Una denuncia ciudadana publicada por Plataforma Informativa Oaxaca reveló esta semana la alarmante aparición de decenas de peces muertos en el río Atoyac, a la altura de la comunidad de La Compañía, en Ejutla de Crespo. El hecho ha encendido las alarmas sobre la grave contaminación que afecta al afluente, considerada ya una amenaza directa para la salud pública y la economía regional.
GRAN PREOCUPACIÓN
Vecinas y vecinos de la zona han manifestado su profunda preocupación ante lo que describen como un deterioro progresivo del río.
“Antes usábamos esta agua para el riego, ahora no sirve ni para los animales”, expresó uno de los agricultores entrevistados por el medio.
De acuerdo con los testimonios recabados, el vertimiento constante de aguas residuales por parte de comunidades cercanas estaría agravando la situación, al grado de afectar la biodiversidad local, las actividades agrícolas y hasta la producción de alimentos.
NO SOLO ES LA COMPAÑÍA: LA CRISIS SE EXTIENDE
El fenómeno de mortandad de peces no es un hecho aislado. Otras localidades del distrito también reportan afectaciones similares, entre ellas Ayoquezco de Aldama, San Martín Lachilá, San Andrés Zabache y San Agustín Amatengo. Las y los habitantes de estas comunidades coinciden en que el deterioro del río Atoyac ya pone en riesgo directo su salud y su modo de vida.
“Esto no es nuevo, pero cada año empeora. ¿Cuántos peces más tienen que morir para que el gobierno actúe?”, cuestionó una vecina de San Martín Lachilá.
UNA SENTENCIA JUDICIAL QUE SIGUE SIN CUMPLIRSE
El 16 de enero de 2023, el Juzgado Primero de Distrito en Oaxaca emitió una sentencia clara: las autoridades de los tres niveles de gobierno debían implementar acciones concretas para el saneamiento del río Atoyac y su afluente, el río Salado.
Sin embargo, más de un año después, no se han observado resultados tangibles. La ciudadanía denuncia que, a pesar de algunos anuncios oficiales, las acciones han sido escasas, simbólicas o simplemente insuficientes.
Un caso evidente es el de la Comisión para el Saneamiento de los Ríos Atoyac y Salado, cuyo funcionamiento y avances siguen siendo un misterio.
“No hay transparencia, no hay resultados, y mientras tanto, la gente se enferma y el río muere”, denunció un representante de una organización ambiental local.
UN LLAMADO URGENTE AL GOBIERNO FEDERAL
Ante este panorama crítico, las comunidades afectadas han lanzado un llamado urgente al Gobierno Federal, exigiendo su intervención directa y el cumplimiento inmediato de las medidas ordenadas por el Poder Judicial.
“El rescate de estos ríos ya no puede esperar. No se trata solo del agua, se trata de nuestra salud, nuestra comida, nuestros hijos”, remarcó una habitante de San Andrés Zabache.
El río Atoyac, una vez fuente de vida, hoy se ha convertido en símbolo del abandono institucional y de una crisis ambiental que se agrava con cada día de inacción. Los peces muertos son la señal más visible de una catástrofe silenciosa, cuyas consecuencias podrían ser irreversibles si no se actúa ya.