Es tu derecho, participa
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Mis dos centavos

Es tu derecho, participa

 


Hoy jueves en el Centro de Educación Continua Abierta y a Distancia de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca, el Instituto Estatal Electoral y de Participación reunió a un grupo de especialistas que estarán discutiendo sobre las legislaciones en materia de participación ciudadana en el país, los retos y avances que se tiene en este rubro a nivel nacional.
Inicia a partir de las diez de la mañana, por si gustan, es abierto al público.
Alicia Ziccardi, dice que la participación ciudadana es la relación que existe entre personas y el estado, y ésta participación le agrega a la democracia la capacidad de ser gobierno de todas y todos los ciudadanos.
Que la ciudadanía no sólo ejerza su derecho a elegir a sus gobernantes, sino que se involucren en la creación de nuevas formas de representación y participación ciudadana, algo que suena utópico, pero que muchas instituciones y organismos de la sociedad civil buscan llevar a la realidad.
Para la investigadora de la UNAM, en los países de América Latina, las políticas sociales fueron mecanismos de clientelismo político, que terminaron impactando en una sociedad que con el tiempo han logrado pedir gobernanza, pero no exigen gobernabilidad, es decir, no sólo se debe evaluar al gobierno por su eficiencia o responsabilidad, sino que el mismo gobierno incorpore las formas de participación y de representación que surgen de la sociedad.
Ziccardi, identifica cinco formas de participación ciudadana: a) institucionalizada, b) no institucionalizada, c) autónoma, d) clientelista y e) incluyente o equitativa.
En la primera, los gobiernos vieron una forma de legitimarse y con bombo y platillo crearon diversas leyes en materia de participación ciudadana y aparecieron en el colectivo, términos como consulta popular, referéndum, plebiscito o revocación de mandato.
Todos ellos englobados en las legislaciones como mecanismos de participación ciudadana.
Pero, como lo mencioné en la colaboración de la semana anterior, pareciera cumplirse al pie de la letra lo que dijo Octavio Paz “México, como gran parte de las naciones latinoamericanas, diseñó sus instituciones para ocultar la realidad, no para transformarla”.
Como ejemplo, Oaxaca y su Ley de Participación Ciudadana, aprobada en 2012 y reformada en abril del año pasado, reconoce seis mecanismos, dentro de los cuales, tres (plebiscito, referéndum y revocación de mandato) piden requisitos casi imposibles. La constante, es que para solicitarlas se necesita del 20 por ciento de la lista nominal —que para hacernos una idea— en Oaxaca (con corte al 23 de agosto) existen 2 millones 878 mil 681 personas inscritas; el 20 por ciento representan las firmas de 575 mil 736 ciudadanas y ciudadanos. Sí, más de medio millón de oaxaqueñas y oaxaqueños.
Con ese muro, sin duda la participación ciudadana es un gran reto, los mecanismos existen, lo difícil es su aplicación.
El Instituto Nacional Electoral, diseñó la Estrategia Nacional de Cultura Cívica para hacer frente a la debilidad de la cultura democrática de las y los mexicanos, y en coordinación con los institutos electorales locales, van implementando lo que el presupuesto les permite.
A pesar de la desconfianza de diversos grupos, es importante reconocer que el corporativismo político se tradujo en un retraimiento de la participación, así como lo señala el académico Víctor Espinoza Valle.
Existe, dice, un déficit en el compromiso cívico y en la participación electoral. Y ojo, ello no quiere decir que las y los mexicanos no participemos, nuestras acciones en ese sentido están destinadas hacia la comunidad, no a la exigencia con los gobiernos en turno, pero no en la individualidad, sino desde la colectividad, como lo señala el profesor en derecho Owen Fiss, en su reciente entrevista para el diario argentino El Clarín.
Dicho de otra forma, en Oaxaca, no nos cuesta hacer un tequio para limpiar la calle o la cancha de futbol, pero ¿y cuando se trata de exigir a los gobiernos?
Ojalá pues, que las discusiones sobre la participación ciudadana salgan de esos espacios y se propague a tal grado que esta legislatura —que se dice de izquierda—reconozca la necesidad de una reforma, de darle a la ciudadanía las herramientas para fiscalizar, para vigilar, para exigir, para fortalecer nuestra cultura política.