Actos políticos: Hartazgo ciudadano
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Opinión

Editorial

Actos políticos: Hartazgo ciudadano

 


Por fortuna el pandemonio político-electoral de las llamadas “corcholatas” está llegando a su fin. Se presume que, desde hace meses que han realizado actos anticipados de campaña que vulneran la ley y código vigentes, han generado una especie de hartazgo entre la ciudadanía. Y con justa razón. Oaxaca padece a menudo, particularmente en el Istmo de Tehuantepec, una ola constante de bloqueos. Hay días en que vecinos, organizaciones sociales, taxistas, etc., montan hasta 6 bloqueos carreteros. La ciudadanía, pese a sus constantes quejas y denuncias, viven en permanente acoso y secuestrados por intereses particulares en los que nada tiene que ver. Sin embargo, el sábado 5 de agosto, a raíz de un acto político celebrado justamente en la carretera internacional 190, cientos de personas prácticamente tomaron la vía para recibir a una de las citadas “corcholatas” y rendirle pleitesía.

Es importante subrayar que dichas acciones por parte de “brigadas” que se identifican por ciertos nombres, llegan a cruceros de la capital a mostrar lonas y repartir propaganda. De poco han servido los llamados del Instituto Nacional Electoral (INE) y del principal órgano jurisdiccional, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), para evitar auto-promocionarse o retirar la publicidad electoral. Al tenor del señor de las conferencias de prensa mañaneras, hay un total desprecio por la ley. En cuestiones electorales pues, se ha dado una constante violación, incluyendo lo que mencionamos: usar una vía de comunicación muy transitada para fines de promoción política.

Lo que no se puede ignorar es que los promotores de dichos actos están también en la misma tesitura de violentar la ley. No hay que ignorar que la ciudadanía, como decimos antes, está harta, cansada de discursos, de las mismas imágenes. Hay un grave desencanto por los partidos políticos, por los procesos electorales y por los actores políticos que se han publicitado de manera burda y desenfrenada. Si bien es cierto que la política se vive entre los oaxaqueños con una intensidad inusual, completamente diferente a como se vive en otros lados del país, hay que insistir en que este largo proceso de abierta precampaña, sólo ha abierto un cisma más de incredulidad ciudadana. Hay que decirlo: en nada, en nada, ha abonado a que el proceso de 2024 sea en verdad, un hito en la incipiente democracia mexicana.

 

S-22: amenaza en puerta

 

Según “el calendario de brigadeo” del llamado Cártel 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), este día y mañana estarán informando a sus bases de los resultados que han tenido en la llamada Mesa Tripartita, respecto a su abultado catálogo de peticiones. Como lo ha venido repitiendo su radical dirigente, Yenny Aracely Pérez Martínez, sus agremiados iniciarán el ciclo escolar 2023/2024, el día de mañana, es decir, dos días hábiles anticipados del inicio oficial que es el 28. Esta situación no es ninguna novedad en el conflictivo magisterio oaxaqueño, parte de las incongruencias y dislates de sus dirigentes. Se asumen independientes, un segmento que hace de la educación pública de cerca de un millón de niños y jóvenes lo que le viene en gana, con su Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (PTEO), pero cuando deben trabajar, cumplir con los programas escolares oficiales, no lo hacen. Con esta demagogia pretender lograr más prebendas y dádivas.

Como ya hemos comentado en espacios anteriores, Oaxaca arrastra un brutal rezago educativo que se remonta a poco más de cuatro décadas. Durante ese lapso de tiempo, se han perdido ciclos completos. Los alumnos egresan de sexto años o de tercero de secundaria con graves problemas en su aprendizaje en materias básicas. No ha habido en ese lapso el menor intento de los dirigentes para resarcir el daño, al contrario, han hecho exactamente lo contrario: seguir incrementándolo, para hacerlo prácticamente insuperable. El maestro no hace docencia, hace política; su lugar no ha estado en el salón de clases y el centro de trabajo sino en las calles, gritando consignas pasadas de moda o copiadas de otros contextos.

Hoy mismo, a escasos días del inicio oficial de clases, ya esgrimieron su amenaza de paro indefinido de labores. En el gobierno federal, ante la cerrazón mostrada por sus dirigentes, ya nadie les hace caso. En su reciente visita a Oaxaca durante los festejos de La Guelaguetza, la titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Leticia Ramírez Amaya lo dijo claramente: la problemática de los maestros las tiene que resolver el gobierno estatal. Esto es, le escurre al bulto, habida cuenta de que temas de nómina, plazas, incidencias y demás, por ley le competen a la Federación. El gobierno de Salomón Jara les ha dado ya el oro y el moro, pero es un gremio perpetuamente insatisfecho. Exige más, pero nunca actúa en reciprocidad.