Andreia Moroni: "Las lenguas son una forma de mostrar poder"
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Andreia Moroni: “Las lenguas son una forma de mostrar poder”

La lingüista brasileña replantea las implicaciones de un idioma como el suyo que se vuelve minoritario en un contexto como el de Cataluña España


Andreia Moroni: “Las lenguas son una forma de mostrar poder” | El Imparcial de Oaxaca

Nació y vivió rodeada de los sonidos del portugués, de las costumbres y tradiciones de su natal Brasil, pero su traslado a España, como estudiante, cambió el habla y la vida de Andreia Moroni. Ahora, esta migración y convivencia con lenguas como español y el catalán la convertían en una minoría, una que —separada de su país por un océano— propiciaba la pérdida de su lengua en sus hijos, los que años más tarde nacerían en Cataluña.

Embarazada de su primer hijo, Moroni se planteó la interrogante de qué haría como madre de un niño que nacería y crecería en Cataluña (donde se habla un idioma propio, el catalán), pero siendo ella de origen brasileño y el padre mexicano. Además de vivir en una ciudad donde el 90 por ciento de las escuelas públicas y concertadas (una mezcla de privada-pública) maneja el idioma local.

“¿Y dónde queda mi idioma, mi lengua, lo que soy como madre?”, se preguntaba Moroni.

Estos pensamientos permearon y se mantienen en las indagaciones de la doctora en lingüística aplicada y estudios lingüísticos, literarios y culturales. Y han cobrado relevancia en esa parte de España, donde conoció a otras madres y familias con preocupaciones similares, con quienes fundó la Asociación de Padres de Brasileirinhos en Cataluña (APBC).

Pero su caso y los de sus congéneres brasileños pueden representar lo que otras lenguas “minoritarias” y sus hablantes viven en otras latitudes del mundo.

– ¿Una lengua implica una manera de ver y pensar el mundo?

– También, pero no sólo ver y pensar, yo lo veo mucho como una vivencia de emociones, una vivencia muy personal, afectiva, de lo que viviste en ese idioma, de cómo te construyes como personas. Es el tema de la identidad, ¿por qué la lengua es tan importante para quien la habla? Está relacionada con la identidad, cómo uno se ve y siente en el mundo.

Las ideas sobre el portugués fueron madurando con la APBC y con el contacto con los catalanes, de cómo estos mismos viven la presión de estar en un país donde predomina el español, explica Moroni.

– ¿Es Cataluña un ejemplo para la resistencia y permanencia de otras lenguas?

– Quizá no de una manera muy consciente, pero creo que Cataluña es un sitio favorable para las minorías lingüísticas porque como se sienten y son minoría lingüística, ven positivo que la gente pueda mantener vivo su idioma, sea cual sea. Ellos quieren dar el respeto que les gustaría que se le diera a su lengua a otros idiomas. Eso es una actitud de ciudadanía, una posición política, de cierta manera.

Andreia ve esa actitud de promoción de minorías lingüísticas, de defensa o fomento como una posibilidad para que las lenguas minoritarias sigan existiendo. “Si tú no les das ese estatus especial, las difuminas mucho más”. Pero, aclara, es también una manera de restar protagonismo a la lengua nacional de España. “Hay mucha gente con buenas intenciones, pero siempre hay una máquina de poder detrás de lo que se hace con las lenguas”.

– ¿Es necesario ese respeto en un contexto donde la ONU ha proclamado un Año Internacional de las Lenguas Indígenas?

– Más que opción, creo que la propuesta va en el sentido de que en la ONU ven la diversidad lingüística como una manera de promover la paz y la convivencia pacífica entre los pueblos, porque ayudas a la gente a entender que tener muchas lenguas es muy importante, no sólo por una cantidad, sino por las vivencias que tuvo una persona que habla cierta lengua.

Pero esta identidad, subraya, se pierde cuando no hay una transmisión entre generaciones. También, tiene que ver con la valoración de una persona en una comunidad cuando habla o no la lengua del lugar. “También existen prejuicios porque las lenguas no dejan de ser una manera de demostrar poder”.

– ¿En qué sentido va ese poder? 

– Tomando como ejemplo el español, una de las lenguas con más hablantes nativos en el mundo, sin contar a quienes la aprenden como segundo idioma, es una lengua que tiene un prestigio y poder político muy grande. Si tú hablas español, te puedes comunicar con mucha gente en el mundo y eso es un poder de atracción y prestigio que no tiene una lengua minoritaria de la que se pregunta: ¿para qué voy a aprender esta lengua indígena que hablan unos pocos miles? También de los hablantes de español hay una presión en el sentido de que (creen que) su lengua es más importante, más válida o legítima que ciertas lenguas indígenas porque estas son menos o no están normalizadas en la escritura o gramática.

Para Moroni, la validez de una lengua no está determinada por la existencia de una institución rectora como la que atiende al idioma que comparten varios países de Latinoamérica y en los que este se extendió a raíz del contacto con los españoles. Sin embargo, percibe que incluso en las variantes del español hay una lucha por el dominio.

– La ONU ha advertido de la desaparición de varios idiomas minoritarios, en menos de un siglo, ¿qué riesgos percibe con que se mantengan pocas lenguas? 

– Eso ya sucede y seguirá, pero las lenguas son cosas vivas y puede pasar que una lengua siga cambiando porque está en contacto con otras lenguas, cada lugar tiene su historia. Por ejemplo, el portugués brasileño tiene muchas marcas de lenguas indígenas que quizá no hay en Portugal o África, pero estas tienen marcas de sus lenguas regionales.

Las lenguas, apunta Moroni, seguirán su camino y evolución, pues no se trata de elementos estáticos. Sin embargo, reconoce que sí se pierde algo con la muerte de una lengua. “Es verdad que hay lenguas que van a desaparecer o están desapareciendo. Tampoco soy muy purista cuando hablamos de identidad, de decir que si pierdes tu lengua pierdes tu identidad. Hay que tener cuidado con eso. Por ejemplo, en Brasil hay muchos grupos de indígenas que ya no hablan lengua indígena, pero no por eso se sienten menos indígenas, no por eso pierden sus tradiciones”.


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