Añorando Navidad
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Opinión

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Añorando Navidad

 


Las costumbres y los hábitos en México han ido cambiando. El 14 de febrero celebrábamos el “Día de los novios”, San Valentín. Hoy ya no es un día, sino todo el “mes del amor y la amistad” y se rinde una suerte de culto al erotismo y al sexo, olvidando que se recordaba a un santo que casaba a jóvenes parejas para evitar la conscripción al ejército romano de los prometidos, causa de ello fue martirizado. Luego, para la datación de mediados de año, se suele ya utilizar “el verano”, al estilo americano, donde la estación es verdaderamente calurosa y se aprovecha desde siempre, allá, para suspender clases escolares y tomar vacaciones. Organizábamos entretenido Carnaval, antes de la cuaresma.
Conmemorábamos el 1 y 2 de noviembre, a Todos los Santos y a los Fieles Difuntos. Pero nos invadió el “Halloween” anglosajón, la “noche de brujas” del 31 de octubre, ahora, desde semanas antes, las tiendas y las casas se llenan de calabazas, disfraces de brujas, festones en negro y anaranjado y ya se dice “TrickorTreat” (truco o trato), sustituyendo a nuestro “me da mi calaverita”.
Aquí en México, especialmente en el sur y el Altiplano, teníamos vacaciones en diciembre y enero, porque son meses algo fríos, pero en especial porque se celebraban varias festividades tradicionales: la Virgen de Guadalupe; las bellísimas posadas plenas de alegría devocional, cánticos, cargando a los peregrinos María y José, piñatas, colación que repartía la madrina de la posada; el Nacimiento con sus figuritas; la cena de Nochebuena; la misa “de gallo”; la Navidad; el Año Nuevo; los Reyes Magos y toda una serie de tradiciones olvidadas ya, abandonadas, tergiversadas, y hasta combatidas. Santa Claus (o “Santa” nada más) con su trineo y sus renos ha sustituido al Niño Dios y en vez de villancicos en español, se entonan “Christmas Carols” y se instalan pistas de patinaje sobre hielo (hoy en acrílico), en un país donde las nevadas sólo se dan ocasionalmente en el norte.
La Navidad existe ya solamente de nombre. Pocos saben que es una forma apocopada de natividad, por el nacimiento de Jesús, fecha instalada en diciembre por razones políticas, pero a la vez devocionales. La imprecisión bíblica en la fecha del nacimiento de Jesús, ha hecho que se critique a la Iglesia Católica por coincidir con las llamadas “saturnales” de los romanos (por la deidad grecorromana del tiempo, Cronos o Saturno), o fiestas del “sol invicto”. Hoy se pone en duda la fecha, pero se omite decir que finalmente, el nacimiento de tan importante personaje en la historia y en las religiones, debe tener un motivo de celebración. Los gobiernos presuntamente laicos en México, se han dedicado, más que a ser neutrales, a combatir principalmente a la religión católica, abriendo con ello campo para el esoterismo, al agnosticismo, al gnosticismo (ojo, son cosas diferentes), para las denominaciones evangélicas o protestantes, a otras creencias como las Testigos de Jehová (que afirman que el nacimiento de Jesús fue el 2 de octubre pero tienen prohibido celebrarlo), los mormones, los Adventistas del Séptimo Día, el budismo, el hinduismo, el islam; o bien, para el fuerte crecimiento del ateísmo. Todo ello ha facilitado en México la asunción del populismo y la desunión, la polarización y la falta de solidez en fundamentos de la fe que antaño sostenía a México.
En Oaxaca continuaremos organizando la “Noche de Rábanos”, cuyo origen era la vigilia de víspera de Navidad, que debía abstenerse de carne y llegaban los hortelanos de La Trinidad, de Candiani y otras huertas cercanas, a expender productos vegetales, destacando los rábanos, por sus curiosas figuras y su gran tamaño. Las mal llamadas “calendas” o procesiones de los barrios, parroquias e iglesias con sus carros alegóricos y niños vestidos de San José, La Virgen y de ángeles el día 24, han decaído. Los “chachacuales” y el “cotón-pinto, los buñuelos y su quiebra de platos dejaron de existir.
La Navidad mexicana quedó atrás; sólo para la añoranza y para el recuerdo de pocos. No se nota interés del oficialismo ni de la Iglesia por el rescate de los valores tradicionales, sino sólo para la imposición de otros usos y costumbres quizás más ajustados a nuestra realidad socio-económica, pero que van alejándonos de la identidad que nos dio fuerza y unidad. ¡¡¡Feliz Nochebuena, Feliz Navidad!!!