Mario Pérez, talento excepcional
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Especiales

Mario Pérez, talento excepcional

El Payo fue parte de las fuerzas básicas de Chivas Rayadas de Guadalajara; hoy es uno de los mejores orfebres de Oaxaca, y busca la reivindicar esta profesión


Mario Pérez, talento excepcional | El Imparcial de Oaxaca

Oaxaca es una de las capitales más importante en cuanto a cultura y arte se refiere, sus artistas y artesanos ofrecen sus obras al mundo destacándose en ello.

Por esta razón, Mario Pérez Cortés “El Payo” quien es orfebre de oficio, busca reivindicar esta profesión que durante años fue tan importante en la entidad.

Aficionado al futbol, estuvo muy cerca de ser fichado por las Chivas rayadas del Guadalajara a inicios de los años 90, pero reconoce que la falta de un guía y apoyo desviaron su camino.

Todos los días ocupa varias horas para realizar obras únicas que incluso han portado artistas como Lucero, Ana Bárbara, Edith Márquez, Eugenia León, entre otras personalidades.

Oriundo de la agencia municipal de San Martín Mexicápam, es el tercero de seis hermanos, 4 varones y 2 mujeres; sus padres son Martín Pérez Ortega y Rosalba Cortés Baltasar y sus abuelos son oriundos de ese mismo lugar.

Desde una terraza en su hogar y teniendo todos los días una bella postal de la ciudad de Oaxaca, se inspira para realizar sus obras que ya se pueden conseguir en la Ciudad de México y también en su tierra natal.

Recuerda que su afición al futbol nació gracias a su padre, quien a los 20 años comenzó a practicar esta disciplina y quien tiempo atrás había jugado béisbol, sin embargo dijo que las patadas ganaron a los batazos.

“Mi padre en busca de oportunidades, nos llevó a la Ciudad de México, llegamos a la casa de la familia, y comenzó a trabajar en una fábrica de lámparas y candiles propiedad del señor Antonio Quintanar y gracias a la calidad del trabajo de mi papá, comenzaron a laborar mi mamá y una de mis hermanas”.

Quintanar era muy aficionado al futbol y tenía un equipo que se llamaba “Amistad”, además de una filial de Chivas, “recuerdo que era muy pequeño y mi primer partido fue un preliminar en la Magdalena Mixhuca, fui con mi hermano Agustín, esta fue la primera vez que viaje en metro; jugó una selección olímpica que se preparaba pero para mí lo más importante en ese momento era jugar y lo hice chocando con algunos jugadores más grandes y dando mi mejor esfuerzo, al terminar subimos al estrado donde salude a algunas personalidades, ahí un amigo del señor Quintanar dijo que yo tenía talento para ser profesional”.

Pérez Cortés dijo que fue así como ingresó al equipo infantil de Amistad y luego a un selectivo de la Delegación Gustavo a Madero donde antes vivía. Sin embargo luego de algún tiempo regresó a Oaxaca para estudiar la secundaria dándose cuenta de que en este lugar no existe el futbol infantil y tampoco el juvenil, por lo que terminó dejando a un lado la práctica.

En ese momento se enroló en el equipo de la Paz que dirigía Kike Cervantes, equipo que tenía jugadores más grandes que él.

“Con el tiempo conocí a Ignacio Velázquez, mejor conocido como Nacho Tamales, con quien entrené y conocí la liga del Carlos Gracida; fue gracias a él que me invitan a una gira por Brasil, a la que iría un equipo de Césareo Victorino. Recuerdo que el viaje costaba mil 200 dólares por más de 20 días”.

También fue parte de las fuerzas básicas de Chapulineros, donde conoció a jugadores como Diego Juárez y Abraham Ortiz que ya eran unos “jugadorazos”. Dijo que hubo cambios en el equipo y la llegada de nuevo entrenador le cerró las puertas.

Fue entonces que regresó a la Ciudad de México con el señor Quintanar quien lo impulsó para seguir, logrando que fuera visto al participar en la Copa Chivas que se realizó en Guadalajara donde dejó una grata imagen por al volver a la Ciudad de México. Asimismo, le informaron que debía volver a la Perla Tapatía, donde se integraría a la Tercera División.

Ahí tuvo contacto con jugadores como Claudio Suárez, Ramón Ramírez, Alberto Coyote, “pero el único que nos saludaba a todos era Joel Sánchez, recuerdo”.

“Lamentablemente la falta de un guía terminó por afectarme, el exceso de alcohol y la mala conducta hizo que José Luis “El Güero” Real me mandara a decir, junto a otro compañero de apellido Menford que desocupáramos la casa club. Recuerdo que todavía Gabriel Márquez acudió a la terminal de autobuses donde estaba esperando mi salida para comenzar el regreso a Oaxaca, pero me escondí, me dio pena y no quise verlo, él me había dicho que otros equipos como Tecos me querían, pero la prioridad siempre eran las Chivas, ese fue mi paso por el futbol profesional”, aseguró.

Recuerda que al volver David Ramírez Contreras “El Quera”, que entrenaba al equipo de Segunda División de la URSE, lo invitó, pero el alcohol volvió a meterse en sus planes dejándolo sin oportunidad.

“Mi papá fue quien me habló y sugirió que fuera a un grupo de Alcohólicos Anónimos en la colonia Casa Blanca, de esto hace unos 25 años. Fue ahí donde entendí que como persona adulta debería de dejar una carga para mis padres y generar mis propios recursos”, dijo.

Es así como con el tiempo se presenta el programa Mexicápam Soccer, donde trata de compartir sus conocimientos con niños y jóvenes de esta agencia municipal golpeada por la delincuencia y en ocasiones, desintegración familiar.

“Por ello trato de cuidarme, no tomó… no fumó… trato de llevar una vida recta para ser ejemplo de estos niños y jóvenes que confían en mí”.

Actualmente toda la actividad deportiva se encuentra detenida por la pandemia del Covid-19, sin embargo espera que pronto pueda volver a practicar este deporte.

Tras su ingreso a AA decidió retomar el oficio de orfebre y jugar por dinero, algo que se conoce como “talacha”. Es así como empiezó a comprar oro para comenzar con ayuda de su padre, a realizar sus primeros trabajos.

“Lamentablemente el oficio era mal pagado, obligando a mi padre a dejarlo y buscar otras formas de trabajo, llegando a laborar limpiando una alberca. Me doy cuenta que el sol y el cloro le comienzan a sacar manchas en la piel, por ello lo invité a regresar a la orfebrería donde está nuevamente”, dijo.

“Dejé el oro y comencé a trabajar la plata. Mi propuesta es crear algo nuevo, contemporáneo… claro, me apoyo en las memorias y experiencias de mi padre, es por ello que elaboro piezas de calidad únicas y genuinas, que salten la barrera de que son únicamente para señoras o bien para usarse con un huipil. Que sea para todo el mundo, que se convierta en una pieza de la familia que se use en eventos importantes, me inspiro en la cultura Mixteca, todo tiene un porqué y un para qué”.

Agregó que poco a poco las joyerías en Oaxaca vuelven a tener en sus aparadores piezas de filigrana que ya había desaparecido, por lo que se mantiene con la esperanza de que este oficio se mantenga por mucho más tiempo y pueda ser transmitido a otras generaciones.

El Payo ha decidido aprovechar estos momentos de resguardo para crear múltiples piezas, que espera con ansias mostrarle al mundo una vez que pase la pandemia.