Desastres naturales
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Editorial

Desastres naturales

 


Los desastres naturales son inevitables, pero los daños que estos causan pueden minimizarse; en cambio, la vulnerabilidad social, económica y ambiental pueden exacerbarlos. En cualquier caso, nadie está a salvo de ser víctima de una catástrofe natural. Por lo tanto, la reducción del riesgo de desastres concierne a todo el mundo, desde los campesinos hasta los jefes de estado, desde los banqueros hasta los abogados, desde los meteorólogos hasta los jefes de medios de comunicación.

De ahí la trascendencia de establecer un plan familiar que se debe adaptar a cualquier tipo de emergencia y a las necesidades específicas de cada familia según la cantidad de personas que la integren; además de conocer las características propias del lugar en el que se habita.

El objetivo es actuar con oportunidad y salvaguardar la integridad física y bienes patrimoniales de las personas en caso de emergencia; por ello, las capacitaciones constantes tanto a empresas como a instituciones públicas para que con este tipo de cursos adquieran conocimientos, elementos y destrezas para que puedan desarrollar sus programas internos de protección civil, a fin de que sean los primeros en responder ante la contingencia.

Si bien no todas las amenazas naturales generan consecuencias devastadoras, una combinación de factores naturales, culturales, sociales y políticos contribuyen a que se originen desastres. Durante los últimos 20 años, más de 1,35 millones de personas han perdido la vida como resultado de la vulnerabilidad y la exposición a amenazas naturales, en especial mujeres y niñas.

La mayoría de muertes a causa de desastres naturales se deben a eventos meteorológicos en especial, inundaciones, tormentas y olas de calor, y han duplicado sus cifras durante los últimos 40 años. Otra parte importante se da por eventos geofísicos extremos, en especial terremotos, pero también tsunamis y erupciones volcánicas.

 

Abasto de agua

 

Al margen de las acciones de abasto de agua potable por parte del Gobierno del Estado es necesario convocar a los oaxaqueños a tomar conciencia para resolver juntos la crisis de abastecimiento y cuidado del agua, y realicen la separación de fuentes de lluvia, industriales y las infectocontagiosas, para que de esa manera disminuya la contaminación de los afluentes de la entidad. Es fundamental impulsar la participación de las comunidades en cualquier tipo de proyectos que puedan afectar y lesionar el medio ambiente y sus recursos naturales, pues necesitan estar informados y conocer los alcances que puedan tener.

El agua es fundamental para los procesos naturales y sociales, existen graves problemas de abasto, uso y disposición, y para solucionarlos se requiere un singular esfuerzo de concertación de esfuerzos públicos, sociales y privados. Las actuales condiciones obligan a proteger y restaurar los procesos naturales de los que depende el agua en los Valles Centrales de Oaxaca y mejorar así el bienestar de sus pobladores, terminar con la contaminación, sobreexplotación y destrucción de cuencas y acuíferos y poner fin a la vulnerabilidad, inundaciones y sequías.

Alcanzar y garantizar el suministro de agua potable a la población pasa por rescatar cuanto antes los ríos en el estado debido a que la contaminación en muchos de ellos es muy severa. Se debe parar la violencia contra el ciclo del agua, que está ya volviéndose contra nosotros en forma de sequías o inundaciones catastróficas, así como a detener nuestra imprudencia al ensuciar el agua, lo que ya provoca enfermedades epidémicas.

En el estado existen tres fuentes principales de contaminación del agua, las cuales son los desechos urbanos como los domiciliarios, servicios e infectocontagiosos, los desechos agroquímicos como fertilizantes y pesticidas, y los desechos de procesos industriales, como los de las mineras. Aunque los ríos más visiblemente contaminados son el Atoyac, Salado y el Papaloápam, también los ríos de la Sierra Juárez están en la misma situación, aunque en ese caso es por las mineras que se han establecido.