2. POR LA VÍA LABORAL
Si eres parte del 64% de los mexicanos asalariados (dentro de la población ocupada) con derecho a prestaciones de ley, entonces tu empleo se encarga de restarle un predeterminado monto a tu salario bruto para depositarlo en tu fondo personal para el retiro. En teoría es genial. Aunque estás obligado a aportar 6.5% del salario para tu jubilación, al hacerlo automáticamente, tú como trabajador te acostumbras a medir tus ingresos por tu salario neto, por lo que no suele haber una “pérdida” percibida.
Sin embargo, dicho monto que un asalariado aporta a su AFORE es demasiado poco en México, por lo que depender del Seguro Social como única vía de ahorro para el retiro es un riesgo enorme. Según datos de Lockton México, el 75% de los asalariados que actualmente cotizan en el IMSS no gana más de cinco salarios mínimos, lo que equivale a un salario mensual de 12 mil pesos. Con un nivel de aportación de 6.5% hacia el ahorro, estos trabajadores apenas podrán tener derecho a una pensión mínima al momento de jubilarse, o sea, 2,300 pesos mensuales.
3. POR LA VÍA VOLUNTARIA
Aunque uno pensaría que el mexicano carece de una cultura para el ahorro, la realidad nos pinta un escenario distinto. De acuerdo a la Comisión Nacional del Sistema para el Ahorro del Retiro (Consar), el ahorro voluntario acumulado en el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR) alcanzó una cifra récord en septiembre de 53 mil 75 millones de pesos, monto cinco veces superior al de hace cinco años.
Resulta evidente que más y más mexicanos están conscientes de los riesgos que implica jubilarse sin derecho a una pensión digna, ya sea por laborar en el sector informal o depender exclusivamente del mínimo reglamentario que aportamos a las AFORES. El ahorro voluntario es una vía que debemos tomar en cuenta desde el inicio de la trayectoria laboral de cada persona, y para este fin, el mercado consiste de varios instrumentos de ahorro formal que son muy seguros y que ofrecen decentes rendimientos: cuentas de ahorro, pagarés bancarios y fondos de inversión.
4. POR LA VÍA DE LOS MERCADOS
Si crees que las tasas de interés de una cuenta de ahorro o un esquema similar son muy bajos, entonces es recomendable que explores y estudies los riesgos de invertir en acciones, en bienes raíces, en el mercado de divisas, o en oro, plata y diversas materias primas. Cierto, los rendimientos en la bolsa de valores suelen ser más atractivos en el largo plazo, pero va de nuevo, los riesgos son mayores y vale la pena que investigues bien en qué vas a invertir tus ahorros antes de llamar a un corredor de bolsa.
Para los que se sientan intimidados por los ires y venires del mercado financiero, la industria ofrece distintos productos y servicios para los que no quieran arrojarse por su cuenta a los números. Por ejemplo, existen empresas de inversión colectiva conocidas como fondos mutualistas (mutual funds, en inglés). Básicamente, permites que un gestor experto se encargue de armarte un portfolio para invertir tus ahorros en los productos que el gestor juzgue más provechosos (a cambio de una comisión generosa, claro).
4. POR LA VÍA DE LOS MERCADOS
Si crees que las tasas de interés de una cuenta de ahorro o un esquema similar son muy bajos, entonces es recomendable que explores y estudies los riesgos de invertir en acciones, en bienes raíces, en el mercado de divisas, o en oro, plata y diversas materias primas. Cierto, los rendimientos en la bolsa de valores suelen ser más atractivos en el largo plazo, pero va de nuevo, los riesgos son mayores y vale la pena que investigues bien en qué vas a invertir tus ahorros antes de llamar a un corredor de bolsa.
Para los que se sientan intimidados por los ires y venires del mercado financiero, la industria ofrece distintos productos y servicios para los que no quieran arrojarse por su cuenta a los números. Por ejemplo, existen empresas de inversión colectiva conocidas como fondos mutualistas (mutual funds, en inglés). Básicamente, permites que un gestor experto se encargue de armarte un portfolio para invertir tus ahorros en los productos que el gestor juzgue más provechosos (a cambio de una comisión generosa, claro).
5. NUEVAS TECNOLOGÍAS
En la actualidad hay varias aplicaciones que apoyan a los usuarios a desarrollar una disciplina fiscal (ver el punto número 1). O sea, toman nota del dinero que ahorramos de acuerdo a un presupuesto que armamos, y comienzan a apartar lo que sobra en una cuenta alternativa, para que así no se nos vaya todo en “gastos hormiga”. Dichas herramientas sirven de complemento para los que somos muy aferrados a un esquema ordenado y dispuestos a seguir un regimen paso por paso.
Pero también hay aplicaciones para los que no tienen la costumbre de ahorrar. Incluso van más allá y separan lo que no hemos gastado para invertirlo en la bolsa de valores (ver el punto 4). Por supuesto, la idea de vincular una aplicación con tu cuenta bancaria requiere cierto nivel de confianza que no todos estamos dispuestos a tener. Pero aplican las mismas que reglas a las que nos sujetamos cuando consultamos nuestra banca en línea: o sea, nunca ingreses a tu cuenta bancaria en una red pública, nunca compartas tus datos con un tercero y siempre usa una contraseña para ver tu celular.