Aunque se consideraba prácticamente erradicada en el país gracias a las campañas de vacunación, el sarampión sigue siendo una amenaza seria para la salud pública.
El sarampión es una infección viral que afecta las vías respiratorias y se propaga fácilmente a través del aire cuando una persona infectada tose, estornuda o simplemente respira cerca de alguien no inmunizado. La Organización Mundial de la Salud advierte que esta enfermedad puede causar complicaciones graves e incluso la muerte.
Los síntomas del sarampión suelen aparecer entre 10 y 14 días después de la infección, y la persona infectada es altamente contagiosa durante este período. Además de la característica erupción cutánea, los síntomas pueden incluir tos, ojos llorosos, secreción nasal y la aparición de pequeñas manchas blancas en la boca.
Aunque la mayoría de las personas se recuperan completamente del sarampión, algunas pueden experimentar complicaciones graves, como inflamación cerebral, neumonía e incluso la muerte. Los grupos de mayor riesgo incluyen a los menores de cinco años y a los mayores de 30 que no han sido vacunados contra esta enfermedad.
En México, la vacuna contra el sarampión está disponible de forma gratuita en todas las clínicas del Instituto Mexicano del Seguro Social y en los centros de salud. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no se debe administrar la vacuna a mujeres embarazadas durante el primer trimestre, por lo que se recomienda consultar a un médico antes de recibirla.
En resumen, el sarampión sigue siendo una amenaza para la salud pública, pero la vacunación es una herramienta efectiva para prevenir su propagación. Es crucial que la población esté informada sobre esta enfermedad y busque la inmunización adecuada para protegerse a sí misma y a los demás.
