En estas fechas de Cuaresma y Semana Santa, en que parte de la tradición dicta no comer carne, muchos optan por adquirir y consumir pescados y mariscos, como una opción para deleitar el paladar.
Esta opción no sólo es adoptada para quienes se quedan en casa a “guardar” las fiestas, sino que son muy consumidos por quienes salen a vacacionar a los diferentes destinos turísticos de playa, pues es una opción común en esos sitios.
Sin embargo, lo que pocos saben es que algunas especies marinas que comúnmente se degustan en los restaurantes y hasta en la mesa de cualquier hogar, como los langostinos, los camarones y cangrejos son criaturas carroñeras, que se alimentan de la basura que hay en el mar, como desperdicios, residuos, excremento y hasta fluidos con sustancias químicas tóxicas.
Incluso estos deliciosos manjares son comparados con las cucarachas terrestres, pues está comprobado que poseen una gran cantidad de gérmenes que pueden provocar infecciones y diversas enfermedades en seres humanos tras su ingesta, incluso llegar a comprometer la salud.
El riesgo más grande lo representa el consumo de mariscos crudos, pues en cierta medida, los que son cocinados reducen los microbios que pueden morir con el calor y las altas temperaturas.
La información al respecto de estas especies se ha dado a conocer con la intensión de que si las personas deciden seguir ingiriendo los mariscos, tengan la conciencia de saber que se están exponiendo al peligro de contraer distintos tipos de infecciones o enfermedades, algunas diagnosticadas y otras incluso sin diagnosticar.
