Educación y salud: destruyendo el futuro (y el presente)
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Educación y salud: destruyendo el futuro (y el presente)

 


In memoriam Doña Dolores Cuevas

El 3 de octubre de 1921, Álvaro Obregón, presidente de la República, emitió un decreto por el cual se establecía la creación de la Secretaría de Educación Pública. Había sido idea y tarea de José Vasconcelos, el Rector de la Universidad Nacional, a la cual le concedía el rango supremo de responsable de la creación de un ministerio destinado a la educación de todos los mexicanos.

La nueva dependencia quedaba a cargo de Vasconcelos, el filósofo, revolucionario, escritor, llamado durante su gestión Maestro de la Juventud de América. Invitó a profesionales, estudiantes, voluntarios todos, a emprender la campaña de alfabetización mediante una intensa labor en todo el país. Se perfeccionaron los métodos de estudio, se dotó a los maestros de los recursos pedagógicos para la realización de un formidable trabajo, que pretendía hacer de México una nación poderosa y moderna, según sus palabras en la toma de posesión de su cargo.

Vasconcelos llevó a cabo una labor intensa y fecunda. Hizo de la Universidad modelo de la educación superior. Construyó escuelas y bibliotecas junto con una gigantesca obra editorial: había que elevar la cultura en México y era preciso tener conocimientos, voluntad y el respaldo de un talento superior.

La educación en México alcanzó niveles muy altos y el sitial del sabio de Oaxaca llegó a ser ocupado por personajes de altura como Narciso Bassols, Jaime Torres Bodet y Agustín Yáñez.  Tuvimos etapas luminosas y se formaron generaciones de gente altamente preparada.

Desde diciembre de 2018, aquella Secretaría otrora de gran brillantez, pasó, por disposición presidencial, al resumidero de un mal proyecto anti educativo, retrógrada y cargado de ineptitud y una ideología trasnochada. Ha quedado en manos impreparadas y sin vocación de grandeza. Sólo sumisión al poder palaciego.

El 15 de octubre de 1943, siendo presidente Manuel Ávila Camacho, se decretaba la fusión del Departamento de Salud Pública con la Secretaría de Asistencia Social, para dar lugar a la Secretaría de Salubridad y Asistencia, que emprendió la destacada labor de prodigar servicios médicos y sanitarios a todo el país. Se intensificaron las campañas de vacunación y la creación de Centros de Salud gratuitos para toda la población. Fue encomendada al doctor Gustavo Baz Prada y lo sucedieron grandes médicos con auténtica vocación de servicio como Rafael Moreno Valle, Jesús Kumate, Guillermo Soberón, Julio Frenk Mora. En 1982 cambió su nombre a Secretaría de Salud y en su historia ha dejado un legado grandioso de instituciones especializadas en investigación y atención: cardiología, cancerología, enfermedades respiratorias, nutrición, psiquiatría, pediatría, perinatología, entre muchas otras que dieron prestigio a la medicina mexicana. En 2003 se creo el Seguro Popular, que proporcionaba servicios y medicamentos gratuitos a la población, siendo un gran proyecto que desafortunadamente la envidia y la incultura hicieron desaparecer en 2020, con la promesa de otorgar en México servicios de salud “como en Dinamarca o Canadá”, toda una mentira. En 1943 también fue creado el Instituto Mexicano del Seguro Social y en 1960 el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado.

Hoy en día, la Secretaría de Salud está a cargo de una camarilla sin lustre en el ramo; un secretario ausente, pero con un subsecretario que en esta época de Coronavirus ha trocado el servicio público por la adulación política al presidente y al sistema, que ya acumula alrededor de 700 mil muertes por haber escatimado gastos en hospitales, centros de salud e institutos de Tercer Nivel, a los que se pretendió desaparecer. Hoy ataca a los servicios privados de atención médica y farmacéutica, sin reparar en la gran irresponsabilidad que significa haber echado al muladar la Medicina Mexicana e importar facultativos de otra nación, que son más activistas políticos que médicos, provenientes de una feroz dictadura. Disponemos del voto en 2024 para revertir los daños en Educación y Salud.