Dos días después del fatal accidente en la comunidad de El Laurel, perteneciente al municipio de Santiago Amoltepec, la tragedia sigue viva en el corazón de la región Sierra Sur. El saldo es devastador: cuatro personas fallecidas, entre ellas un bebé de un año, y una comunidad sumida en el duelo.
El percance ocurrió la mañana del sábado 15 de junio, alrededor de las 6:00 horas, cuando una camioneta Nissan en la que viajaban 15 personas —7 adultos y 8 menores— cayó por un barranco de varios metros en el paraje conocido como “El Coquito”. El grupo regresaba a su comunidad luego de participar en tareas de resguardo durante un baile tradicional, asignadas por usos y costumbres comunitarios.
El cansancio: posible causa de la tragedia
Los primeros reportes apuntan a que el conductor pudo haber perdido el control de la unidad debido a fatiga extrema o sueño, tras una jornada nocturna de trabajo comunitario. La falta de descanso y la complicada orografía de la zona habrían sido factores determinantes para el siniestro.
Los fallecidos fueron identificados como:
Leoncio Roque Hernández
Carolina Riaño Hernández
Margarita Velasco Gómez
Adriel Saúl Velasco Gómez, de apenas un año de edad
El impacto fue tan severo que la camioneta quedó completamente destrozada, dificultando las labores de rescate por parte de los propios pobladores, quienes acudieron de inmediato al lugar del accidente. La comunidad vivió momentos de profunda angustia mientras esperaban la llegada de las autoridades.
Autoridades sin respuesta clara
Hasta el momento, la Fiscalía General del Estado de Oaxaca ha iniciado las diligencias correspondientes, sin que se hayan emitido mayores detalles oficiales. Por su parte, las autoridades municipales fueron las primeras en llegar al sitio, pero la falta de infraestructura de emergencia y atención inmediata volvió a evidenciar la precariedad en la que viven muchas comunidades de la Sierra Sur.
Este trágico hecho ha generado una reflexión urgente en la zona sobre la obligación de realizar servicios comunitarios sin garantizar condiciones de seguridad ni descanso, y ha encendido el debate sobre el papel que deben jugar los gobiernos locales y estatales frente a las tradiciones que, aunque profundamente arraigadas, pueden implicar riesgos mortales.
Caminos inseguros y olvido institucional
El paraje donde ocurrió la volcadura es parte de un tramo carretero angosto, sinuoso y sin señalización adecuada, típico de muchas regiones rurales en Oaxaca. La comunidad ha denunciado en reiteradas ocasiones la falta de mantenimiento, inversión en infraestructura y transporte seguro, sin que se hayan atendido sus demandas.
“Cada año mueren personas en estos caminos. Ya estamos cansados del abandono. ¿Cuántas vidas más se necesitan para que nos escuchen?”, expresó un habitante de El Laurel durante una reunión comunitaria realizada este domingo.
El duelo y la exigencia de justicia
Este lunes, mientras continúan los funerales de las víctimas, la comunidad permanece en estado de luto, pero también de creciente indignación. Las familias afectadas han comenzado a organizar reuniones para exigir justicia y apoyo gubernamental, tanto para los deudos como para mejorar las condiciones de vida en la zona.
La tragedia en Santiago Amoltepec no puede reducirse a un accidente más en carretera. Es el resultado de años de abandono institucional, de caminos olvidados, de tradiciones que, aunque valiosas, no pueden estar por encima de la seguridad y el bienestar de las personas.
Finalmente, en El Laurel se entierran a sus muertos, el llamado es claro: ni una vida más por negligencia, fatiga o caminos rotos. La Sierra Sur exige ser vista, escuchada y protegida.