Prospectiva, un intento
Oaxaca
La Capital Los Municipios
El Imparcial del Istmo El Imparcial de la Costa El Imparcial de la Cuenca
Nacional Internacional Súper Deportivo Especiales Economía Estilo Arte y Cultura En Escena Salud Ecología Ciencia Tecnología Viral Policiaca Opinión

Opinión

Hoja por hoja

Prospectiva, un intento

 


Ocurrió la visita de dos importantes jefes de Estado: Joe Biden de los Estados Unidos de América y Justin Trudeau de Canadá. Son indudablemente para México, los países más importantes de sus relaciones con el mundo. Puede decirse que los visitantes de ese nivel han mostrado una gran deferencia con su socio pobre, con este socio que rezonga en el trato suscrito de un valioso tratado comercial, pero que recibe por muchas vías, beneficios y ventajas de esa ancestral relación.

Comercio, finanzas, industria, turismo, servicios, migración, remesas, son entre muchos los ingredientes de lo que ha de ser un trato igualitario y común. Pero lo que preocupa a los actores económicos de México, incluido el consumidor individual y el pariente que recibe dólares, es lo que sucederá cuando el poder máximo que reside en el Palacio Virreinal decida por cuál de sus “corcholatas” habrá de nominar como candidato para competir en las elecciones presidenciales de 2024.

El asunto no es sencillo ni simple. Si la estabilidad económica se debe al TMEC, la congruencia política aconsejaría que la decisión debe recaer en alguien con capacidad de entender esa poderosa relación con los vecinos. Persistir en una obsesionada admiración por los regímenes supuestamente de “izquierda” en América Latina, supone el descarrilamiento de nuestro tren de producción y de empleo. Es necesario decir con claridad y machacar, que, con los gobiernos de Cuba, de Venezuela y de Nicaragua no se tienen ni se tendrán beneficios de una sana relación comercial o económica porque ésta no existe. No sólo por eso: las economías de esos países atraviesan por los peores momentos debido a la preeminencia de la ideología frente a las realidades de un mundo globalizado.

Si hasta el momento se cuenta con una estabilidad económica sin contratiempos y hasta con un peso que va ganando terreno frente al dólar, se debe a que, a pesar del discurso agresivo contra la política neoliberal, el régimen gubernamental actual no podría estar en tan cómoda situación, si ya hubiera desecho (como tanto proclama) las bases y estructuras que se afianzaron en México justamente desde 1988 y que se reforzaron en 1994 con la suscripción del TLCAN.

Es decir, el gobierno federal tiene un discurso falso de soberanía y de “izquierda”, pero sigue permitiendo que la economía funcione conforme lo reclaman esas relaciones internacionales que incluyen tratados con más de 60 países y que facilitan las transacciones que, visto está, nos dan estabilidad.

Entonces ¿Qué debe inquietarnos del volado con una corcholata? La preocupación es que alguna de las personas con la aspiración presidencial, se crea el discurso presidencial de una “cuarta transformación” y entonces el escenario, la prospectiva, sería fatal para México, pues caería en una situación semejante a la de Cuba, con la buscada enemistad con Estados Unidos y con el rompimiento de los intercambios que sostenemos con el mundo.

Hay tres variantes. Una de ellas el extremo radical de izquierda, lo peor para México. La otra, de un gobernante oscuro que, sin romper con el exterior, mantendría al país en situación de municipio tropical y tamalero, con pocos avances y estancado en ciencia y tecnología. La tercera, un personaje convenenciero pero que conoce el mundo y tiene cancha para entender los mecanismos del mundo global.

En el voto está la decisión. Deseamos que el elector individual despierte y tome conciencia de que se nos habla con el canto de las sirenas pero que de ahí discurren mentiras y se tergiversa la realidad. No nos engañemos con un aeródromo forzado a “aeropuerto internacional”, ni con un tren de juguete en la península de Yucatán y menos con una planta de refinación que no produce. Dixit.