Derechos de la niñez
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Opinión

Editorial

Derechos de la niñez

 


Aún falta mucho camino por recorrer para garantizar plenamente los derechos de las niñas, niños y adolescentes, pues las políticas públicas no solo tienen que incidir en el ámbito legislativo, sino también en el jurisdiccional, administrativo y presupuestal. Hoy en día se debe asumir el compromiso de garantizar los derechos de la infancia bajo los principios de universalidad, indivisibilidad, interdependencia, progresividad, igualdad y no discriminación, supervivencia y desarrollo, participación.

El pleno acceso a la justicia, la justiciabilidad de los derechos y la libre participación de las niñas, niños y adolescentes en los procesos judiciales donde se ven involucrados, son temas en los que la impartición de justicia aún registra fallas. En un significativo número de casos, el tema pendiente desde la labor de los juzgadores radica en la falta de apertura de los órganos jurisdiccionales a los menores, cuando éstos ven vulnerados sus derechos y, por consiguiente, la poca probabilidad para su restitución.

Es inaceptable las diferencias en la calidad de vida entre niños y niñas de diferentes estados del país, pues las peores condiciones identificadas para la niñez son los estados con los rezagos históricos más importantes, entre ellos Oaxaca.

Las condiciones de la niñez mexicana no han cambiado en los últimos años, lo que es un síntoma de que algo está muy mal. A partir de estadísticas y datos oficiales, México es un país inapropiado para la niñez y la adolescencia, porque persisten condiciones generalizadas de incumplimiento a sus garantías inalienables.

Las afectaciones, incluyen el derecho a la vida y la supervivencia, a la salud, a vivir protegidos de la violencia, a la alimentación, la educación y al derecho a vivir en bienestar. Todas estas áreas son vulneradas de manera creciente.

Ante las actuales condiciones se debe atender el cabal cumplimiento del mandato constitucional de garantizar el Principio del Interés Superior de la Niñez, pues aun cuando la niñez y la adolescencia son el futuro de nuestra nación, enfrentan problemas en los diferentes ámbitos.

 

Agenda ambiental

 

Ante los crecientes efectos del cambio climático que se resienten en el estado, urge definir una agenda ambiental para nuestro estado ante contingencias que se pueden presentar. Hasta ahora se desconoce cuáles son las estrategias oficiales para enfrentar esta extrema situación para detener, reducir y mitigar los problemas ambientales, mismas que deberán estar inmersas en una Agenda Ambiental.

Ignorar tal planteamiento provocará que las autoridades de los tres ámbitos de gobierno sigan implementando medidas que sólo resuelven de forma mediática la contingencia ambiental y no de fondo, pues no sólo se trata de mejorar la calidad del aire, la movilidad que se demanda, también detener la emisión de agentes contaminantes, y otros factores que hoy inciden en nuestra degradación ambiental,

Es impostergable avanzar en la sustitución de unidades de transporte, construir más infraestructura e incrementar la capacidad del transporte que menos contamina y que pueda trasladar a un mayor número de ciudadanos. Alentar y promover la reforestación, para lo cual se deben atender las características propias de cada zona, aunque de manera general se requiere sembrar árboles que generen más oxígeno, sombra y que enfrían el aire, esto también contribuye a reducir la contaminación.

Especialistas han planteado desarrollar programas eficientes como el de Residuos Sólidos, Ordenamiento Ecológico, Educación Ambiental, ya que estos se encuentran de manera aislada, por lo que es necesario articularlos en la Agenda Ambiental, todo ello con el fin de mejorar la calidad de vida de los habitantes de esta capital. Vincular a los sectores económicos clave con la biodiversidad a través de un aprovechamiento racional que incluya la conservación y uso sustentable de la naturaleza en pesca, turismo, agricultura, ganadería y en nuevos sectores como manufactura, salud y minería.

Esto permitirá promover la reducción, mitigación y reparación de los efectos negativos de esas actividades en la biodiversidad y los servicios ecosistémicos como la captura de carbono, provisión de alimentos y agua limpia y regulación del clima.