México es nuestro*
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México es nuestro*

 


*Es decir: de las mexicanas y mexicanos que sí lo somos.

En 2002 (hace 15 años) leíamos: “Revolución industrial y pecados del capital”, del libro titulado: “Hacia un despiporre global de excelencia y calidad. El imperio del libre comercio”, del caricaturista Rafael Barajas, El Fisgón, Editorial Grijalbo: “Los empresarios crecen a costa de todo y pronto acaban con mercados y economías naturales y con los artesanos y productos independientes. Los empresarios hacen todo por sacarles el mayor provecho posible a las dos fuentes de riqueza que hay en el mundo: el trabajo y los recursos naturales.

Durante siglos -continúa El Fisgón- todas las telas se tejen a mano o en telares caseros, pero en Inglaterra, en el siglo XVIII, los empresarios utilizan máquinas que permiten hacer telas en serie y a gran escala. Se acaban las telas hechas a mano y llega la tela de juir; esto es, la Revolución Industrial.

Una ley básica del capital es la de la oferta y la demanda. Según esta ley, si mucha gente quiere o necesita un producto, éste se vuelve más caro. Y si escasea, se hace más caro aún. Pero si hay sobreabundancia del mismo producto o si la gente ya no lo quiere, éste se abarata.

Con la revolución industrial, los empresarios ya no necesitan tanta mano de obra domo antes. Se crea un ejército de desempleados dispuestos a trabajar por cualquier cosa. Bajan los salarios, único ingreso de los que, para mantener a su familia, sólo pueden vender su trabajo.

El desempleo a gran escala es la base de la riqueza empresarial. La batalla de los empresarios por bajar sueldos es una guerra contra los trabajadores. Sin embargo, los empresarios no pueden eliminar del todo a los asalariados puesto que ellos hacen funcionar las empresas.

Pronto los trabajadores se organizan en sindicatos para defenderse de la voracidad empresarial. Los sindicatos logran arrancar a los empresarios conquistas históricas como la jornada laboral de ocho horas, el salario mínimo, el derecho a la jubilación, el derecho a la seguridad social y, en algunas ocasiones, el seguro de desempleo. Los capitalistas argumentan que los sindicatos son los principales causantes del cierre de empresas y del cese de fuentes de empleo, pero no es así… provoca muchos más cierres de empresas la competencia con otras empresas”.

La que suscribe invita a mis lectores (as) a leer este libro que, con gran acierto y claridad, muestra lo que hace daño a gran parte de nuestra sociedad mexicana.

Y nos vamos a un artículo que nos muestra lo que está pasando actualmente en un país dónde lo principal ha sido la ganancia: “La muerte del centro comercial”, autor: Alejandro Nadal (La Jornada, p. 2, 14 de junio/2017). “En las economías capitalistas desarrolladas la crisis financiera de 2007 tuvo como epicentro el sector inmobiliario y las hipotecas de mala calidad. Los bancos centrales rescataron al sistema bancario privatizando las ganancias y haciendo público el costo de la crisis. Y ahora que lo peor del frente de la tormenta pasó, se consolida la percepción de que la borrasca ha sido controlada. Esa es una idea equivocada y peligrosa.

La verdad es que el problema en Estados Unidos se ha desplazado del ámbito residencial a los centros comerciales, los famosos y feos shopping malls. Esas enormes construcciones están hoy en el corazón del próximo huracán financiero. Igual que en 2007, los efectos del mal tiempo se dejarán sentir en la economía global.

Los centros comerciales en Estados Unidos se están muriendo lentamente. Los locales vacios se multiplican porque las ventas no cubren las altas rentas y los comercios en bancarrota aumentan todos los días. Casi no se habla de este tema, pero lo cierto es que en Estados Unidos crece cada día el número de centros comerciales fantasma, abandonados o con grandes espacios vacantes.

Hasta se habla del modelo chino en el que el crédito barato y la especulación inmobiliaria han llevado a construcciones de millones de metros cuadrados que hoy son cascarones vacíos sostenidos por millones de toneladas de concreto, miles de kilómetros de cables eléctricos y tuberías, amén de una colosal huella ecológica (subrayado de la que suscribe el presente artículo).

En México, considerando lo anterior, hay avisos que NO podemos dejar a un lado: “Veracruz dejaría de ser productor de café”, cabeza de artículo de Karla Cansino en el Diario de Xalapa (el Sol de Puebla, 28 de mayo, 2017, p. 11B). En el primer sumario se lee: “En 10 años, Veracruz dejaría de ser productor de café”. En el segundo: El desinterés de los jóvenes está terminando con toda una tradición”. En una parte de la nota: “De mantenerse las tendencias actuales de pérdida de cultivos y abandono de fincas, en alrededor de diez años Veracruz dejaría de ser productor de café y se verá en la necesidad de importar el que consuma,” alertó Pablo César Hernández, académico de la facultad de Ciencias Agrícolas de la Universidad Veracruzana (UV)”.

“Concentran 10% de las familias 67% de la riqueza en México: Cepal” (La Jornada. 11 de junio/17, p. 17, sección Economía, nota de Juan Carlos Miranda). En el primer sumario: “Dos tercios de la riqueza la poseen 10% de las familias y 1% tiene más de 33%”. Y agrega la que suscribe, un párrafo notable: “Si todos los países de la región están comprometidos con el cumplimiento de la Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, es fundamental avanzar no sólo en la superación de la pobreza, sino también de la extrema concentración de la riqueza”, enfatizó la directora de la División de Desarrollo social de la Cepal, Laís Abramo, durante una entrevista en el noveno capítulo del programa Horizontes Cepal, que produce el organismo”.

Por último, habría que tomar en cuenta una muy preocupante información: “Crece la deuda del gobierno $1,194 millones por día” (La Jornada, 15 de junio/17, p. 23, nota de Roberto González Amador). En el primer sumario: “Al 5 de junio se situó en $6.3 billones, reporta el BdeM”. Y agrego sólo otro de los sumarios: “Las atractivas tasas que pagan bonos, imán para capitales extranjeros”.

Repito el título del presente artículo: “MÉXICO ES NUESTRO”. Cuando esta articulista tenía 15 años, mi hermano mayor me decía, cuando comentaba algo irrealizable: “Utopía pura”. Pero… él mismo me enseñó a superar lo muy difícil.