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Siguen los agravios

En nuestro estado las agresiones contra periodistas y defensores de derechos humanos han ido en aumento en los últimos años, evidenciando un clima de violencia e impunidad. Los ataques incluyen amenazas, hostigamiento, detenciones arbitrarias, agresiones físicas e incluso homicidios, con frecuencia perpetrados por actores estatales y grupos del crimen organizado.

Organizaciones como la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) y Artículo 19 han documentado múltiples casos en los que periodistas y activistas han sido blanco de violencia debido a su labor. Los reporteros que investigan temas de corrupción, narcotráfico o conflictos territoriales enfrentan un riesgo aún mayor, pues sus denuncias suelen incomodar a sectores poderosos.

Uno de los factores que contribuyen a este panorama es la falta de respuesta efectiva de las autoridades. A pesar de la existencia de mecanismos de protección a periodistas y defensores, estos han demostrado ser insuficientes o ineficaces, dejando a las víctimas en un estado de vulnerabilidad constante. Además, la impunidad es alarmante: la mayoría de los crímenes quedan sin resolver y los responsables rara vez enfrentan consecuencias legales.

En comunidades indígenas y rurales, la situación es aún más grave. Los defensores del territorio y el medio ambiente son atacados por oponerse a megaproyectos que afectan sus tierras, como minas, presas o parques eólicos. Muchos han sido criminalizados con procesos judiciales injustos, mientras que otros han sido asesinados sin que se haga justicia.

Organizaciones de derechos humanos exigen al gobierno de Oaxaca y a las autoridades federales que tomen medidas urgentes para garantizar la seguridad de quienes ejercen la libertad de expresión y la defensa de los derechos humanos.

Es fundamental fortalecer los mecanismos de protección, garantizar justicia para las víctimas y combatir la impunidad. De lo contrario, la violencia seguirá en aumento, afectando no solo a quienes son atacados directamente, sino a toda la sociedad.

 

Cuidar monumentos

 

Actualmente en el país existen 27 sitios registrados como Ciudades y Monumentos Patrimonio Cultural, por ello es necesario preservar los espacios y encontrar los mecanismos para desalentar los daños ocasionados por pintas y grafitis, pues forma parte de los 721 bienes inscritos en la lista de Patrimonio Mundial, de los cuales, 554 son bienes culturales, 144 naturales, y 23 bienes mixtos.

Dentro del rubro bienes culturales destaca la inscripción de 187 ciudades y centros históricos, entre ellos, el Centro Histórico de la ciudad de Oaxaca de Juárez que fue inscrito el 11 de diciembre de 1987 y se trató de una declaración compartida con la zona arqueológica de Monte Albán. Sin duda, los tres órdenes de gobierno están preocupados por conservar nuestros edificios históricos, pues hay en la ciudad 1 mil 200 monumentos catalogados, de arquitectura civil y religiosa, en un área de cinco kilómetros cuadrados que comprende el centro histórico.

Así como 247 manzanas que estamos empeñados en conservar, preservar y por supuesto mantener en las mejores condiciones, para que Oaxaca siga siendo un orgullo para México, América y el mundo.

Algunos de los criterios que se cumplieron para que el Centro Histórico y la zona de Monte Albán tienen que ver con que Oaxaca fue la primera ciudad establecida en la Nueva España durante el siglo XVI, con manzanas cuadradas de 100 varas españolas, planeada con una plaza central, con un diseño de cuadrícula que es un ejemplo único de planificación urbana.

Preservar el centro histórico es fundamental para conservar la identidad cultural y arquitectónica de una ciudad. Su restauración y mantenimiento no solo protegen el patrimonio, sino que también impulsan el turismo y la economía local. Es clave regular el tráfico, fomentar el comercio sostenible y evitar el deterioro de edificios históricos. La participación ciudadana y el apoyo gubernamental son esenciales para mantener estos espacios vivos, seguros y accesibles para futuras generaciones.

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