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Editorial

Invasión urbana

 


Cuando el hoy presidente municipal de Oaxaca de Juárez, Francisco Martínez Neri, buscaba dicho cargo con los colores del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), fue invitado por los directivos de EL IMPARCIAL. El Mejor diario de Oaxaca, a participar en nuestra sala de juntas del moderno edificio que alberga este diario a participar en una entrevista colectiva. En ella dio respuesta a la serie de preguntas que le fueron formuladas por los mismos directivos, reporteros, columnistas y colaboradores. Una de ella fue en el sentido de las medidas que tomaría para devolverle al Centro Histórico de la capital oaxaqueña su antiguo señorío, habida cuenta de la invasión del comercio en la vía pública que se había engullido prácticamente, jardineras, pasillos, banquetas y demás espacios. Su respuesta fue enfática: el ambulantaje sería su prioridad, aunque no dijo si para acotarlo, regularlo o de plano prohibirlo.

Por lo que hemos visto en el año y siete meses que lleva al frente del gobierno local, podemos afirmar que, en efecto, ha sido su prioridad, pero no para hacer un censo y evitar su crecimiento o para convencer a quienes regentean el negocio, sean las conocidas lideresas o dirigentes bastante identificados y ubicarlos, sino para seguir haciendo de la regulación municipal un instrumento laxo, que no sólo ha permitido la invasión de espacios que hasta hace un par de años no habían sido invadidos, sino que ha dado lugar al crecimiento inédito de dicho comercio, al devenir éste, el gran negocios de sus concejales y funcionarios. La realidad se vio en los pasados festejos de julio, cuando la capital, conocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad, devino en un gigantesco tianguis; una imagen grotesca que sólo recibió el rechazo de visitantes imposibilitados de admirar nuestro rico patrimonio monumental.

Amén de todo ello, tal parece que la protesta del comercio establecido y de los vecinos; de los locatarios de los mercados públicos que han ido a protestar al edificio de la Plaza de la Danza, ha sido en vano, pues a la sesión de Cabildo de la semana pasada ni concejales ni presidente llegaron. No les hacen caso. Es decir, ya descubrieron el gran negocio que representa la renta de los espacios públicos e, inclusive, de lugares que han sido ubicados como emblemáticos para los citadinos como el Paseo Juárez El Llano. Se trata de uno de los peores gobiernos que hayamos tenido los citadinos en los últimos tiempos.

 

Mediocridad en cargos públicos

 

Desde el inicio del gobierno de Salomón Jara advertimos que, en los cargos gabinete legal y ampliado prevalecía la improvisación, el arribismo y la falta de perfil. No sólo el ejecutivo estatal ha pagado favores otorgando cargos públicos a personas sin capacidad, sin perfil para el mismo ni la mínima experiencia, sino también algunos de sus colaboradores, en la misma tesitura que el señor de las mañaneras que designó a un agrónomo director de Petróleos Mexicanos (Pemex) o a un antropólogo al frente del desaparecido Instituto para el Bienestar; a una socióloga Tesorera General de la Federación u otras designaciones fatales y controvertidas. La semana pasada, las redes sociales dieron cuenta de un nombramiento por demás ad hoc y que en nada habrá de contribuir a la buena marcha del gobierno de la Primavera Oaxaqueña. Se trata de un joven enfermero, de 23 años de edad, que hasta antes de su designación como director de la Oficina de Convenciones y Visitantes se había desempeñado como mototaxista en Juchitán de Zaragoza.

La ciudadanía desconoce si el gobernador Salomón Jara está enterado de estas designaciones que, lejos de fortalecer su proyecto político al frente de la gubernatura del estado, lo desacreditan por el bajo perfil y la inmediatez con la que son otorgados los cargos de tal importancia como el que mencionamos. Es, asimismo, una prueba fehaciente de que se siguen pagando favores políticos y sus cercanos están afianzando, no una estructura electoral previa, sino empecinados en hacer de este gobierno un régimen de mediocres e ignorantes. Esto, por supuesto no es una novedad. Así, hemos visto a operadoras telefónicas hoy directoras generales de instituciones de educación media superior o modestos vendedores de tacos, en cargos directivos de colegios del mismo nivel académico.

Ya hemos dicho que en política la forma es fondo. O, como dice un refrán común: como te veo te trato. En comentarios en los medios de comunicación virtuales, trascendió que el nuevo funcionario, sin un afán discriminatorio, tomó protesta de su cargo de huaraches, desaliñado y sucio. Pero eso sí, no omitiendo la cruz de su parroquia: una gorra con las siglas del Frente Único de Comunidades de Oaxaca (FUCO).