Autcraft: El espacio para el autismo dentro de Minecraft

Hoy, 2 de abril, se celebra el Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo. Una jornada destinada a dar sonoridad a todos los trastornos de espectro autista, que se figuran, además, como uno de los fenómenos sobre los que arraiga un mayor desconocimiento y también un estigma más feroz. La teatralidad con la que los trastornos de espectro autista se han plasmado en la gran y pequeña pantalla ha generado una impresión distorsionada de la vida de estas personas, que posiblemente sea el mayor indicativo de que jornadas de reflexión como la de hoy sean necesarias. De igual forma, resulta una ocasión muy apropiada para entrelazar videojuegos con autismo, comprendiendo que los videojuegos, además de herramienta lúdica, tienen una capacidad como herramienta interventiva sobre la que queda muchísimo por explorar.

De hecho, la fundación Madison House Autism recoge un pequeño texto en su blog en el que reflexiona sobre el papel que los videojuegos juegan en la vida de las personas -adultas o niños- con autismo. De este modo, señalan que un porcentaje muy alto de jóvenes con autismo dedica buena parte de su tiempo libre a jugar a videojuegos. Un porcentaje mucho mayor al de la población general, según los análisis de investigación de Mazurek, Shattuck, Wagner, y Cooper en 2013. Cabría en este punto hacerse dos preguntas importantes: la primera de ellas es por qué la estadística es superior; y la segunda, analizar si depositar el tiempo prioritariamente en videojuegos resulta beneficioso en este caso particular.

Según la investigación, el motivo por el que las personas de espectro autista encuentran en videojuegos un lugar ideal para depositar su tiempo libre, es porque representa un entorno seguro y de reglas pautadas. Uno de los puntos en común compartidos por las diferentes variantes dentro de los denominados trastornos de espectro autista está en la dificultad para relacionarse con el entorno, sujeto a una variabilidad de circunstancias de difícil predicción. Los videojuegos representan entornos programados bajo unas reglas muy estructuradas, que permiten generar espacios de mayor predictibilidad y control, donde es fácil sentirse cómodo para cualquier usuario, en particular para aquellas personas de espectro autista.

La máxima expresión de espacio seguro en videojuegos en la actualidad se desarrolla en Minecraft. Desde hace algún tiempo en Minecraft existe un servidor llamado Autcraft, que está destinado de manera exclusiva a personas de espectro autista y sus familiares. El objetivo de este servidor es crear un espacio seguro donde estos usuarios y sus círculos cercanos puedan jugar, divertirse y compartir experiencias, sin exponerse, por ejemplo, al comentario de odio tristemente habitual en internet.

El servidor está creado por voluntarios, y adaptado completamente a la comunidad de usuarios con autismo. Una investigación desarrollada en la Universidad de California ha mostrado que este servidor cumple dos funciones clave para los usuarios: en primer lugar, crea un espacio propicio a mejorar la autorregulación en los usuarios, ofreciendo situaciones que fomentan la creatividad sin llegar a generar un entorno frustrante. En segundo término, se ha dado lugar a todo un corpus de vías de socialización, que introduce a los usuarios en redes de contacto interpersonal que abarcan el juego, pero que van más allá de él, habiendo creado grupos Autcraft en redes sociales y foros.

Minecraft es una herramienta muy interesante para todo tipo de intervención, primero por lo moldeable que resulta, y en segundo término porque suele ser atractiva para los jóvenes, que posiblemente ya jueguen a Minecraft en sus ratos libres por mera diversión.

Respecto a la idoneidad o no de depositar mucho tiempo en videojuegos, la respuesta necesita estar relativizada. La relación de las personas con autismo y los videojuegos debería analizarse, según los expertos, en torno al grado: si jugar a videojuegos se convierte en núcleo de su vida posiblemente se genere una relación problemática, ya que esa persona dejará de atender otros ámbitos relacionales. Si la relación con los videojuegos se define en términos moderados, se convierte en un escenario seguro donde fomentar las relaciones sociales: virtuales o presenciales. Lo interesante es que compartir una afición con otras personas, como los videojuegos, no sólo crea un escenario de interacción dentro de la propia partida, sino que se puede convertir en un tema de conversación perfecto entre amigos.

Ejemplos como Autcraft muestran la versatilidad de los videojuegos como herramienta de socialización, y permiten intuir la cantidad de aplicaciones diferentes posibles que todavía no han sido estudiadas.