Dengue, preocupante realidad
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Editorial

Dengue, preocupante realidad

 


El gobernador Salomón Jara perfiló a la salud, desde el inicio de su gestión, como una prioridad de su administración. Sería una aberración no reconocer que la dependencia responsable, los Servicios de Salud en el Estado (SSO), ha pasado por una serie de claroscuros, anomalías y corruptelas. Y ello no es nada nuevo. La problemática se arrastra desde sexenios atrás. Hay adeudos pendientes que en el pasado no se cubrieron; saturación de plazas sin techo presupuestal; vicios sindicales y falta de medicamentos. La inercia de la corrupción sigue su camino de turbiedad. Por ello, pese a la instrucción gubernamental, la actual administración de los SSO ha enfrentado ya tropiezos con malos funcionarios que, en el poco tiempo que estuvieron al frente de ciertos cargos, enseñaron el cobre de la ambición. No obstante, es difícil erradicar las malas prácticas que, muchas veces, son alentadas por funcionarios del más alto nivel.

Sin embargo, ello no obsta para que la responsable, Alma Lilia Velasco Hernández, se aplique a cumplir medianamente el gran paquete que el ejecutivo estatal le puso en las manos. Hoy en día, Oaxaca se ha ubicado en el noveno lugar en casos de dengue y, al parecer, no hay una política sanitaria de gran calado para evitar o combatir dicho mal. El lunes 7 de agosto, en su conferencia mañanera, el gobernador subrayó que hay que apretarle en las medidas de prevención para evitar dicho mal, producido por el mosco aedes aegypt cuya larva se incuba en lugares húmedos, llenos de cacharros o zonas de agua estancada. El mismo ejecutivo estatal ubicó a los municipios que han presentado más casos: Oaxaca de Juárez, Santa Cruz Xoxocotlán, Huajuapan de León y Tuxtepec, entre otros, cuyos ediles, hasta el momento no han movido un solo dedo para atender este grave problema de salud pública.

Si en efecto, la prevención es clave para evitar más casos, sobre todo en las zonas rurales, es tiempo de que la dependencia inicie con sus acciones de fumigación y atención a los trabajadores de vectores. Por fortuna, hay que destacar, existe ya una campaña de publicidad al respecto. Empero, hay casos de paludismo que desde hace mucho se creía una enfermedad extinta, al igual que la lepra. Hace falta pues, vocación de servicio y de cumplir medianamente con los objetivos de este gobierno, en materia sanitaria. No es de lealtad o disciplina, gratitud o servicio a la sociedad encogerse de hombros. Alguien que recién murió dejó para la historia una frase irrebatible: “si no pueden, mejor renuncien”.

 

Los otros datos

 

En la percepción ciudadana, Oaxaca enfrenta graves problemas de inseguridad. Notas rojas de los diarios impresos y redes sociales dan cuenta de que el crimen se ha asentado en ciertas regiones de la entidad. Si bien el gobierno admite que la incidencia de delitos como el homicidio doloso obedece en la mayoría de las veces a operaciones ligadas al crimen organizado, ello no implica que no tenga importancia. Sin embargo, tal como se presentó el lunes 7 de agosto, el informe sobre el tema de seguridad, en el marco de la conferencia de prensa de los lunes del gobernador Salomón Jara, todo apunta a que los delitos que durante meses tuvieron mayor incidencia como el ya citado de homicidio doloso, feminicidio y extorsión, según diagnósticos oficiales han disminuido sustancialmente. Dicha tesis se manifiesta justamente cuando el fin de semana anterior a esa fecha se dieron al menos 5 acciones criminales. Y la semana pasada, al menos 12 casos.

En este segmento editorial hemos sostenido que, en dicho tema pareciera haber dos percepciones: la oficial y la ciudadana. Al menos en la población de Salina Cruz, sitio emblemático para el éxito del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec (CIIT), hay preocupación, pues la ciudad y puerto se ha convertido en un matadero cotidiano. El domingo 6 de agosto en la madrugada, el propietario de un depósito de cerveza en la cercana agencia de Esquipulas, Santa Cruz Xoxocotlán, fue ejecutado por desconocidos. Ese mismo día, el cadáver de una mujer de la tercera edad fue descubierto en San Pedro Pochutla, también escenario de ejecuciones a plena luz del día. Luego otra mujer en Huajuapan u otro homicidio en la agencia de Montoya. Uno más en Chahuites, otro en Tehuantepec y un feminicidio más en la capital. No se diga Pinotepa Nacional o Jamiltepec, en donde tal parece que la muerte tiene permiso. No se trata pues de exagerar o de revertir los otros datos que tienen las autoridades, sino de poner sobre la mesa de que estamos muy lejos de ser una de las entidades más seguras del país.

El tema de la inseguridad es recurrente en este espacio editorial. No nos cerramos a una realidad lacerante: la que golpea a todo el país, con al menos 170 mil muertos en lo que va de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador. Además, por supuesto, de miles de desaparecidos, mujeres y hombres. O de otros delitos que, pese al esfuerzo de las autoridades, han ido en ascenso como es la extorsión y el infame pago de piso a los grupos criminales. Sería una aberración que, por esa excesiva confianza del gobierno estatal en los otros datos, vayamos a encaminarnos a estar como Guerrero, Michoacán, Guanajuato o Tamaulipas.