Dieta sana y equilibrada te ayuda a prolongar tu esperanza de vida
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Dieta sana y equilibrada te ayuda a prolongar tu esperanza de vida

Cada día se comprueba que el estilo de vida desempeña un papel fundamental, sobre todo en lo referido a la alimentación y actividad física


Dieta sana y equilibrada te ayuda a prolongar tu esperanza de vida | El Imparcial de Oaxaca

Desde hace muchos años se viene tratando de descifrar el secreto de la longevidad humana. ¿Cómo se puede ampliar los niveles de esperanza de vida?

Aunque hay factores genéticos que influyen en ella, cada día se comprueba que el estilo de vida desempeña un papel fundamental, sobre todo en lo referido a la alimentación y actividad física.

Combinadas dan una mayor probabilidad de acercarse o superar los cien años de edad con calidad de vida y salud.

España es uno de los países con más personas mayores, solo superada por Japón. En ambas naciones la dieta es abundante en pescado, frutas, vegetales, frutos secos, cereales y legumbres.

En este artículo se describen las razones por las cuales los alimentos de la dieta mediterránea contribuyen a la longevidad.

Los alimentos que prolongan la esperanza de vida, ¿qué contienen?

Pescado

Aumentar el consumo de esta excelente proteína a varios días a la semana contribuye a alcanzar una buena salud cardiovascular. Se ha demostrado su poder antioxidante.

Contiene ácidos grasos omega 3, que al aumentar el tiempo de coagulación sanguínea disminuye las probabilidades de padecer arterioesclerosis.

Entre los pescados azules que más omega 3 nos aportan encontramos:

-Salmón
-Sardina
-Atún
-Anchoa
-Caballa

Aceite de oliva

El aceite que se extrae de las aceitunas, sobre todo de la primera prensada, tiene gran poder antioxidante. Está asociado a un aumento de la esperanza de vida en los países donde se consume.

La razón es que contiene ácidos grasos monoinsaturados, que se relacionan con una mejora en los procesos de coagulación. Por ello su ingesta disminuye la ocurrencia de infartos al miocardio.

También previene el deterioro cognitivo en la vejez, entre otras incidencias positivas sobre la salud.

Cereales integrales

Comer cereales integrales también se asocia a la longevidad debido a su carácter antioxidante, por lo que es conveniente incorporarlos a la dieta diaria.

Se caracterizan por su alto contenido de fibra y carbohidratos de buena calidad, en contraposición a los procesados.

Su consumo se ha relacionado con menor obesidad, menor incidencia de diabetes tipo 2, prevención del cáncer de colon y reducción del colesterol “malo” (LDL) y de las enfermedades cardiovasculares.

Legumbres

Este es otro de los alimentos muy presentes en la dieta mediterránea. Las legumbres son un carbohidrato complejo de lenta absorción. Contienen mucha proteína, minerales y fibra.

Las leguminosas bien preparadas producen saciedad y combaten el colesterol malo (LDL), lo que asocia su consumo con poca obesidad, baja incidencia de diabetes y de problemas coronarios.

Frutas y vegetales

Son los reyes antioxidantes por su enorme cantidad de flavonoides. Los países del mundo con habitantes más longevos tienen una ingesta abundante de verduras y frutas. La media necesaria son unas cinco raciones al día.

Fibra, agua, vitaminas, proteínas, minerales, grasas saludables y muchos componentes que forman parte de la dieta provienen del reino vegetal. Lo recomendable es aprovechar los de temporada, ello garantiza que sean puros y frescos.

Tomar estos productos disminuye en gran porcentaje el riesgo de padecer enfermedad cardiaca, accidente cerebrovascular y cáncer; además de tener grandes efectos antiinflamatorios y curativos en muchos casos.

Frutos secos

Este es otro de los alimentos más antioxidantes de la dieta mediterránea que aumentan la esperanza de vida. Muy energéticos por su cantidad de proteínas, así como de vitaminas, minerales y oligoelementos necesarios para la salud.

Son muy conocidos sus efectos positivos sobre el cerebro, y al ser ricos en omega 3, influyen en la disminución del colesterol en la sangre.

No obstante, la ingesta de estos alimentos por sí sola no garantiza la preservación y mejora de la salud.

Debe además reducirse el consumo de grasas saturadas, harinas refinadas, sal y azúcar.
Asimismo, no hay que olvidarse de tener una buena actividad física y evitar el estrés en la vida cotidiana.
Algunos estudios afirman que la longevidad actual europea tiene que ver con la dieta mediterránea que se consumía hace cincuenta años.

En el futuro, y gracias a la incorporación de alimentos refinados o procesados y al aumento en el consumo de carne y grasa animal, se podría ver una reversión de ese índice.

En conclusión, volver a los alimentos de ese entonces, consumir una dieta auténticamente mediterránea, puede ayudarnos a recuperar ese buen indicador que ha sido referencia en el mundo.


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