Dignificar el servicio público
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Dignificar el servicio público

 


El pasado miércoles 23 de junio se conmemoró el Día de las Naciones Unidas para la Administración Pública, instituido por la Asamblea General de la ONU el 20 de diciembre de 2002 con la finalidad de “celebrar el valor y la virtud del servicio público para la comunidad”, destacar el papel que esta disciplina juega en el desarrollo de los pueblos, así como para reconocer el trabajo de las y los servidores públicos y alentar a las y los jóvenes a ser parte de la vida pública.
Y perdón por la redundancia en la palabra público y sus derivados, pero es que precisamente en ella recae la importancia de lo que aquí quiero expresar.
Para quienes hemos tenido el honor de servir a la sociedad, así como para los que aspiramos a seguir sirviendo a nuestra tierra, debemos de estar conscientes que más allá de que ser una actividad a la cual por elección propia hemos decidido dedicarnos, es una tarea que exige nuestra entera dedicación pues lo que se haga o deje de hacer, sin duda alguna repercutirá, para bien o para mal, en la colectividad. Y precisamente en nuestras manos está que sea para bien.
Por eso, más allá de si quienes son servidores públicos, en todos los ámbitos y niveles, lo hacen por vocación o profesión –ambas igual de válidas pues la administración pública requiere de todas las disciplinas– todas y todos aquellos que deseemos ser parte de lo público estamos obligados a prepararnos para servir, pues solo así podremos servir de la mejor manera.
Al igual que como he comentado respecto de los legisladores, que no comparto la idea que todos deban ser abogados, en este caso considero que no todo servidor debe ser administrador público de profesión, sin embargo, sí es fundamental que hagan lo que esté en sus manos por prepararse académica y empíricamente y superarse-sin importar que puedan decirles aspiracioncitas y egoístas, pues la vida se trata precisamente de superarse y alcanzar metas, tanto personales como profesionales,-y más importante aún, es indispensable tener vocación de servicio.
Bien dice el dicho que quien no vive para servir, no sirve para vivir, y cuando se trata de lo público esta relación cobra especial importancia, pues servir a la sociedad no puede ser una simple actividad para ocuparse o un objetivo personal, sino que, para dar los mejores resultados, debe convertirse en un compromiso social.
Si bien nuestro país en las últimas décadas ha tenido notables avances en cuanto a la administración y gestión pública, ello no basta, y sociedad y gobierno estamos obligados a hacer que la administración pública mejore. Mientras la primera tiene en sus manos elegir a los gobernantes que tendrán en sus manos la gestión de los recursos y el patrimonio público, el segundo tiene la grandísima responsabilidad de cumplir a cabalidad el mandato conferido por las y los ciudadanos.
Sin embargo, en México aún tenemos un largo camino por recorrer.
Tenemos que trabajar, sobre todo aquellos que formamos o aspiramos a ser parte de la vida pública de nuestro estado y nuestro país, para construir una administración pública que gire en torno a la salvaguarda de los derechos humanos, pues la administración pública debe tener como finalidad precisamente garantizar los derechos fundamentales y propiciar el desarrollo social y humano.
¿Cómo hacerlo? Dignificando el servicio público, poniendo a las personas en el centro y viendo al gobierno como la herramienta para dotarlas de las herramientas necesarias para que tengan mejores oportunidades y puedan cumplir sus sueños.
De eso se trata la administración pública. De garantizar derechos y generar oportunidades. Pero solo quien tiene la vocación de servir, sirve para lo público.
Hagamos mejor política, y administración pública, para servir a Oaxaca y a México.

*Licenciado en Derecho por la IBERO Ciudad de México y Maestrando en Administración Pública por la Anáhuac Oaxaca.
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