Fecalitos Obstructores
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Fecalitos Obstructores

 


El mundo moderno en el que vivimos está bien diseñado. Más bien, diría yo, excelentemente muy bien diseñado, para que las cosas sucedan de manera natural como siempre acontecen, y resulte, literalmente, inamovible e inmodificable. Los seres humanos somos, para decirlo educadamente, muy ingenuos, creemos en el “deber ser del mundo”. Pero, no Señor, el mundo es lo que es, porque así está diseñado. Desde lo más elevado hasta lo más pequeño. El sistema es una poderosa maquinaria, eficiente y eficaz, que todo lo convierte en excremento. Poco a poco, en menos de 50 años, el mundo se está destruyendo por mega fuerzas económicas, financieras, tecnológicas y de comunicación. En nuestra nariz se desmorona el mundo y hacemos como que no nos damos cuenta. Volteamos la mirada, para evadirnos. La vida en general, pero la humana en particular, se está diluyendo en la nada, en el vacío. Miles de formas de vida desaparecen cada mes en el planeta, y nuestras propias vidas se reducen y se reducen, y no hacemos nada, solo tratamos de acomodarnos mejor que el vecino.

Desde lo macro hasta lo micro, el resultado es el mismo. El mismo presidente que trata de modificar, un poco, este mundo de abuso y corrupción, no puede. Dice que trata de mover a un viejo elefante reumático y mañoso, que no se mueve un centímetro, aunque el primer mandatario lo ordena, poco, muy poco cambia. El presidente en Palacio Nacional provoca un tsunami y solo llegan a las playas de la realidad burocrática, unas pequeñas olitas. Cientos de “fecalitos obstructores” impiden que las cosas cambien, que se mejoren. El bien común naufraga ante el miserable y pequeñito interés privado de las cloacas de los “fecalitos obstructores”. No se diga, las descomunales heces fecales que obstruyen el intestino nacional, e impiden la buena digestión de todo organismo, envenenando a la nación, porque ahora ya no tienen a la patria secuestrada para sus intereses.

Cuando veo la Ciudad de Oaxaca, que cada día va de mal en peor, justamente por esos “fecalitos obstructores”, que no permiten el bien común, porque atentan contra sus inmorales intereses. Las autoridades formales llegan y se van, y nada bueno pasa, por el contrario, “los fecalitos obstructores”, ganan más espacio y amacizan su pequeño poder. La ciudad cada día es más difícil de vivirla, no solo por los bloqueos, que es el recipiente de las tensiones sociales de todo el estado. Por ejemplo, cómo es posible que el Hospital del IMSS, no tenga estacionamiento para su personal y los derechohabientes. El Municipio, en vez de coadyuvar para mitigar esa inadmisible carencia de planeación, manda a su policía vial a infraccionar a los desesperados automovilistas que buscan un espacio para estacionarse. No señor, “los fecalitos obstructores” de tránsito, en vez de ayudar crean mayor tensión con los ciudadanos. Se sabe que estos fecalitos, en vez de tener “sentido común en su cabeza, tienen sentido contrario”. Diseñan la vialidad como si fuera una ciudad de primer mundo y no del siglo XVI, cuando no existe planeación, responsabilidad social y solidaridad. Esta zona, necesita de una “inteligencia vial”, que haga posible que exista un mayor número de cajones en los dos lados de la calle. No señor, los fecalitos mandan a levantar infracciones, y las calles llenas de baches, sin señalamientos y sin apoyo vial en donde se necesita. Sabemos que el tránsito es un depósito de corrupción, de arriba hasta abajo, no están para servir a la comunidad, sino para servirse de la institución para hacer dinero. Solo en la cabeza de un “fecalito obstructor”, corrupto y limitado, se le ocurre hacer un plan de circulación vial para bicicletas, en una ciudad que está a punto del colapso. Todo ese dinero que han tirado en este proyecto, solo sirve para que se enriquezcan con los contratos y los moches, pero, sobre todo, para que colapse más el tráfico. El espacio desierto para las bicicletas, debiera ser utilizado para estacionar autos. Pero, no señor, los fecalitos obstructores tienen el poder y el presupuesto.

Sin embargo, si algo tienen los oaxaqueños, es la esperanza. En efecto, esperamos que el nuevo presidente municipal, Francisco Martínez Neri, que se ha caracterizado por su compromiso por el bien común, desde tiempo atrás, pueda aplicar un enema total, es decir, un lavado de los viejos caños del poder que corren en la Dirección de la Policía Vial, para que en vez de hostigar e infraccionar a los conductores, que no encuentran espacios para estacionarse, y que, es responsabilidad del gobierno planear y ofrecer esta oportunidad a los conductores, se les apoye con medidas inteligentes, con sensibilidad social, tomando en cuenta que el caos que vive la ciudad, ha sido generado históricamente por estos “fecalitos obstructores”, que han hecho de la caótica vialidad de la ciudad, una fuente indebida de recursos, personales e institucionales. No más corrupción, no más moches en proyectos fallidos, más respeto a la ciudadanía y cooperación con ella. La policía vial debe estar para ayudar no para hostigar e infraccionar. Educayotl AC. Educar para el futuro con la sabiduría del pasado. www.toltecayotl.org