Áreas verdes
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Opinión

Editorial

Áreas verdes

 


Existe un gran déficit de zonas verdes en la capital, pues a pesar de que hay parques y espacios de recreación, se carece de verdaderos pulmones naturales que permitan a la sociedad un desenvolvimiento que beneficie la calidad de vida.

Al parecer es muy limitada la visión que se tiene sobre los parques, ya que en lugar de ofrecer un sitio para la naturaleza y la construcción de espacios recreativos se limita a cubrir de bloques de cementos terrenos que permitirían la proliferación de plantas, lo cual genera un gran riesgo para la comunidad, pues una ciudad sin áreas verdes es una ciudad con un clima extremoso.

Vendedores ambulantes que cada día se apropian de un lugar, así como los tianguis o las verbenas han dado al traste con la jardinería que existía en las pocas áreas verdes de la capital. Agua, basura y desperdicios de quienes venden comida son arrojados produciendo la pudrición de las raíces de los árboles, lo cual ha originado que los capitalinos se vayan quedando poco a poco sin estos espacios de recreación y esparcimiento familiar.

De ahí que se emplace a las autoridades a rescatar las pocas zonas verdes de la ciudad y en el saneamiento de árboles de parques y jardines, debido a que al menos un 65 ciento de todo el arbolado en los parques y jardines de la capital están infectados con muérdago y solamente con una poda anual se podrá contrarrestar esta plaga.

Ante el crecimiento de mancha urbana que se ha comido los pocos espacios verdes que existen en la capital, es necesario acudir al rescate de las áreas arboladas y junto con ello, emprender acciones que contribuyan a la creación de nuevas zonas, donde se privilegie las plantas y los árboles, y rescatar los existentes, pues muchos de estos espacios están lisos, sin pasto ni plantas y además, en mal estado.

 

Deserción

 

Pese a que la educación plantea una oportunidad para el mundo laboral, México se colocó en el número uno de la lista de abandono escolar de 18 países. Miles de jóvenes mexicanos continúan desertando de la secundaria, lo que también tiene efectos económicos. A no dudar, más años de escolaridad no solo permiten acceder a mejores oportunidades de inserción laboral, sino que también habilitan a las personas jóvenes para tener una participación más plena en las sociedades democráticas, complejas y globalizadas que enfrentan.

En promedio, la población juvenil tiene una tasa de desempleo dos veces mayor que la población adulta, lo que constituye un fenómeno de larga data y representa un problema estructural a nivel mundial. Hay profundas brechas de igualdad que aumentan en la medida en que se avanza de nivel educativo.

Muchos de los jóvenes no asisten a la escuela por razones económicas o problemas que se relacionan con la oferta o falta de establecimientos, que se confirman con los indicadores nacionales que exhiben que Oaxaca, Michoacán y Chiapas son los estados con la más alta tasa de deserción escolar.

El índice se elevó a partir del conflicto social que vivió la entidad en 2006, en más de seis puntos porcentuales, que si bien se ha reducido con el paso de los años, en la actualidad, se reconocen dos grandes problemas de deserción escolar en el sistema educativo, los cuales son: lo económico y la desintegración familiar en los jóvenes.

El gran reto es ampliar la cobertura y garantizar el derecho a la educación, que siguen siendo un gran pendiente, sobre todo cuando en nuestro estado el 10 por ciento de los alumnos deserta de las instituciones educativas derivado de la falta de recursos de los padres, lo que impide que los menores sigan con sus estudios. La tasa actual de abandono a nivel nacional implica una pérdida de 650 mil alumnos por año. 61 por ciento de quienes abandonan sus estudios en este nivel académico corresponde a los estudiantes de primer grado.