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Editorial

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Si bien Oaxaca no se ve como una entidad con focos rojos encendidos que pongan en tela de duda la celebración de las elecciones de junio próximo, sino como un estado vibrante que sabrá encausar sus expresiones, es necesario redoblar los esfuerzos para un proceso electoral en orden y estabilidad, pues no solo el gobierno estatal sino federal y municipal están llamados a colaborar para que el proceso se desarrolle dentro de un clima de paz social.

Al llamado de las urnas, todos los oaxaqueños deben salir a emitir su voto con orden y no dejarse llevar por los ánimos y mucho menos caer en provocaciones, de modo que el proceso electoral concluya de la mejor manera posible y salgan ganando los ciudadanos, en orden y en paz como siempre nos hemos caracterizado.

A pesar de la amenaza de violencia que existe en todo el país y a las lamentables condiciones de inseguridad, es necesario que las autoridades competentes generen las condiciones de paz y tranquilidad para que los ciudadanos acudan a emitir su sufragio y contribuir a consolidar nuestra democracia que sigue recibiendo embates de unos y otros.

Tanto los órganos electorales como los diferentes sectores de la sociedad han condenado cada ataque que ha recibido y han convocado a prevenir todo acto que pueda empañar el proceso electoral.

Hay confianza de que el proceso electoral se lleve a cabo en un clima de orden y tranquilidad, donde los dirigentes de los partidos políticos tienen la encomienda de llamar a participar a la ciudadanía en un clima de estabilidad y paz social.

El gran reto de todos los oaxaqueños es participar alejados de cualquier insinuación de violencia, pues se ha demostrado por parte de todos los sectores productivos y sociales que Oaxaca debe mantener su estabilidad y paz social ante el clima de violencia en otras partes del país.

 

Discriminación

 

En nuestro país existe racismo y discriminación ya que nueve de cada diez mujeres, discapacitados, indígenas, homosexuales, adultos mayores y pertenecientes a minorías religiosas, opinan que padecen discriminación por su condición; una de cada tres personas pertenecientes a dichos grupos dice haber sido segregada, y han sido discriminadas en el ámbito laboral.

La discriminación se define como la situación en la que una o varias personas son agredidas por una razón específica. Hay así, varios tipos de discriminación: por edad, orientación sexual, apariencia física, género, entre otras. La discriminación es una práctica cotidiana que consiste en dar un trato desfavorable o de desprecio inmerecido a determinada persona o grupo, que a veces no percibimos, pero que en algún momento la hemos causado o recibido.

Por ello es importante reflexionar sobre los efectos de la discriminación en la vida de las personas, pues éstos son altamente negativos y tienen que ver con la pérdida de derechos y la desigualdad para acceder a ellos; lo que influye a que las personas vivan en aislamiento, violencia, y en casos extremos, pierdan la vida.

Desde el punto de vista jurídico, la discriminación ocurre cuando se exhibe distinción como respuesta a alguna característica de la persona discriminada, generando como consecuencia la anulación o impedimento en el ejercicio de algún derecho.

La desigualdad territorial y desigualdad basada en la discriminación de grupos enteros de la población que comparten alguna característica sigue vigente en nuestro país pero en especial en nuestra entidad. A todos ellos agobia la desigualdad basada en la discriminación cultural, lingüística, étnica, de género, de orientación sexual, de personas con capacidades diferentes y discriminación, con base en religión y en creencias.

Además de los  problemas de salud de las mujeres indígenas se agudizan por la desnutrición y el trabajo físico excesivo e inclusive la violencia familiar, así como por su limitado o nulo acceso a los servicios médicos.