Los programas sociales en los últimos 20 años sólo han contenido la pobreza y no la han abatido, por lo que se requiere rediseñarlos para hacerlos efectivos, y que un crecimiento sostenido y vigoroso es el camino más eficaz para combatir este problema. Un país crece porque tiene proyectos e inversión y más que las reformas, falta tener claro cuál es el proyecto de país que se quiere a mediano y largo plazos para que se pueda estar invirtiendo.
Sin duda son un paliativo, nunca una solución ya que la pobreza se combate con mejor educación, mayores oportunidades, seguridad y salud para que las personas puedan obtener y desempeñar empleos productivos. Un gobierno exitoso debiera tener como meta que cada vez menos personas necesitaran el apoyo de los programas sociales. Existe una competencia para ver quién da más, no importa de dónde saldrán los recursos para pagarlos, lo importante es ganar la simpatía de los posibles receptores de éstos y, con ello, su voto. No importa qué pase después.
Oaxaca es uno de los estados con mayores desafíos en materia de pobreza y marginación y con cuya población demanda un verdadero compromiso. Ante el reto de que en México, siete de cada 10 personas que nacen en situación de pobreza se quedan así toda su vida, es necesario repensar la política social para enfrentar los problemas sociales y políticos que hay en el país.
Es necesario contar con un proyecto macroeconómico de mediano y largo plazos que dé confianza a las empresas para invertir; además, los mercados son poco flexibles y la estrategia en materia laboral no contempla la incorporación de ese sector. Reducir la pobreza de manera estadística es muy sencillo para los gobiernos a través de dar subsidios transitorios a los ingresos, pero esto no resuelve el problema estructural de los pobres y la única manera de hacerlo es generando empleos permanentes y bien remunerados, lo cual solo se logra con crecimiento mayor y estable.
Ciudad sustentable
El desarrollo sostenible se ha vuelto parte de múltiples agendas, por lo que algunas ciudades de nuestro país han implementado programas para cuidar el uso de energía y recursos naturales. Desde políticas para energías renovables hasta la creación de áreas verdes, estas ciudades lideran el tema de sustentabilidad en México y, a pesar de la pandemia, han continuado con los programas para proteger y conservar el medio ambiente.
Las ciudades representan el futuro del modo de vida global, sin embargo, muchas de estas ciudades no están preparadas para esta rápida urbanización, y el desarrollo de la vivienda, las infraestructuras y los servicios se ve superado, lo que provoca un crecimiento de los barrios marginales o de condiciones similares. El crecimiento urbano descontrolado, la contaminación atmosférica y la escasez de espacios públicos abiertos persisten en las ciudades.
No es posible alcanzar el desarrollo sostenible sin transformar significativamente la forma en que se construyen y gestionan los espacios urbanos. La mayor parte del crecimiento urbano ocurre en ciudades pequeñas y pueblos intermedios, exacerbando las desigualdades y la pobreza urbana.
La desigualdad y los niveles de consumo urbano de energía y de contaminación son algunos de los principales retos. Muchas ciudades son más vulnerables a los efectos del cambio climático y a los desastres naturales debido a su elevada concentración de población y a su ubicación, por lo que mejorar la resiliencia urbana es crucial para evitar pérdidas humanas, sociales y económicas.
Con el tiempo, estos problemas afectarán a toda la población. La desigualdad puede generar malestar e inseguridad, la contaminación deteriora la salud de la población y afecta a la productividad de los trabajadores y, por tanto, a la economía, y los desastres naturales pueden alterar el estilo de vida de las personas. La contaminación del aire no es solo un problema urbano que perjudica la salud de personas, sino que también afecta a los pueblos y las zonas rurales.