Hace algunas semanas la expresidenta del DIF municipal de la ciudad de Oaxaca, Martha Patricia Benfiel López, hizo público su divorcio con el mismísimo expresidente municipal de Oaxaca de Juárez, el morenista, Oswaldo García Jarquín.
Martha Patricia Benfield López exPresidenta Honoraria del Consejo Consultivo del Comité Municipal del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia, indicó, al ventilar su vida en redes sociales, que “vive una nueva etapa en su vida”.
Según su declaración desde hace un año vive separada de quien fuera su esposo. En la recta final de la administración de Oswaldo García Jarquín a la señora Benfield se le vio muy activa, fingiendo un matrimonio ejemplar y ambos estar muy unidos, era la encargada de entregar fórmulas lácteas donadas por una empresa, y con las cuales hacían caravana con sombrero ajeno, por colonias más populares y desprotegidas de la capital.
De triste recuerdo la mala imagen de García Jarquín en la capital oaxaqueña como presidente municipal emanado del Partido Morena, desastre del cual no ha podido salir Francisco Martínez Neri. Y que, además de la deuda económica, debe pagar las deudas morales de los entuertos dejados por el antecesor y su ex pareja.
Al menos se conocen dos episodios en los cuales la señora Benfield metió las manos en las decisiones de la administración municipal, una de ellas en la designación de Mujer Oaxaqueña Antonia Labastida de la Lanza en 2020, apenas previo a la pandemia, en la que incluyó a una gran amiga entre las galardonadas, lo que llevó al propio García Jarquín a “apretar tuercas” y advertir a una de las regidoras más rebeldes, Mirna López Torres “¡no más no vayas a hacer escándalo!”.
Otro episodio, este trascendió, fue la destitución de Jaquelina Escamilla, entonces titular del Instituto Municipal de la Mujer, por impulsar posiciones en favor del derecho a las mujeres a decidir y organizó la conferencia “Derechos de las mujeres; derecho a decidir, por una maternidad libre y segura”. En respuesta, el dúo Benfield-García Jarquín la obligó a transmitir una conferencia contra el aborto a lo cual se negó y ello motivó la destitución de la titular de esa dependencia.
Escamilla llevó el caso a tribunales y, en un momento determinado, el IMM contaba con dos directoras. El pleito lo perdió el gobierno municipal y nuestras antenitas de vinil no alcanzaron a percibir si pagó una indemnización a la ex titular que exigía salarios caídos.
Sin embargo, los hechos ayer aclararon el panorama: Francisco Martínez Neri, en sesión de cabildo y ante la protesta del grupo de Escamilla, debió cumplir la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación y ofrecer una disculpa pública a la también defensora de las causas de las mujeres.
El pecado ajeno que pagó Martínez Neri fue que la administración municipal (anterior) cometió violencia política con la destitución de Jaquelina Escamilla al frente del IMM. “Rompa el pacto”, demandaban en pasillos de palacio municipal el grupo que apoyaba a la destituida. Neri cumplió…la parte moral, falta aún saber en qué quedaron los salarios caídos, la restitución del cargo. La destitución de Escamilla fue el 27 de mayo de 2020; dos años después, el caso comienza a ver la luz al final del túnel.
Sector salud, de mal en peor
Las deficiencias en el sector Salud no solo son una constante en unidades de los Servicios de Salud de Oaxaca (SSO), sino también en aquellas del ISSSTE como el Hospital Regional “Presidente Juárez”, donde los trabajadores protestaron hace unos meses, sin los resultados esperados.
Parece que ni las pancartas ni los señalamientos contra las autoridades lograron los cambios que esperaba la base trabajadora, que se encuentra en las mismas condiciones o peor que antes.
Enfermeras, personal del área de cocina y camilleros habían solicitado el cambio de elevadores del nosocomio, pero siguen en reparaciones constantes que no dan certeza de seguridad para quienes se atrevan a subir.
Los elevadores tienen una antigüedad de 51 años y se han detenido en varias ocasiones, dejando encerrados por casi una hora a pacientes, familiares y algunos trabajadores.
Parece que a los directivos y autoridades federales les importa poco cambiar estos elevadores por unos nuevos, porque se mantienen en las constantes reparaciones que apenas sí les permiten funcionar por algunos días, para después descomponerse.
En el sector Salud no hay buena atención para los derechohabientes, ni mucho menos para los que no lo son. En el ISSSTE los trabajadores también sufren de insumos básicos y de falta de uniformes, aunque son ellos también los que no abonan para una mejor atención al paciente por los malos diagnósticos y tratos