La tranquilidad de un domingo se quebró brutalmente en el corazón de Ocotlán. En plena mañana del 27 de abril, un empresario identificado como “Paulino N”, conocido por ser dueño de varios centros nocturnos en la región, fue ejecutado a tiros a bordo de una camioneta en la calle Matamoros, sin que hasta el momento exista información oficial o personas detenidas por este crimen. Ya son varios cruentos crímenes que se perpetran en este municipio, dejando un halo de temor e incertidumbre.
Este asesinato ocurrió en una de las zonas más transitadas del municipio, justo cuando la actividad comercial comenzaba. Testigos relatan que sujetos armados interceptaron a la víctima y le disparó a quemarropa, provocando pánico entre los presentes.
TESTIGOS ENTRE EL TERROR Y LA IMPOTENCIA
Vecinos, comerciantes y transeúntes quedaron paralizados por el estruendo de los disparos. Algunos corrieron, otros se refugiaron detrás vehículos, y muchos más simplemente no supieron qué hacer frente al miedo.
“Escuchamos los balazos y nos tiramos al suelo. No sabíamos si iba a haber más. Todo fue muy rápido y nadie supo cómo reaccionar,” contó una comerciante que prefirió el anonimato.
Al lugar llegaron elementos de la Policía Municipal y paramédicos, pero el empresario ya no contaba con signos vitales. La zona fue acordonada y, posteriormente, agentes de la Agencia Estatal de Investigaciones (AEI) iniciaron el levantamiento de pruebas.
SILENCIO OFICIAL, MIEDO CIUDADANO
Hasta el cierre de esta nota, las autoridades no han emitido ningún comunicado oficial que explique el móvil del ataque ni avances en la investigación. La falta de información solo alimenta el clima de zozobra entre los habitantes de Ocotlán. Donde la violencia ha escalado sin freno en los últimos meses.
“Hoy fue un empresario, pero mañana puede ser cualquiera. Estamos hartos de promesas vacías. Queremos seguridad real,” reclamó un vecino visiblemente indignado.
LA IMPUNIDAD: EL ENEMIGO CONSTANTE ¿CUÁNTOS MÁS?
El caso de “Paulino N” no es aislado. Varios hechos violentos han golpeado al municipio y a sus alrededores recientemente, mientras las autoridades estatales aseguran mantener el control de la seguridad. La percepción social, sin embargo, es completamente opuesta: la gente tiene miedo, y el crimen parece actuar con total impunidad.
Mientras las balas silencian vidas en las calles de Oaxaca, las instituciones guardan silencio. El asesinato de este empresario es otro recordatorio de que la seguridad pública no puede seguir siendo un discurso en el papel. Ocotlán exige justicia. Oaxaca exige paz.