GALATEA SWANSON
Día de la Raza
Ayer, 12 de octubre, aún se encuentra marcado en los calendarios como Día de la Raza. Que, ¿qué se conmemora? Pues nada menos y nada más que el presunto arribo de Cristóbal Colón a lo que hoy conocemos como continente americano.
Hace unas tres décadas, cuando la que suscribe se encontraba cursando la educación primaria, no había discusión alguna en los medios de comunicación o instituciones sobre la pertinencia de esta fecha. Lo importante era aprenderse los nombres y las fechas. La Niña, La Pinta, La Santa María y el Nuevo Mundo. Ensalzar la proeza ibérica de haber “descubierto” América.
Y aunque siempre han existido voces que cuestionaron toda esta historia e ideología, no eran entonces retomadas en los círculos de la cultura predominante de los medios e instituciones hegemónicas.
En ese entonces parecería impensable para el siglo XXI el llamado día de la raza sería incluso visto con desdén desde las instituciones del Estado.
Hoy, incluso el Gobierno de México mantiene una pugna diplomática con España respecto a si es necesario que el Estado español pida perdón por los agravios cometidos hace siglos en contra de los pueblos originarios que fueron sometidos durante la colonización.
Y más allá del uso institucional de esta fecha, en el ideario colectivo, el 12 de octubre se ha tornado en un lienzo para la reflexión.
Desde hace mucho, aunque en los márgenes de lo televisivo, la efeméride se ha erigido como una jornada de lucha en contra de la opresión impuesta por los dispositivos colonizantes y hegemónicos.
Esta lucha va mucho trasciende el relato de 1492 e invita a considerar las prácticas vigentes de colonización, imposición hegemónica del capitalismo y las tendencias homogeneizantes de los modos de vida alrededor del mundo.
El llamado día de la raza cada vez más es considerado una oportunidad para cuestionar precisamente el concepto de raza (que es enteramente político y sin ninguna raíz científica o biológica) y sus todavía perjudiciales consecuencias que se multiplican en los lugares comunes de la narrativa social, en la que casi todas las personas hemos sido educadas desde la familia y las instituciones.
Y aunque parece que cada vez hay un consenso respecto al cuestionamiento de este día, este mal sabor de boca no se ha cristalizado en una determinación colectiva para eliminar de una vez por todas las dichosas efemérides del calendario.
Ojalá llegue el día en que habremos resignificado esta fecha y que no sea por designio de la o el gobernante en turno, sino porque de manera colectiva, encontremos una nueva manera de narrarnos.
Ojalá llegue pronto el día en que los calendarios ya no tengan esta leyenda.
@GalateaSwanson