Las festividades de los muertos y hoy, de los Fieles Difuntos, tienen en nuestra entidad –como ya lo hemos dicho- una relevancia inusual. Luego de las actividades de ayer, la fiesta continúa. A todo el evento se le conoce como “Todos Santos”, momento del encuentro entre familias, de convivencia para recordar a nuestros seres queridos que transitaron por esta vida y murieron por enfermedad, de manera trágica o de una y mil maneras como se pierde la vida. Hoy es el reencuentro frente a las tumbas, capillas o panteones. En ese culto a la muerte tan singular que tenemos los mexicanos y oaxaqueños en particular, tienen especial relevancia los disfraces. Niños y adultos se maquillan o se visten para emular a La Calaca, La Catrina, La Llorona o la Matlacíhua.
El antiguo panteón de San Miguel, que se mantuvo cerrado luego de las afectaciones de los sismos de septiembre de 2017, finalmente será abierto al público. Su imagen es impresionante aún para quienes acudimos con frecuencia al mismo. En esta fecha se despedirá a las ánimas con misas, una vez que ha terminado la fiesta de los muertos, hasta el año siguiente. Pero habrá otros panteones en donde los festejos habrán de continuar de manera escalonada: el del Ex Marquesado, Xochimilco, Panteón Jardín, el de Santa Cruz Xoxocotlán o el de San Juan Chapultepec, entre otros.
Sin embargo, no faltarán aquellos oportunistas que pretendan empañar las festividades. Nos referimos al magisterio afiliado al llamado Cártel 22 que, desde hace días, está invitando a sus agremiados al acto político a celebrarse este día, en el Crucero de “Cinco Señores”, con el que tratarán de hacer remembranza de la intervención de las Fuerzas Federales de Apoyo el 2 de noviembre de 2006. Maestros, organizaciones sociales y radicales que se enquistaron en el movimiento de ese año, fueron replegados con gases lacrimógenos y toletazos, lo cual fue el antecedente del final del multicitado movimiento, el 25 de noviembre de ese año.
Como se recordará, en aquel año aciago, el movimiento liderado por la Asamblea Popular del Pueblo de Oaxaca (Appo), que ése fue su nombre original, se escindió de otros segmentos con los que había formado el movimiento político y social del 2006. A estas alturas, según sus críticos, había perdido el rumbo y se había extraviado en un radicalismo torpe y desfasado. Una de sus acciones desesperadas fue querer trastocar la tradición oaxaqueña de los muertos y mantuvo un acoso en inmediaciones del Panteón de San Miguel, creando un clima de terror. No lo logró.
Corruptelas y componendas
En abierto desafío a la instrucción del presidente Andrés Manuel López Obrador, hay funcionarios que continúan con sus prácticas nocivas y corruptelas. En nuestra edición del pasado martes, en las páginas de El Mejor diario de Oaxaca se dieron a conocer acciones que distan mucho de la cacareada lucha anti-corrupción, pues empleados de la delegación estatal del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dieron santo y seña del robo de medicinas y de las complicidades que existen en dicha institución que, con la designación de la nueva delegada, parecen haberse exacerbado.
Una de las primeras acciones fue cambiar de proveedor para el traslado de pacientes en más de una centena de rutas. Sustituyó a la empresa Autobuses de Oriente (Ado), por empresas que ni tienen experiencia ni, mucho menos, estaban acreditadas en el padrón de proveedores competentes. Posteriormente trascendió –según lo denunciaron algunos trabajadores- la adquisición de impresoras usadas, que tenían que pasar como nuevas, ello sin tomar en cuenta el balconeo que recibió en una de las conferencias mañaneros del presidente de México.
Y es que, en efecto, uno de los vicios que han aparecido de nueva cuenta es el acoso laboral. Que nadie diga nada de la serie de anomalías y corruptelas que ahí se dan, pues quien lo haga estará emplazado a ser hostigado y aún amenazado por delegada y directivos. No es fortuito que se menciona en los pasillos de las decisiones políticas, su inminente renuncia. Cuando se denunció el acoso a una médica, el presidente López Obrador dio instrucciones al director del Imss, Zoé Robledo Aburto, para que realizara las investigaciones pertinentes. Desconocemos si las ha hecho o no. Lo cierto es que las malas prácticas y las corruptelas siguen a tambor batiente en la citada institución, en detrimento de la atención al derecho-habiente.
Lo que ha sorprendido es que pese a las constantes denuncias y quejas en torno a esta situación, a todas luces contraria a las instrucciones presidenciales, las autoridades no hayan tomado medidas drásticas para emplazar a la delegada, Concepción Rueda Gómez y a su staff, a que se rijan por un Código de Ética que rige –o pretende regir- al gobierno de la Cuarta Transformación. Lo que ha ocurrido en Oaxaca no es cosa menor. Y a grandes males, grandes remedios. Seguimos pues en espera de que en el IMSS se tomen las decisiones pertinentes.
