito y revocación de mandato. “Si en dos años, el pueblo no está satisfecho con mi administración, me voy”. Lo mismo decía -hasta con las mismas palabras- su protegido Gabino. Estas circunstancias provocan sospechas.
Pero no es eso solamente. Genera también gran incertidumbre la sola mención del nombre de impresentables gabinistas. Lejos de ser llamados a cuentas por sus fechorías durante el gobierno “del cambio”, son reinstalados en el poder con el triunfo del Peje.
No hay que olvidar que el asomo del absolutismo o poder hegemónico mueve a cualquier político ramplón al totalitarismo. No es únicamente el caso del Presidente electo quien, por cierto, hasta ayer tenía mayoría en 19 congresos locales. Le faltaban solo 15 senadores y 25 diputados para reformar lo que quiera de la Constitución en sus manos.
En Oaxaca tenemos, por ejemplo, a esa familia de aventureros cuyo patriarca, Benjamín Robles Montoya, alias “cara sucia”, ha de estar arrobado por esa seducción de autocracia que le da el hecho de tener tanto poder. Veamos:
Después de actuar como vicegobernador de facto con Gabino Cué, apegado a su naturaleza de felón, saltó al PT y se unió a la alianza “juntos haremos historia”. La soflama de “honestidad valiente” le lavó la cara y vean el tamaño del premio a su traición. Hoy, siendo Senador con licencia es diputado federal electo. Su hijo Luis Alfonso Robles es también legislador virtual igual que su esposa Maribel, lo mismo que su jefe de Prensa, Cesar Niño y unos cuatro incondicionales más alcanzan posiciones de elección popular. También será diputada federal Margarita Ortiz otra persona no grata que promueve el mismo “cara sucia”.
Tanto poder concentrado en un solo individuo se entiende solo en la democracia que pregona el partido Morena. Con un poquito de ética en esta familia, lo menos que podría hacer la esposa es dejar la curul a su suplente, cuando menos.
Del mismo cuño son otros políticos chapulineros que aun marcados por el gran saqueo del “Gabinato”, hoy son legisladores y están purificados bajo el manto del Peje, Hita Ortiz, Luis Alfonso Silva Romo, Salomón Jara, el ex dirigente del cártel 22, Santiago Chepi, entre otros.
De doña Hita hay antecedentes nada gratos. En septiembre del 2011, siendo diputada del PT es considerada una de las más “combativas” del cartel 22. Además de su dieta de casi 120 mil pesos que cobraba en la Cámara, recibe su beca de Oportunidades, su sueldo como “educadora” pero se dice “revolucionaria” y “luchadora social” que utilizaba a su yerno como “guarura” con salario del gobierno. En ese mismo año, en una revisión de rutina en un retén militar, insultó a los soldados. En la grabación se observa que, una y otra vez, se acercaba a los soldados. Le mostraba las bubis y le decía: “mira aquí traigo mariguana y qué…”. Hoy va a ser nuevamente diputada, gracias al efecto Peje.
Otro distinguido personaje ligado a la cleptomanía Gabinista, es Oswaldo García Jarquín, presidente municipal electo de Oaxaca de Juárez, con todo y sus antecedentes de saqueador como director del sistema del Bachillerato por televisión.
En fin. Este es el resultado de votar a troche moche, cruzar el signo de Morena en todas las boletas. Aun no entendemos el alcance del voto “parejo” y menos la trascendencia que traerán dos cosas:
Primero, la concentración del poder en el Presidente electo con el control de los otros dos poderes y hasta la mayoría de los congresos locales.
Segundo, el reciclaje de lo más ruin de la política oaxaqueña y nacional.
En el ánimo de cobrar al PRI un cúmulo de afrentas, el pueblo votó masivamente, con odio hacia los corruptos del PRI en el gobierno. También movidos por las generosas, aunque utópicas promesas del candidato del partido Morena. Como nunca, Oaxaca acudió a las urnas y le dio a López Obrador más de 1.1 millones de sufragios.

Alto riesgo
No son pocas las voces que alertan sobre el alto riesgo que significa el absolutismo en el poder político. Avasallar en las elecciones significa tal fuerza política que el Presidente López, podrá hacer lo que quiera pero también no tendrá pretexto para no cumplir con las expectativas que generó en la campaña.
El “voto parejo” que el dio el pueblo esperanzado, significa que el próximo primer mandatario no podrá invocar ningún pretexto para no cumplir con la transformación que tanto ofrecía.
Tiene casi el control total en el Congreso de la Unión y su partido ganó la mayoría de las diputaciones en los estados. Ninguna evasiva tendrá para decir que padece acotamiento para no cumplir con las grandes expectativas. La pregunta es ¿cumplirá con su ofrecimiento de que no permitirá la corrupción entre tantos corruptos?
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