Un ataque armado a un autobús de la línea Transístmicos, que dejó a un joven herido, encendió nuevamente las alarmas en el Istmo de Tehuantepec. Donde la violencia, las extorsiones y los cobros de piso se han vuelto parte de la vida cotidiana, especialmente en ciudades clave como Juchitán, Tehuantepec, Salina Cruz, Ixtepec y Matías Romero.
Los hechos ocurrieron en plena ruta federal 185, donde sujetos armados, presuntamente a bordo de una motocicleta, dispararon en al menos seis ocasiones contra la unidad que cubría el trayecto de Matías Romero a Juchitán. El joven herido logró ser ayudado en la comandancia municipal, donde fue auxiliado por bomberos y trasladado al hospital.
Transportistas en paro: “Exigimos seguridad real, no reuniones para la foto”
Ante el creciente clima de violencia, la empresa Omnibus de Ixtepec (OMISA) anunció la suspensión de sus operaciones de forma indefinida, tras considerar que no existen condiciones mínimas de seguridad para operar.
La suspensión ha generado un caos en la movilidad regional, afectando a miles de personas que diariamente se trasladan entre Ixtepec, Juchitán y comunidades cercanas, para trabajar, estudiar o acceder a servicios médicos.
Transportistas y usuarios han urgido una reunión con las autoridades estatales y federales, no solo para discutir la situación, sino para exigir acciones concretas y resultados.
“Ya no pedimos promesas, pedimos garantías para vivir y trabajar sin miedo”, señaló uno de los representantes del sector, bajo condición de anonimato.
Voces en redes: “¿Con quién quejarse si el gobierno es parte del crimen?”
La indignación de la ciudadanía también estalló en redes sociales, donde los comentarios reflejan desconfianza institucional y desesperanza:
“¿Con quién quejarse? Si el mismo gobierno es parte del crimen.”
“De nada han servido esas reuniones de seguridad con los tres niveles de gobierno; más bien, se ha desatado la delincuencia en todo el Istmo.”
“Esas reuniones de seguridad son para tapar el ojo al macho.”
“Eso sí, la Marina con su arsenal de adorno… ¿y la seguridad del pueblo, a quién le corresponde?”
Algunos usuarios incluso acusaron directamente a fuerzas de seguridad: “Esos del Ejército tampoco sirven para eso.”
Otros sugirieron que los taxis colectivos suplan temporalmente el servicio de OMISA para evitar el colapso del transporte.
Un problema sin control: violencia estructural e impunidad
Aunque no es la primera vez que se denuncia la presencia de grupos criminales en el Istmo, el incremento en los cobros de piso a negocios y transportistas parece haber alcanzado un punto crítico. Comerciantes, prestadores de servicio y transportistas temen por su vida, pero también por la falta de respuesta institucional.
En redes también se recuerda que algunos presuntos criminales detenidos anteriormente fueron liberados, lo que aviva el malestar:
“Y nadie dice que ya soltaron a unos de los que agarraron la vez pasada. Por eso estamos como estamos.”
¿Dónde están las autoridades?
Hasta ahora, no hay un posicionamiento oficial del gobierno estatal o federal. La ausencia de declaraciones, junto con la falta de resultados visibles en operativos de seguridad, ha abonado a la percepción de abandono y complicidad institucional.
Finalmente, la exigencia social es clara: acciones reales, efectivas y sostenidas. La ciudadanía del Istmo no solo reclama paz, sino el derecho elemental a transitar y trabajar sin ser extorsionada o atacada a balazos.