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Periodismo en riesgo

 


Con el asesinato de Heber López Vásquez, en la colonia El Espinal, de Salina Cruz, el pasado jueves, ha reavivado el reclamo por mayores Esfuerzos del Estado para proteger a las y los comunicadores en México. Como se exponía en este espacio la semana pasada, no es una situación que se haya originado en los últimos tres años, pero sí es una que debe ser atendida por las autoridades en turno y la sociedad en su conjunto.

Si bien es clara la responsabilidad de las instituciones públicas del Estado, el papel de la sociedad puede desempeñar en la defensa de este importante sector no lo es tanto.

Es un hecho que la violencia en el país toca a todos los sectores ¿por qué habríamos de tener especial atención en la violencia dirigida a las y los comunicadores?

La existencia de una única versión de los hechos hace dictadura. Las y los comunicadores, así como sus medios, son vehículos mediante los cuales el resto de la sociedad podemos acceder a más de una versión de los hechos. Dar visibilidad a las situaciones que aparentemente podrían ser ajenas y que revelan consecuencias para todas y todos.

Sin las y los periodistas la organización social sería exponencialmente más compleja, al carecer de difusión de las problemáticas comunes; sin ese trabajo, sería imposible tener un monitor de las múltiples violencias que no cruzan; también, no conoceríamos de la corrupción en los gobiernos, las industrias y las organizaciones. Ni tampoco podríamos saber de los logros y avances comunitarios que refuerzan el tejido social.

Es decir, las y los comunicadores nos brindan la oportunidad de hacer un contrapeso ante situaciones de coyuntura en nuestras comunidades. A través de su labor, podemos plantar cara a los poderes fácticos y tener bases para demandar cambios.

Es cierto, que no todos los medios son iguales y que las agendas son variadas y con notables gradientes de calidades dependiendo de la o el comunicador, pero justo en eso reside su fortaleza. Requerimos a todas y todos los comunicadores, de todas sus historias, investigaciones y notas. Requerimos de un mosaico de versiones que nos permitan corroborar, verificar y contrastar datos que nos acerquen a la versión más apegada a los hechos.

Por ello, desde la sociedad y nuestras respectivas trincheras, debemos alzar la voz ante la violencia e injusticias de las que las y los comunicadores son objeto, además de valorar su función porque sin sus voces no hay democracia.

 

@GalateaSwanson