El crimen de Martín Ruela, administrador del portal “En Vivo Tecoanapa”, no solo ha dejado una profunda herida en su familia y en la comunidad de Tecoanapa, sino que también pone de nuevo sobre la mesa la urgente necesidad de protección para los periodistas en México. Con la constante violencia en contra de los comunicadores, el país continúa siendo uno de los más peligrosos para ejercer el periodismo. Especialmente en regiones donde el crimen organizado tiene una fuerte presencia.
INDIGNACIÓN EN EL GREMIO PERIODÍSTICO
Las organizaciones defensoras de derechos humanos y la comunidad periodística han expresado su indignación por el asesinato de Ruela, la noche de este martes de Tecoanapa. Además, exigieron a las autoridades una investigación profunda que no queda en la impunidad. Como ha sucedido en muchos casos anteriores. A pesar de que las investigaciones continúan, la falta de avances y el alto índice de impunidad en estos casos generan desconfianza en la capacidad de las autoridades para garantizar la justicia para las víctimas.
El riesgo al que se enfrentan los periodistas es cada vez mayor. Y el silencio de las autoridades ante la violencia sistemática contra la prensa es una de las principales preocupaciones. Es fundamental que se implementen medidas más estrictas de protección para los periodistas en las zonas más vulnerables del país. Así como mecanismos de apoyo que garantizan su seguridad física y laboral.
UN CONTEXTO DE IMPUNIDAD Y DESPROTECCIÓN
El crimen contra Martín Ruela se inscribe en un contexto de creciente violencia hacia los periodistas en el país. El asesinato de Ruela ocurre poco después de otros homicidios de periodistas, como el de Kristian Uriel Zavala, asesinado en Silao, Guanajuato, el 2 de marzo de 2025, y el de Calletano de Jesús Guerrero, ocurrido el 17 de enero en Teoloyucan, Estado de México. Además, Alejandro Gallegos León fue asesinado el 24 de enero de 2025 en Cárdenas, Tabasco.
Estos crímenes reflejan un patrón de violencia y amenazas que afecta a los periodistas que se atreven a documentar y denunciar los problemas sociales y políticos en sus respectivas regiones. La falta de justicia y la impunidad que prevalecen en muchos de estos casos contribuyen a un clima de miedo y autocensura entre los comunicadores. Quienes, además de enfrentar los riesgos físicos, también deben lidiar con la constante incertidumbre sobre si recibirán o no el respaldo del Estado.
EL LLAMADO A LA ACCIÓN
El asesinato de Martín Ruela es un recordatorio urgente de que la libertad de expresión sigue siendo vulnerada en México y de que los periodistas que arriesgan sus vidas para dar voz a quienes no la tienen.
Para que la justicia sea posible, las autoridades deben asegurar que las investigaciones se realicen con seriedad y transparencia, y que se castigue a los responsables de la violencia contra la prensa. Además, es fundamental que se tomen medidas proactivas para evitar que más periodistas sean víctimas de este tipo.
Finalmente, el asesinato de Martín Ruela debe ser un llamado de atención para las autoridades, los periodistas y la sociedad en general. Es necesario redoblar esfuerzos para garantizar que México deje de ser uno de los países más peligrosos para los comunicadores. Y que cada uno de los periodistas que ha perdido la vida en el ejercicio de su trabajo sea recordado.