¿Libros de texto o propaganda?
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Editorial

¿Libros de texto o propaganda?

 


A lo largo de la historia, pensadores y estadistas han ubicado a la educación como el eje del progreso y el desarrollo, sobre todo la que imparte el Estado. Organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo –la OCDE- han planteado a países como México, incrementar su presupuesto al rubro educativo, a la investigación, a la ciencia y la cultura. Sin embargo, hoy corre en el país una preocupación: los cuestionados contenidos en los libros de texto gratuitos. Tomar como órgano de propaganda, con ribetes ideológicos los libros que llegan a los educandos de nivel básico, es criminal. No se puede condenar a los niños y jóvenes que asisten a las escuelas públicas, particularmente, a una educación dogmática; copiando modelos externos; proclives a la formación de mitos y cartabones que en nada contribuyen a despertar, justamente, el pensamiento crítico.

Estudiosos del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional –el CINVESTAV- han encendido las luces de alerta, no sólo respecto a los contenidos sino a los errores de que están plagados los libros que ya se distribuyen en el país. Y es que, según se ha difundido en medios de comunicación, en el ciclo 2023-2024, habrán de desaparecer asignaturas como matemáticas, español, ciencias naturales, historia y otras que serían condensadas en sólo dos libros. La ignorancia y el fanatismo son el opio de los pueblos. Y el riesgo es mayor en nuestro estado, en donde el inicio del curso escolar ya tiene encima la amenaza de paro. Además, la validación del cacareado Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca –el PTEO-, al que especialistas en el tema educativo, han calificado como instrumento ideológico más que de formación académica y profesional.

Oaxaca arrastra un grave rezago educativo. Ciclos completos se han perdido en medio del activismo pernicioso del Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación, instrumentado por la Sección 22. A ello hubo que añadir casi tres años de pandemia; de clases virtuales, que sólo fueron tomadas en los centros urbanos. En el medio rural, los maestros en su mayoría gozaron de una especie de vacaciones. Sin ser fatalistas, es preocupante el futuro de estas generaciones, con libros de contenidos sesgados; textos de propaganda para apuntalar un régimen político considerado por sus fans como la panacea para curar todos los males del país; con el fanatismo magisterial a cuestas y un entorno social desfigurado, en donde la moda es ser sicario o narcotraficante.

 

Urgen espacios urbanos

 

Una vez que transcurrieron los festejos de julio y ante la serie de fricciones e inconformidades entre vecinos y comercio en la vía pública, se han levantado voces ciudadanas para exigirle al gobierno de Francisco Martínez Neri, edil de Oaxaca de Juárez, la construcción de espacios urbanos específicos para albergar en el futuro ferias, exposiciones y ambulantaje. Todavía hasta hace unos días, se mantenía el gigantesco módulo frente al jardín “El Pañuelito”, que tantos problemas causó con los vecinos en la pasada temporada. Es obvio que, sin negar el derecho de todo ciudadano a ganarse la vida de manera digna, los comerciantes pretenden estar en el Centro Histórico, pero generan con ello un deterioro visual a nuestra capital. Si lo que sus dirigentes exigen es un espacio para vender sus productos, no tienen por qué negarse a que sean reubicados.

Es importante recordar que, durante los pasados festejos de julio, se señaló a funcionarios y concejales del ayuntamiento de la capital, como responsables de haber hecho de la misma un gigantesco tianguis, además, obviamente, de convertirla en un enorme congal, es decir, una cantina al aire libre. El gobierno local, si es que las rentas de los espacios públicos en realidad llegan a la Tesorería Municipal y no sólo a los bolsillos de los citados funcionarios y concejales, puede conseguir un espacio adecuado para ubicar al comercio en la vía pública. Pero, si continuamos con las mismas quejas de siempre, que no hay recursos, que no hay dinero y las finanzas municipales están en quiebra, poco, muy poco podemos esperar. Tampoco hay que soslayar que, en pasadas administraciones, se dieron espacios en usufructo a dirigentes de organizaciones sociales, como es el caso de Hugo Jarquín, dirigente de la organización “Ocho Regiones”, a quien se le concedió el predio en el llamado “Parque del Amor”.

Pues bien, ya es tiempo de revisar la situación legal de dicho espacio, en donde bien se pueden ubicar el directorio cada vez más numeroso de comerciantes en la vía pública. Es obvio que, como decimos antes, todos quieren estar en el Centro Histórico en donde se vio, que la ciudadanía no está de acuerdo. Es posible que el gobierno municipal, como lo hemos mencionado en ocasiones anteriores, sólo se cruce de brazos y en lugar de regular o acotar al citado comercio informal, sólo lo administre el tiempo que le falta a Martínez Neri para concluir su gestión, siempre que ellos les deje a los involucrados, mejores rentas.