Feminismo, alcances de la sororidad
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Feminismo, alcances de la sororidad

 


En la mitología griega, se explica que Zeus en el Olimpo, después de haber tomado y devorado a la titán Metis, comenzó a sentir un impertinente dolor en la cabeza, tal era el dolor que le pidió a Hefestos abriera su cabeza con su hacha minoica, al hacerlo, empuñando el escudo, con el casco altivo y la égida sobre el pecho nace Atenea la de los arcos ojos, guerrera imbatible, sabia como su padre, hermana de la razón y la habilidad, dando con ello rostro y nombre al feminismo. Así como la impertinente Atenea, el feminismo desde su nacimiento ha sido intempestivo, por cuestionar el orden establecido, que está hecho exprofeso para que gobernase un Dios con aspecto de hombre.

La Mujer ha logrado el voto femenino, de la reciente aprobación de la ley 50, cuando hablamos de una mayor participación de la mujer en la vida pública de nuestro país, es necesario volver la mirada a la doctrina, a la teoría, al movimiento social y político que permitió a las mujeres conquistar sus sueños y derechos. Después de la Revolución Francesa en 1789, cuando se gestan en las y los revolucionarios las ideas de libertad, fraternidad e igualdad, surge para la humanidad, la más grande contribución de las mujeres el feminismo que con su luz, removió conciencias y sobre todo revolucionó en las mujeres una nueva forma de estar en el mundo, no obstante, fueron mujeres las que cortaron la cabeza de los guardias del Rey Delfín, por falta de pan en el palacio de Versalles.

Es la idea del feminismo, nacida de la igualdad, de quienes luchan en el contexto social que se combate día a día, minuto a minuto y segundo a segundo la “impunidad en casos de violencia de género” es una realidad que aplasta a nuestra llamada “civilización contemporánea”.

Victoria Sau en el volumen I de su Diccionario Ideológico Feminista, define al feminismo como un movimiento social y político que supone la toma de conciencia de las mujeres como grupo o colectivo humano de la opresión, dominación y explotación de que han sido y son objeto por parte del colectivo de varones en el seno del patriarcado. Lo cual las mueve a la acción para la liberación de su sexo con todas las transformaciones de la sociedad que aquella requiera.

Acción femenina contra la impunidad, sororidad contra la Impunidad, igualdad contra la impunidad, son banderas de lucha de las mujeres el día de hoy por alcanzar un paso más en la justicia que se aleja de las mujeres a cada paso que se logra en México. Es gracias a esta toma de conciencia que surgen alrededor del mundo las figuras de mujeres luminosas como Olimpia de Gouges y  Mary Wollstronecraft quienes a través de sus obras literarias cimentaron las bases de la ideología feminista, letras que años después se convertirían en las primeras acciones que reivindicarían el sentido de la lucha dando paso a la segunda ola del movimiento feminista, que iniciaría con las sufragistas puesto que al decir de Betty Friedan el feminismo es  acción y no palabrería. Y si el sufragismo se convirtió en un movimiento de agitación internacional, que tomó dos objetivos fundamentales: el derecho al voto y los derechos educativos.

En México la conciencia iluminada de la revolucionaria Hermila Galindo, se convirtió en la voz que solicitara al Congreso del constituyente de 1917 el derecho al voto femenino, bajo el entendido de que era justo que las mujeres participaran en el desarrollo de la nueva nación que se estaba gestando y más aún cuando estas aportaron esfuerzo, trabajo, dedicación y muchas vidas a la causa.

Empero tendrían que surgir los movimientos como el frente único pro derechos de la mujer, el congreso de mujeres feministas en Mérida, Yucatán, la alianza de mujeres de México y otros tantos para poder obtener el derecho al voto a nivel municipal en 1947 y a nivel federal hasta 1953. Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial y con ello el cambio del orden global, surge para el feminismo el aporte ideológico de una mujer que rompiendo paradigmas y dando muestra de intelectualidad planteó en su más grande obra: El segundo sexo; de manera interdisciplinaria que no existe nada natural ni biológico que justifique la subordinación de la mujer, sino que ha sido la cultura quien desde la edad de bronce ha dado más valor a quien arriesga la vida en la guerra y en la conquista que a quien la otorga.

En el segundo volumen de esta obra, al iniciar con la frase “no se nace, se hace mujer”, estaba dando la base sobre la cual el feminismo de la tercera ola construiría la teoría de género tan utilizada en nuestros días. Simone de Beauvoir no sólo daría rumbo nuevamente al feminismo, sino que es en el segundo sexo donde también surge la teoría de la sororidad, al declararse mujer sujeta a todos y los mismos lazos y cadenas que humillan a las demás mujeres.

Luisa Posada, autora de “Pactos entre mujeres”, define a la sororidad como la hermandad de las mujeres en conciencia del sometimiento dentro de la cultura patriarcal. Por lo tanto, la sororidad es parte fundamental a partir de los años 70, de la tercera ola del feminismo y se enlaza directamente con el empoderamiento de la mujer y el poder individual de una mujer, está condicionando al de las mujeres como colectivo.

Es con la hermandad en conciencia que, en la primera convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra las mujeres, nace la urgente necesidad de implementar diversas acciones que permitieran a las mujeres empoderarse en tres rubros fundamentales el laboral, el educativo y el político.

El empoderamiento de la mujer ha sido un camino difícil en nuestro país, después del movimiento sufragista tendrían que pasar 32 años para que una mujer, Griselda Álvarez dirigiera las riendas del ejecutivo en un estado.

Hoy los hombres y las mujeres tienen la oportunidad para mejorar, enriquecer y democratizar nuestra nación, combatir la impunidad, la intolerancia, los prejuicios y los abusos, los privilegios, la falta de aplicación de la Ley con cultura y educación, sororidad, libertad, tolerancia e inclusión.

Mujeres de Querétaro, de Morelos, de Oaxaca, de Puebla, de Guerrero, de Ciudad Juárez, de Chihuahua y de todo México entero, deben conquistar la libertad y la dignidad que hace mucho tiempo le robaron a la mujer en detrimento de un mundo de mujeres que han sufrido impunidad en todos sus grados y formas, enterradas clandestinamente, sin voz, sin voto, sin tierra, un mundo que, sin ellas, no puede considerarse humano.