Oswaldo, la frivolidad
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Escaparate Político

Oswaldo, la frivolidad

 


Cuando el partido Morena lanzó como su candidato a la presidencia municipal de Oaxaca de Juárez a Owaldo García Jarquín y el efecto Peje lo catapultó al poder, empezó a escribirse, tal vez, uno de los pasajes más negros en la historia de nuestra Verde Antequera: lidiar con el peor presidente municipal que haya tenido. 

Observar el comportamiento de este alcalde habla de un caso patético de la sociología del poder. 

Me dice un viejo político que, en aras de hacer realidad en Oaxaca los principios del partido Morena, inspirados en el cambio verdadero y de que permearan los ideales de no robar, no mentir y no traicionar, un grupo de ex alcaldes y experimentados en la función pública se reunieron con el recién electo edil. Le ofrecieron compartir sus experiencias, intercambiar ideas y acercarlo a diestros sobre temas municipales. Aceptó, pero fue la única vez que hablaron. Al asumir el poder Oswaldo se perdió en sus frivolidades y vicios. El resultado es la fatalidad con que está conduciendo el gobierno de la ciudad. 

El arquitecto Néstor Jiménez heredero de locatarios históricos del mercado “Benito Juárez Maza”, me cuenta que tenían avanzado un plan para rescatar este centro comercial mediante la reglamentación del estacionamiento en las calles aledañas. El anterior edil remodeló las instalaciones. Solo faltaba la voluntad política del nuevo presidente municipal, pero Oswaldo nunca recibió a los comerciantes que soñaban con un mercado tradicional moderno, dinámico con estacionamiento adecuado. Lo que obtuvieron fue una respuesta burlona: sacó a los ambulantes del Zócalo y los instaló alrededor “ahorcando” los mercados más emblemáticos de nuestra bella Antequera. 

Solo un alcalde extraviado en la locura del poder, se atreve a una confrontación tan peligrosa. Mercaderes y comerciantes establecidos están hasta la madre de esta mofa. 

LA PERTURBACIÓN 

En el ESCAPARATE he puesto evidencias de cómo la corrupción ha envilecido la función municipal que encabeza García Jarquín. El tema de los vendedores ambulantes se fue cebando con la venta de espacios en las calles. Las mafias que controlan los puestos callejeros se han coludido con los representantes del gobierno municipal. De acuerdo a la jerarquía es el tamaño del moche. Le entregan su cuota al inspector, al jefe de inspectores, al regidor de comercio en vía pública Luis Arturo Dávalos Díaz hasta llegar al director de gobierno Roberto Gordon Mowers y el presidente municipal. Hoy que Oswaldo simula que quiere meter control, los dirigentes de ambulantes exhibieron licencias por las que, dicen, pagaron de 20 a 30 mil pesos en las cajas del Ayuntamiento. Lo sospechoso es que esos permisos tenían como folio solo ceros.  

INTOCABLES 

El intento de este edil de quitar a los ambulantes es vil disimulo. Está dando atole con el dedo a los que creen que es un acto de autoridad. Más bien, parece una acción de perversidad política. 

A punta de amenazas sacó a los boleros, oaxaqueños natos que por siempre han estado en el zócalo y la alameda ganándose el sustento diario. Ellos no obedecen a ningún grupo político, no son violentos por tanto son fáciles de someter y ahora el presidente municipal les quita hasta el derecho al trabajo. También quitó a los de otros grupos, pero les permitió invadir otras calles y de manera más grotesca. A los triquis, en cambio, no los tocó ni con el pétalo de una rosa. Arguye que están tutelados por la CIDH. Pero aquí es donde veo la perversidad. 

Está atascando bestialmente el centro de ambulantes. Nada de que sean artesanos. Han autorizado puestos de licor, baratijas chinas, artículos poblanos, blusas, huipiles chiapanecos y en las noches hasta drogas. Espacios al mejor postor ¿para qué?

Para que en cuanto tome posesión el próximo presidente municipal del partido Morena, Francisco Martínez Neri, los dirigentes Triquis que mueven a sus huestes, mágicamente desaparezcan del zócalo y den la siguiente impresión: si un presidente municipal del partido de AMLO resultó un fiasco, el que llega sí sabe gobernar, aunque también es del Morena. Aunque este ensayo suene muy perverso, bienvenido.  Nuestra caótica ciudad no necesita signos ni colores políticos ¡Le urge gobernabilidad!   

PARAN VIGILANCIA

Por si algo faltara al caos en nuestra ciudad, la sandez de Oswaldo García agregó ayer otro amargo ingrediente: No pagó a las gasolineras el adeudo municipal. Los vehículos policiacos y recolectores de basura están parados. Trabajadores sindicalizados pidieron ayer alguna explicación, pero el edil también es silente.    

Además de la suciedad en las calles la ciudad quedó en total indefensión por la ausencia de gendarmes. Oswaldo García, en su año de Hidalgo dice: no hay ni para la gasolina ¿Acaso no es el alcalde más nefasto?

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