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Editorial

Nuevo modelo

 


Con la premisa de que soluciones simples no para atender los problemas complejos del país, ya que se requieren estrategias integrales para ser superados, aumentan las voces que demandan impulsar un nuevo modelo de país más inclusivo, con los atributos para consolidar en México un desarrollo económico y social que sea amigable con el planeta, justo y que incluya a todos, en especial, a los menos favorecidos.

Ante las actuales condiciones es momento de construir un nuevo entramado social, económico y de desarrollo, en el que todos participen, generar nuevas oportunidades para este conjunto de la población, a fin de que se integre plenamente a la actividad productiva y al desarrollo social. Debemos aceptar errores del pasado, corregirlos y mejorar lo más posible.

Transitar hacia un mejor futuro, construir un proyecto común cargado de esperanza. Que permita dejar atrás visiones parciales, fragmentadas, la polarización, el miedo y la frustración. Por ello la urgencia de construir una ruta que fomente la participación equitativa y justa de los sectores de la sociedad en el desarrollo económico y social de México.

Este modelo promueve la creación de un entorno inclusivo en el ámbito laboral, educativo y comunitario, donde se respeten los derechos humanos, se promuevan y fortalezcan capacidades, se eliminen las barreras, se integren las regiones, se enriquezca con la diversidad y creatividad del mayor número posible.

Sin mayor dilación se debe alentar la construcción de una sociedad más justa y libre, con igualdad de oportunidades, en la que todos podamos contribuir plenamente al crecimiento y prosperidad de México. Es alarmante que se concentre la inversión pública en infraestructura y se descuide lo más importante como la vida y la salud; pero más preocupante resulta que con el propósito de presentar resultados se apueste por medidas poco planeadas, improvisadas o mediáticas.

 

Atender retos

 

Inicia el año y los ciudadanos piden se atienda uno de los mayores reclamos de la sociedad oaxaqueña que es contar con seguridad física y patrimonial ante la creciente embestida de la delincuencia en las diferentes regiones del estado.

Demandan una verdadera estrategia en contra de la delincuencia, de la corrupción y la impunidad, con acciones firmes y contundentes para desalentar los actos al margen de la ley.

Oaxaca, como otras entidades del país, requiere de más y mejores resultados, de contundencia en cada una de ellas para empezar a devolverle la seguridad que tanto exige, pues en la medida en que se recupere el principio de autoridad y se restablezca el Estado de Derecho se podrá caminar en la ruta correcta. Ante los agravios que pesan entre los oaxaqueños urge una convocatoria para lograr los consensos necesarios para la prosperidad de los oaxaqueños, para que pasemos de la queja a la participación activa y seamos actores del cambio.

Como parte de los retos a enfrentar se encuentran combatir la pobreza y la marginación, una puntual rendición de cuentas y transparencia en cada una de las acciones de gobierno y en ese ánimo de alcanzar un mejor manejo de los recursos el compromiso de hacer más con menos.

Es indudable que se necesita adelgazar el aparato burocrático pero no a costa de la eficiencia y eficacia que se requiere, ante el riesgo de seguir sumidos en la mediocridad de los servicios y acciones. Asignar el presupuesto a dependencias y que se lleve a cabo con base en el cumplimiento de objetivos estratégicos, además de evitar duplicidades de gasto y aumentando la transparencia en el uso de los recursos.

La presencia o ausencia de políticas públicas destinadas a fomentar el desarrollo económico influye en la competitividad de los estados, la cual se ve beneficiada cuando el Gobierno es capaz de generar condiciones óptimas para el desarrollo económico al eliminar las barreras en la inversión y hacer negocios, garantizar un entorno libre de corrupción, realizar inversiones públicas de calidad y facilitar la interacción con sus ciudadanos mediante la innovación y uso de tecnologías.