Grupos armados
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Opinión

Editorial

Grupos armados

 


La presencia de grupos armados en diferentes regiones del estado, en especial en la Costa, Istmo y la Mixteca, debe obligar a las autoridades municipales, estatales y federales a sumar esfuerzos para evitar su propagación y pueda generar mayor violencia. La detección de estos grupos armados en la Mixteca, con armas de alto calibre, exhibe la presencia de quienes buscan desestabilizar a las comunidades a través de la manipulación y aprovechar sus diferencias por conflictos agrarios para otros fines.

Más allá de las disputas por límites de tierra, la región de la Mixteca se ha convertido en espacio de grupos armados que asolan las comunidades con el riesgo de generar un ambiente de violencia, dolor y muerte. Y lo sucedido tras la agresión de habitantes de San Martín Peras a familias de Santos Reyes Zochiquilazala, exhibe lo delicado de la situación, pues los primeros se atrevieron a agredir a un convoy de la Policía Estatal que resguardaba el traslado de heridos, en un hecho que debe ser castigado de manera ejemplar sin permitir espacios a la impunidad.

Los grupos armados al estar al margen de la ley, es posible que aparezcan en cualquier momento, pero los organismos de inteligencia del Estado mexicano deben estar atentos para que no se genere ninguna situación de conflicto y detener este tipo de cosas. Hoy se debe estar atentos para que no se genere ninguna situación de conflicto y en su momento poder detener este tipo de cosas.

También se debe atender la alarmante presencia de armas de grueso calibre que se ha detectado tienen estos grupos, y atentan contra los derechos humanos de la población mexicana y los acuerdos entre instituciones.

Este tipo de actos violentos en los que la delincuencia exhibe su poder sin tapujos tomando el control de ciudades enteras no es nuevo en México, hoy preocupa cada vez más que lejos de centrarse únicamente en enfrentamientos entre grupos rivales o con las autoridades, la población civil resulta cada vez más vulnerable al quedar prácticamente como rehén en el centro de estas disputas y ser objetivo directo de una violencia atroz e indiscriminada.

 

Atender a mujeres

 

Debido a que los feminicidios siguen imparables hoy se necesita que la ciudadanía genere procesos de organización que eviten que las mujeres pierdan la vida a causa de la violencia machista y patriarcal. Aún es largo el camino por andar pero se necesita con extrema urgencia abonar a la construcción de una sociedad consciente y vigilante de sus derechos.

Diversas voces se han alzado para demandar que se hable con la verdad, no se maquillen las cifras y se cuente con estadísticas reales y se cuente con un monitoreo en zonas de riesgo, se atienda una política pública y presupuesto idóneo para atender las demandas de las mujeres y no ponerlas más en riesgo, es decir, que sea una prioridad garantizar la vida y seguridad de las mujeres.

Es indudable que la violencia feminicida se está incrementando en contra de la población más vulnerable, los asesinatos violentos correspondieron a mujeres de 30-44 años. Otro dato que causa una profunda indignación es que el 24% del total de casos fueron cometidos al interior de su hogar, lugar en el que tendrían que estar protegidas.

Más allá de las estadísticas, cada niña y mujer víctimas de una violencia feminicida que crece, se extiende y atenta contra las más vulnerables. Lo cual causa preocupación porque a cada una de ellas, el Estado les falló. Dolor, indignación e impunidad es lo que enfrentan sus hijas, hijos, madres, padres, familias enteras, como consecuencia de negligencias u omisiones de Estado que vulneraron sus derechos.

Si bien la Declaratoria de Alerta por violencia de género emitida el 30 de agosto de 2018 en 40 municipios del estado, no ha mostrado impacto alguno, pues más niñas y mujeres han sido víctimas de la máxima violación a los derechos humanos como es el feminicidio, se debe insistir en que el gobierno estatal tiene una responsabilidad vital en proteger a las mujeres y niñas.