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Al Finalizar el sexenio de Ulises Ruiz encontraron que fue una de las administraciones más corruptas lo cual mereció investigaciones que permitieron llevar a la cárcel a algunos de sus principales colaboradores, entre ellos Bulmaro Rito Salinas a quien hizo primero, líder del Congreso, luego titular del Coplade. Su Secretario de Finanzas, Miguel Ángel Ortega Habib, también estuvo sujeto a indagaciones por sospechosos depósitos bancarios multimillonarios, pero no hubo consecuencia alguna.

Aunque Gabino Cue como sucesor de Ulises resultó más rapaz que el propio URO, se atrevió a llevar a la cárcel a dos o tres connotados ulicistas por corrupción, pero nada más. Dejaron la cárcel sí que les requisaran nada de lo mal habido.

Lo raro es que ahora nos enteramos de que el ex gobernador priista fustiga todos los vicios de su partido que, él mismo, puso en práctica cuando tuvo el poder. Despotismo, autoritarismo, imposiciones. Hoy olvidando sus tropelías, grita que aquel PRI avasallador, antidemocrático, “debe morir”. Pero no solo eso, se apunta para ser el hacedor de ese PRI resucitado que propone.

Como si los militantes fueran desmemoriados, URO pide “borrón y cuenta nueva” y quiere competir para ser el que reviva al dinosaurio herido de muerte en las pasadas elecciones.

En la más reciente encuesta de preferencias sobre quién podría recoger los despojos que quedan del partido tricolor, se apunta el mismo Ulises. En el sondeo lo arrinconan en el último lugar, abajo del mismo Osorio Chong, uno de los cabecillas del grupo “Atracomulco” acusado de arruinar al otrora partidazo.

Además de su personalidad como priista objetado sin ninguna posibilidad de competir ante el gobernador campechano Alejandro Moreno (Amlito) quien va arriba en las encuestas, Ulises carga con lastres muy pesados. A saber:

1. Su mecenas Cesar Augusto Santiago, renunció al PRI del que fue el gran mapache, señalado como ganador de muchas elecciones con sus artimañas. Sin un padrino de este tamaño dentro del PRI, el ex gobernador de Oaxaca, queda descartado. En todo caso podría estar fintando solo para, finalmente, saltar al partido Alternancia Social cuyo registro está buscando el mismo Cesar Augusto.

2. Ulises intenta dirigir un PRI severamente cuestionado por la corrupción en que se vieron envueltos sus figuras preponderantes, entre ellas Eviel Pérez Magaña. Éste fue el último y fugas Secretario de Desarrollo Social de Peña Nieto y es protegido de URO.

El Diario La Jornada., informó la semana pasada que “por el desvío de recursos de más de 800 millones de pesos en las Secretarías de Desarrollo Social (Sedesol) y de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), la Fiscalía General de la República (FGR) tiene 23 expedientes abiertos que involucra la probable participación de 64 ex funcionarios de esas dependencias. El fiscal Alejandro Gertz Manero informó que los desvíos fueron detectados en la Sedesol que ocupó Eviel Pérez Magaña y en la Sedatu que encabezó Rosario Robles”.

Con estos lastres parece que lo que busca Ulises es encontrar alguna justificación para abjurar del partido que lo hizo hasta gobernador y brincar al que está construyendo su tutor Cesar Augusto Santiago. En unos días lo sabremos.

Por los retazos
Hay quienes dicen que el gobernador de Campeche, de cumplir sus aspiraciones para ir por los retazos que quedan del PRI, se convertiría en el dirigente priista “más lopezobradorista”.

Aún con estos señalamientos, las circunstancias lo ubican como el virtual candidato a dirigir el PRI. Es posible porque uno de los principales problemas a los que enfrentará este partido en los próximos meses, cuando Claudia Ruíz Massieu tenga que dejar el cargo de presidenta del Comité Ejecutivo Nacional, es la carencia de figuras que pudieran ejercer un liderazgo capaz de encabezar la recomposición de ese partido, arrasado en las elecciones del 1 de julio del año pasado.

Está tan deteriorado que no tiene figuras para salir adelante sin el tutelaje del presidente de la República con el que durante muchos años se mantuvo en el poder, como tampoco tiene banderas que los puedan posicionar en las preferencias electorales. En contraparte, carga con un gran desprestigio que llegó a niveles nunca vistos, en la administración que encabezó el mexiquense Enrique Peña Nieto.

Una exgobernadora, Ivonne Ortega, quien dejó muchos pendientes en Yucatán; un ex –gobernador, Ulises Ruíz de la corriente de los “mapaches ” del partido y un ex –rector sobrevaluado como el doctor José Narro Robles, son las cartas que tienen los priistas para renovar la dirigencia nacional.

Lo peor son los cálculos, nada optimistas, que hacen al interior del mismo partido, aunque están también los que dicen que “el PRI renacerá de sus cenizas”. Estos últimos aún creen que en la elección intermedia del 2021 ganarían cuando menos 100 diputaciones, lo que los pondría en posibilidades de disputar con Morena el control de la Cámara Baja.

Este año habrá elecciones para gobernador en Baja California y Puebla, en este estado de carácter extraordinario, en ninguno de los dos casos el PRI tiene la más mínima posibilidad de ganar, como tampoco las tiene en los comicios locales que se llevarán a celebrarán en Aguascalientes, Quintana Roo, Tamaulipas y Durango.

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