El poderoso mensaje de Bono contra los nacionalismos que aquejan a Europa

Después de un par de meses de descanso, U2 inició hoy viernes 31 de agosto la nueva etapa de su gira Experience & Innocence en la ciudad de Berlín. En las siguientes semanas, se presentarán en numerosas ciudades europeas.

Con esto en mente, la banda irlandesa anunció en sus redes que cuando salgan al escenario en Berlín, ondearán la bandera de la Unión Europea.

En un extenso mensaje para explicar sus motivos, Bono envió una carta al diario alemán Frankfurter Allgemeine en la que señala:

“Me dicen que una banda de rock está en su mejor momento cuando es un poco transgresora: cuando supera los límites del llamado buen gusto, cuando impacta, cuando sorprende. Bueno, U2 está iniciando su gira en Berlín esta semana, y acabamos de tener una de nuestras ideas más provocadoras: durante el show ondearemos una bandera grande, brillante y azul de la Unión Europea”.

“Supongo que incluso para un público rockero, ondear una bandera de la Unión en estos días es una molestia, un aburrimiento, una referencia kitsch al Festival de Eurovisión, pero para algunos de nosotros se ha convertido en un acto radical”.

“Europa, que durante mucho tiempo desencadenó un bostezo, hoy en día provoca mucho ruido. Europa es el escenario de fuerzas poderosas, emocionales y enfrentadas que moldearán nuestro futuro. Digo nuestro futuro, porque no hay manera de negar que todos estamos en este barco juntos, en mares agitados por el clima extremo y la política extremista”, señaló.

“Europa es difícil de vender en la propia Europa en estos días. Esto es cierto a pesar de que nunca ha habido un lugar mejor para nacer que en Europa durante los últimos cincuenta años. Aunque tenemos que trabajar mucho más para difundir los beneficios de la prosperidad, los europeos están mejor educados, están mejor protegidos de los abusos de las grandes corporaciones y llevan vidas mejores, más largas, más sanas y más felices que las personas de cualquier otra región del mundo. Sí, más feliz. Estas cosas pueden medirse”, subrayó.

“Irlanda es un lugar con una conexión emocional especial con Europa, y la idea de ello. Tal vez sea porque Irlanda es una roca pequeña en un gran mar, ansiosa por ser parte de algo más grande que nosotros (porque la mayoría de las cosas son más grandes que nosotros). Tal vez es porque nos sentimos más cerca de Europa de lo que nos sentimos con respecto de algunas personas en nuestra isla”.

“Pertenecer a Europa nos permitió convertirnos en una versión mejor y más segura de nosotros mismos. Además, cuanto más se acercaba el norte y el sur de Irlanda a Europa, más nos acercábamos. La proximidad cruzó la frontera y derribó las barreras”.

“Por razones históricas dolorosas, no tomamos la soberanía a la ligera. Si la definición de soberanía es el poder de un país para gobernarse a sí mismo, Irlanda vio que trabajar con otras naciones nos confirió un poder mayor que el que tenemos por nuestra cuenta, y una oportunidad más grande sobre nuestro propio destino”.

“Como europeo, me siento orgulloso de recordar cuando los alemanes acogieron a los refugiados sirios (me sentiría más orgulloso de que hubiera más países), orgulloso de la lucha de Europa para acabar con la pobreza extrema y el cambio climático, y, sí, muy orgulloso del Acuerdo de Viernes Santo y de cómo otros países se han unido a Irlanda en el tema fronterizo, revivido por el Brexit. Me siento privilegiado de haber sido testigo de la época más larga de paz y prosperidad que haya existido en el continente europeo”.

“Pero todos estos logros están bajo amenaza, porque el respeto por la diversidad, la premisa de todo el sistema europeo, está siendo cuestionado. Como mi compatriota John Hume ha dicho: ‘Todo conflicto es sobre la diferencia, ya sea la diferencia de raza, religión o nacionalidad’. Los visionarios europeos decidieron que la diferencia no es una amenaza. La diferencia es la esencia de la humanidad, y debe ser respetada, celebrada e incluso cultivada”.

“Estamos viendo una pérdida de fe espectacular en esa idea. Impulsados por la desigualdad de la globalización y la incapacidad de gestionar la crisis migratoria, los nacionalistas dicen que la diversidad es un peligro. Y señalan que hay que expulsar a los diferentes. Su visión del futuro me recuerda mucho al pasado: política de identidad, agravio, violencia. El nacionalismo es un discriminador de igualdad de oportunidades”.

“La generación que enfrentó la guerra mundial fue testigo del costo mortal de esa forma de pensar. Se abrieron paso entre los escombros, sobre muros de concreto y alambre de púas, para retirar la Cortina de Hierro esbozada en el caballete de Stalin, y rechazaron la idea de que nuestras diferencias son las únicas que nos definen. Entendieron que el pensamiento de suma cero era un pacto suicida”.

“Amo nuestras diferencias: nuestros dialectos, nuestras tradiciones, nuestras peculiaridades, ‘la esencia de la humanidad’, como lo expresó Hume. Y creo que todavía hay espacio para lo que Churchill llamó ‘un patriotismo ampliado’, lealtades plurales, identidades superpuestas, ser irlandés y europeo, alemán y europeo. La palabra patriotismo nos ha sido robada por nacionalistas y extremistas que exigen uniformidad. Pero los verdaderos patriotas buscan la unidad por encima de la homogeneidad. Para mí, reafirmar de qué se trata realmente todo esto es el verdadero proyecto europeo”.

“Para prevalecer en estos tiempos difíciles, Europa es un pensamiento que debe convertirse en un sentimiento”, concluyó el músico.