Pobres e indígenas son y serán primero
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Es mi opinión

Pobres e indígenas son y serán primero

 


Desde que tengo memoria, el discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador no tiene paragón en reconocimiento a los derechos de los pobres y en particular en los pueblos originarios de la cultura maya, que hacia el sur trasciende las fronteras de México.
Tal como se dice en Oaxaca, “si Juárez no hubiera muerto” saltaría de contento al escuchar ese discurso donde los pobres y los indígenas divisan la posibilidad real de vivir mejor. El contrario, es triste observar, que los sentimientos racistas y segregacionistas de los ricos contra los pobres se recrudecen, porque la “4T” puso en marcha un gobierno con mayor justicia humanista en la distribución del ingreso nacional.
Sucede que la oligarquía mafiosa que desde hace más de quinientos años saltea a los pueblos originarios, no acepta que los indígenas reclamen sus derechos, a pesar de ser los verdaderos dueños ancestrales de las riquezas naturales de América.
En lo personal, me satisface ver que el gobierno de AMLO haga un gobierno de reivindicación indígena. Al gobernar poniendo primero a los pobres y las culturas originarias, los mexicanos lograremos una verdadera unificación nacional: unidad indispensable para impulsar el desarrollo integral en bien de ricos y de pobres.
También en lo personal, conozco las culturas originarias, especialmente las de Oaxaca. Conozco la importancia de sus conocimientos ancestrales que destacan entre otras materias en medicina alternativa y natural. Su éxito se basa en una combinación de yerbas medicinales, en unidad a rituales que la ciencia médica convencional y comercial desconoce. Espero una saludable unidad, con mis hermanos originarios.

AMLO gobierna con el
poder chamánico
Desde la injusta y sangrienta llegada de los europeos hace más de 500 años, el glorioso chamanismo de los pueblos originarios fue desplazado de los gobiernos de mexicanos. Por eso resulta trascendente que los verdaderos dueños de nuestro territorio nacional, se unan al gobierno de la Regeneración Nacional, para dar el poder chamánico al presidente Andrés Manuel López Obrador.
La entrega de los símbolos de poder de esa milenaria ciencia sagrada al nuevo presidente de México, es el signo por excelencia de la verdadera unidad nacional como fuerza viva de esta gran comunidad multinacional y pluricultural que tanto nos llena el orgullo.
Debo aclarar que el chamanismo no es religión; sus maestros lo practican como un sistema de vida para el bienestar de la humanidad toda, en conciencia de que todos los hombres somos capaces de alcanzar niveles superiores de convivencia universal.
El chamanismo desarrolla un vórtice natural que la ciencia convencional no conoce. Por eso, sin proselitismo barato, sin tortas ni refrescos, los chamanes llenaron la Plaza de la Constitución, como ningún partido político la ha llenado.
Como observación puedo agregar, que el chamanismo hace su aportación más visible en medicina natural. Varios organismos de la ONU aprecian esa aportación y recomiendan a gobiernos de todo el mundo, no limitar esa ciencia que desde siempre procura con amor la salud de la humanidad.
MI COMENTARIO: Muy cerca la navidad cuando un niño es el centro de las festividades propias de esta temporada, las autoridades exaltan los derechos humanos de las niñas y los niños que tanta alegría desparraman en el seno familiar.
En contraste, esas actividades coinciden con el paso por territorio nacional de las caravanas migrantes donde participan muchos niños en condiciones de extrema vulnerabilidad. En el plano nacional, resulta muy interesante la propuesta que hace el gobierno federal para fomentar el desarrollo de los pueblos de Centroamérica con el propósito de arraigar a miles de familias en sus países de origen y evitar así ese sufrimiento a los niños.
Bien por todas las autoridades que defienden los derechos de los niños, que tanto necesitan de esa sensibilidad humana. Esto es importante. Y ¡Hay que decirlo!
“Nunca subestimen el poder de la palabra escrita”
Es mi opinión. Y nada más…
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