Un hecho que refleja la vulnerabilidad de los usuarios del transporte público en Oaxaca ha generado indignación y preocupación entre la comunidad estudiantil. Un joven fue agredido brutalmente por un presunto delincuente. Justo, cuando se trasladaba junto con un compañero en un camión urbano con rumbo al centro de la ciudad. A pesar de las múltiples agresiones, las autoridades no detuvieron formalmente al agresor, catalogando el caso como una simple riña y dejando impune al presunto asaltante.
TODO COMENZÓ COMO UNA “ACTUACIÓN CALLEJERA”
El hecho inició sobre la calzada Francisco I. Madero, a la altura del Instituto Tecnológico de Oaxaca (ITO). De acuerdo con el testimonio de la víctima, un sujeto subió al camión solicitando permiso para rapear, una escena que parecía común entre quienes buscan una moneda con actividades artísticas. Sin embargo, rápidamente comenzó a decir incoherencias, lanzar insultos y burlarse de los pasajeros. En especial de un hombre mayor y luego de los dos jóvenes estudiantes.
Al notar la actitud agresiva del individuo —visiblemente alterado y posiblemente bajo efectos de sustancias—, los estudiantes decidieron descender en la calle Juan Escutia para abordar otro camión, intentando evitar cualquier confrontación.
EL AGRESOR VOLVIÓ Y ATACÓ
Para su sorpresa, el mismo sujeto subió al segundo camión que los jóvenes abordaron y volvió a intimidar a los pasajeros. Al identificar a los estudiantes, se dirigió a ellos con amenazas: “los voy a asaltar y golpear”. Aunque intentaron ignorarlo, el individuo se abalanzó sobre uno de los jóvenes y le propinó un puñetazo en el rostro, provocando una hemorragia severa y despostillándole varios dientes.
En defensa propia, la víctima se enfrentó al atacante con apoyo de su compañero. Lograron expulsar al presunto delincuente del camión, quien huyó malherido. El joven herido acudió a un consultorio médico cercano para atenderse, y en ese momento solicitó apoyo a una patrulla que pasaba por la zona.
LA RESPUESTA POLICIAL: INSENSIBILIDAD Y BUROCRACIA
Los policías realizaron un supuesto “rondín” sin resultados. No obstante, más adelante, los jóvenes identificaron nuevamente al agresor en el parque Morelos y alertaron a los oficiales. Quienes interceptaron al sujeto, el fue señalado directamente por la víctima.
Pero en lugar de detenerlo de inmediato, la Policía indicó que debía presentarse una denuncia formal y trasladar a ambas partes —víctimas y agresor— al cuartel. En el cuartel, se les realizó una revisión médica sin encontrar armas ni sustancias al agresor. Lo que fue suficiente para que las autoridades desacreditaran el intento de asalto y lo trataran como un altercado común, bajo la figura de “riña”.
El atacante, identificado como Juan Pablo J.V., negó todo, dijo no haber intentado robar y acusó a los jóvenes de atacarlo a él. Finalmente, el joven estudiante optó por no proceder legalmente al saber que podría ser detenido junto con su agresor, ante la falta de pruebas contundentes.
UN CASO QUE DENUNCIA UNA FALLA SISTÉMICA
Más allá del episodio individual, este caso pone en evidencia la negligencia institucional y la falta de protección a las víctimas de violencia en espacios públicos. El joven agredido señaló que, al preguntar entre vecinos y conocidos, descubrió que el agresor es un delincuente reincidente, conocido por tener vínculos con operadores del transporte público y antecedentes por conductas delictivas relacionadas, además está relacionado con el consumo de drogas.
A pesar de este historial, las autoridades permitieron que el sujeto quedara en libertad, bajo un procedimiento que parece favorecer más al agresor que a la víctima. Esto genera un mensaje alarmante: en Oaxaca, un estudiante puede ser golpeado, intimidado y amenazado en plena vía pública y no obtener justicia.
LLAMADO A LA ACCIÓN: ¿QUIÉN NOS CUIDA?
La impunidad que rodea este tipo de hechos representa un riesgo latente para miles de usuarios del transporte urbano. Especialmente jóvenes y personas vulnerables. La pasividad institucional no solo revictimiza a quienes sufren estas agresiones, sino que también fomenta el actuar de quienes delinquen con la seguridad de que no serán castigados.
Es urgente que se revise la actuación de las corporaciones policiacas, se garantice la capacitación con perspectiva de derechos humanos, y se implemente un protocolo real para proteger a las víctimas en lugar de someterlas al desgaste burocrático que las obliga a desistir.
PRECAUCIÓN A LA CIUDADANÍA
Se exhorta a la población, especialmente estudiantes y personas usuarias del transporte público, a estar alerta ante personas agresivas o sospechosas que frecuentan las rutas urbanas en Oaxaca. Y en caso de haber sido víctima de este mismo sujeto u otros similares, se les invita a presentar denuncias formales. Ya que solo con múltiples reportes se puede acumular evidencia suficiente para detenerlos legalmente.
Finalmente, el miedo no debe ser normalizado. La ciudadanía merece viajar segura. La indiferencia de las autoridades no puede seguir siendo la constante.