¿Y cómo pa’ dónde?
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Opinión

Mis dos centavos

¿Y cómo pa’ dónde?

 


En fechas recientes hemos visto cómo la violencia se ha apoderado de las primeras planas en medios de comunicación locales y nacionales, con sangrientas fotografías, desgarradoras historias y la descarada impunidad.
Hacemos fiesta nacional por un jugador de soccer que es contratado por tal o cual equipo, inundamos las redes sociales con mensajes cargados de positivismo a una persona que para nada es próxima a nuestra realidad, pero insultamos a un ministro por votar a favor del aborto.
Nos indignamos por los asesinatos de personas en las zonas urbanas, pero justificamos las que se dan en las comunidades porque “así son los pueblos”.
En Oaxaca, recientemente bebimos y bailamos con una festividad, pero subimos el precio de productos básicos todos los días.
Así nos preguntamos, ¿y cómo pa’ dónde?
Tan irrisorio resultan aquellos que siguen gritando a los cuatro vientos que la administración de Andrés Manuel López Obrador nos tiene en la ruina, como aquellos que piensan que la figura de un político salvará a un país.
Que por sus actos pareciera no abandonar esa zona de confort… la del asistencialismo, de la victimización.
Ni el Peje nos hundirá, ni el Peje nos salvará.
¿Pa’ dónde?
Para donde la sociedad se asuma como el factor más importante, donde la ciudadanía se ejerza todos los días y no en cada elección.
Dónde mujeres y hombres no se queden sin hablar cuando de exigir se trata.
Participación lo han llamado algunos teóricos, así lo mencionan investigadores; lo cierto es que es a través de ella que se puede mover a una sociedad.
Dice Manuel Castells, que es a través de la información en cómo la sociedad se conecta… así se han gestado movimientos que buscan ese conector que cambie los paradigmas de las relaciones sociales. ¿Ejemplos? Ahí tenemos el #YoSoy132 en México, 15M en España, #OccupyWallStreet en Estados Unidos.
Pero a la par de estas acciones, los grupos de poder también han desvirtuado estas iniciativas, generando otras tendencias. Ahí tenemos los bulos o #FakeNews, en México el boom por las #Ladies y #Lords o los memes como medio para desinformar.
Si la información es la clave para una sociedad participativa, entonces los grupos de poder han dado en el clavo para propagar la desinformación.
Nuestras búsquedas en Google, Yahoo (si todavía lo usan), nuestros comentarios y materiales de consumo en Facebook y Twitter, van develando lo que somos, nuestros sueños, ideas, pasiones y perversiones.
Rescato aquí lo que menciona Yuval Noah Harari, —autor de libros como Sapiens: De animales a dioses; Homo Deus— este fenómeno se le conoce como “dataísmo” que es el flujo de información convertido en conocimiento que es el valor supremo para la toma de decisiones. Big Data también le dicen.
Sí, todo lo que somos, decimos, escribimos, compartimos en el internet en aras de la democracia, nuestros derechos y libertades, se vuelve una datacracia, es decir somos cifras, estadísticas, ideologías, pensamientos, tendencias, gustos, disgustos, una compilación de información en base de datos que nos lleva a cuestionarnos, ¿qué tanto de lo que pensamos, es nuestra decisión? Y principalmente, ¿cómo utilizamos esta datacracia para el beneficio de nuestra comunidad?
Entonces, ¿cómo pa’ dónde?
Formación, educación, han sido la clave para participar. Es necesaria la revolución tecnológica, porque como bien dice Castells “no se puede gobernar a espaldas a la sociedad digital”.
El próximo 29 de agosto, el IEEPCO y la UABJO, organizan en una de las sedes maravillosas con que cuenta la bella Oaxaca de Juárez, el Paraninfo de la Facultad de Derecho de la Universidad “Benito Juárez” de Oaxaca, se discutira sobre los mecanismos de participación ciudadana, logros y perspectivas.
Un análisis de las legislaciones en la materia en nuestro país. Por qué si en Oaxaca contamos con tantos mecanismos, es improbable realizar un plebiscito, referéndum o revocación de mandato. Es decir, legalmente podemos participar, pero realmente es imposible. Cómo podemos entonces llevar esa revolución tecnológica que nos describe Castells en sus libros a un entramado legal.
¿Es posible? O es contra natura. Será una buena oportunidad para preguntarnos y preguntar a las y los ponentes ¿y, cómo pa’ dónde?