La disputa por la Bicirruta
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Pegatinas Reivindicativas

La disputa por la Bicirruta

 


Hasta en los noticieros a nivel nacional trascendieron las manifestaciones en contra del proyecto de la “Bicirruta” en la Colonia Reforma. Sorprendió -como en el caso hace algunos meses de Puebla- que existiera una férrea oposición a un proyecto tan benévolo como lo son las ciclovías.

Como ya se había abordado en este espacio, la problemática en la movilidad en la Zona Metropolitana de la Ciudad de Oaxaca requiere soluciones integrales, sostenibles y de amplias miras, iniciando con la eliminación del automóvil como centro de la toma de decisiones en la política de movilidad, situando a las personas como eje de determinaciones en la política pública en la materia (https://bit.ly/3jtWbTt). Y quizá en esta ocasión, parte de la oposición al proyecto surge de la carencia de soluciones integrales.

Es cierto que las Bicirrutas son un proyecto más que urgente en un contexto como el de la Zona Metropolitana de la Ciudad de Oaxaca, sin embargo, su implementación, más allá de trazar los mapas, flujos, adquirir los insumos y licitar la obra, requieren de evaluar el impacto para la operación de establecimientos comerciales, instituciones públicas, escuelas y las y los habitantes de la zona a intervenir.

En ese sentido, quizá faltaron en esta ocasión respuestas por parte de las autoridades para la atención de las necesidades de las organizaciones y personas que visualizan que la instalación de estos carriles confinados exclusivos para bicicletas genera una disrupción a sus rutinas, operaciones o requerimientos actuales.

Este cambio de prioridades en la movilidad, sin duda, implicará ajustes para todas las personas que transitemos las zonas en las que se instalen las bicirrutas, sin embargo, seguro también hay soluciones para la gran mayoría de ellas.

¿Implicará que sea más difícil usar nuestros automóviles privados? Quizá, ¡y qué mejor! Pero para poder hacerlo también necesitamos respuestas ya listas por parte de las autoridades, y no solo del gobierno del estado, sino también de las instancias municipales en coordinación con las primeras, para poder construir nuevas dinámicas de movilidad al brindar nuevas opciones y modalidades para la población.

Las preocupaciones de las personas que se posicionaron críticas al proyecto de Bicirrutas son completamente válidas, pero no infranqueables. La colocación de espacios para carga y descarga, la mejora del transporte público, el establecimiento de espacios de estacionamiento de tiempo restringido y la mejora de las banquetas y espacios de tránsito son algunas de las acciones que podrían dar remedio a estas inquietudes.

Y, finalmente, no olvidar que existe la Ley de Fomento y Promoción del Uso de la Bicicleta en las Zonas Metropolitanas del Estado de Oaxaca, letra muerta desde su promulgación en 2013 y que plantea justamente lo que hace falta en la creación de infraestructura ciclista: política pública que impulse que el uso de la bicicleta sea una verdadera opción para las personas en lo relativo a su movilidad.

Seguro no será la primera demostración en contra de este tipo proyectos, pero para ello la autoridad debe estar preparada. Un cambio de paradigma del uso del espacio público como el que conlleva las Bicirrutas exige un mayor despliegue de las capacidades del Estado y mejores respuestas de su parte.

 

@GalateaSwanson