Abatir marginación
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Editorial

Abatir marginación

 


Inobjetable son las condiciones de pobreza, marginación y rezago que impactan en ámbitos determinantes para el desarrollo de los pueblos como lo son la salud y la educación, así como la creciente inseguridad, impunidad y la corrupción que por décadas ha mantenido a nuestro estado en los últimos niveles de desarrollo del país. Hoy los oaxaqueños se resisten a creer que la pobreza y la marginación son condiciones insuperables en nuestro estado, y comparten la visión de que Oaxaca ofrece grandes oportunidades para todos y que es posible mejorar las condiciones de quienes viven aquí.

Oaxaca, como otras entidades del país, requiere de más y mejores resultados, de contundencia en cada una de ellas para empezar a devolverle la seguridad que tanto exige, pues en la medida en que se recupere el principio de autoridad y se restablezca el Estado de Derecho se podrá caminar en la ruta correcta, pues hasta ahora, tanto la impunidad y la corrupción de quienes procuran justicia parecen ganar la carrera.

De ahí el reto de atender las aspiraciones de los oaxaqueños por alcanzar el progreso y desarrollo, consensos necesarios para la prosperidad de los oaxaqueños, para que pasemos de la queja a la participación activa y seamos actores del cambio, puntual rendición de cuentas y transparencia en cada una de las acciones de gobierno y en ese ánimo de alcanzar un mejor manejo de los recursos.

Hacer más con menos, es indudable que se necesita adelgazar el aparato burocrático pero no a costa de la eficiencia y eficacia que se requiere, ante el riesgo de seguir sumidos en la mediocridad de los servicios y acciones.

Oaxaca es uno de los estados con mayores desafíos en materia de pobreza y marginación y con cuya población tenemos un gran compromiso. Acciones con un claro enfoque de eficiencia e inclusión encaminadas a abatir las carencias y la marginación social.

 

Garantizar alimentos

 

Si bien México es el quinto productor de maíz más grande del mundo y este cultivo representa casi una tercera parte de la producción agrícola nacional, lo cierto es que no cuenta con seguridad alimentaria ya que no puede producir suficiente maíz para alimentar a su población. El rendimiento promedio de maíz a nivel nacional es de 3.17 toneladas por hectárea, lo que está 38 por ciento por debajo del promedio mundial. Por lo tanto, más de un tercio del maíz que se consume en México es importado.

Son precisamente los maíces nativos, ante el cambio climático, darán la certeza al mundo en la alimentación a base de cereales, porque es el maíz el único cereal que se produce tanto al nivel del mar como a las grandes altitudes de hasta tres mil metros sobre el nivel del mar. Además de ser resistentes a las sequías, también lo son a las bajas temperaturas, excesos de precipitación, plagas y enfermedades.

De ahí que se promueva un nuevo modelo de extensionismo rural enfocado en la innovación y transferencia de tecnología para lograr mejores condiciones de producción y de bienestar entre los productores y sus familias.

La situación del campo mexicano es muy grave, principalmente porque es un sector que ha sido abandonado y no se ha impulsado una política de aliento productivo. Se ha preferido importar de Estados Unidos alimentos abaratados que promover la producción interna, escenario que ha traído como consecuencia que caigan los precios de las semillas y que no sea rentable estimular la producción.

Las organizaciones campesinas y de productores se encuentran preocupados por la problemática actual y las alternativas de solución que se deben presentar para enfrentar con éxito esta crisis, donde los más afectados son quienes menos posibilidades tienen.

Diversas voces se han alzado para impulsar una reforma que permita la transformación del campo, para darle fuerza de manera conjunta con las instituciones federales, estatales y municipales a fin de fortalecer los propósitos y objetivos de la soberanía y seguridad alimentaria.