¿Dictadura?

En un país en que lo insípido y lo ordinario se hace moda, en un país en que lo estupido, lo grotesco, las ocurrencias y las tonterías se hacen ley, donde la demagogia alimenta a un pueblo que se traga todo lo que dicen y les den, es casi vivir en el paraíso, en donde todos seamos idiotas totalmente cegados y aborregados, ejerciendo una lealtad ciega, guiados por un pastor obnubilado que generalmente está deschavetado y cegado por el odio y el rencor, cuyo alimento a diario es su sed de venganza y su gran obsesión lo hacen delirar, es decir ver moros con tranchetes por doquier o lo que es lo mismo ver conservadores y adversarios a los que acusa propiciando un linchamiento mediático y social, que lejos de armonizar a un pueblo con la paz y la concordia propicios para el progreso, desarrollo y el bienestar común, lo aleja y lo divide cada vez más, generando odio, pobreza y rencor. Y en ese estercolero de ignorancia y terquedad  tiene que aflorar la corrupción que lacera y condenan al fracaso a cualquier nación o pueblo, pervirtiendo la democracia que finalmente acaba en dictadura.

México por desgracia en un suicidio colectivo ha caído en un enorme bache que los dictadores logran justificar sus finés aviesos con una pandemia que les cae como “anillo al dedo” y no solo se apoderan y desmantelan instituciones, sino los poderes que suponen regulan la vida democrática de un país convirtiéndolas en apéndices o súbditos del cualquier gobernante que está a unos pasos de convertirse en dictador. México peligra y no nos damos cuenta porque estamos infectados de un virus más letal que el COVID-19 y que es la demagogia que finalmente acaba en una dictadura.